La esquina de Moreno y San Luis, donde funciona el Cemar, se llenó este martes al mediodía de residentes rosarinos que trabajan en el sistema de salud (público y privado). Allí se reunieron para iniciar una marcha hasta la sede de la Gobernación en reclamo de mejores salarios, pagos atrasados, cobro de aguinaldo, pedido de aportes jubilatorios y por el fin de las guardias extenuantes que según sus propias palabras “ponen en riesgo a los profesionales y también a los pacientes”.
En la ciudad, hay alrededor de 1460 residentes.
Varios centenares de médicos que cumplen con sus tareas en hospitales, sanatorios, centros de salud _en el marco de las residencias que se hacen al finalizar la carrera_ llegaron hasta el lugar (muchos de ellos vestidos con los tradicionales ambos) donde se unieron a médicos nucleados en Siprus (Sindicato de profesionales universitarios de la sanidad) para hacer visible un reclamo que lleva años pero que en los últimos meses, después de haber pasado lo peor de la pandemia de Covid, se hizo más fuerte y evidente en todo el país.
Es que durante la epidemia que azotó a la Argentina realizaron una tarea fundamental para sostener el funcionamiento de un sistema de salud en crisis, y ahora, lejos de haber mejorado sus condiciones laborales, las cosas empeoraron, según ellos mismos describen.
La situación es tan crítica y profunda que son cada vez menos los egresados de las carreras de Ciencias Médicas que eligen las residencias (que son optativas) como camino de formación. Muchos buscan hacer cursos o posgrados que les permitan formarse sin tener que pasar por los tres años mínimos de residencia en condiciones tan poco favorables, según vienen expresando los jóvenes médicos.
De hecho, este último año, en Rosario, “más del 50% de los puestos disponibles tanto en el sector público como privado quedaron vacantes”, lo que generó alarma entre funcionarios del área de Salud y los colegios profesionales.
Incluso en residencias clave, como la de pediatría, para 18 ofrecimientos que hubo en el sector privado rosarino, solo se presentó un residente.
Uno de los reclamos durante la jornada de protesta fue la demora en el pago de los residentes que ingresaron este año que, al igual que los jefes de cada área, cobrarán con varios meses de demora, según denunció Mariano Iglesias, de Graduados por el derecho a la Salud, la entidad que promovió la multitudinaria marcha a la que se sumaron autoconvocados y otras organizaciones que los representan.
“No queremos ser mano de obra barata”; “estamos agotados”; “nos usan para mantener al sistema de salud y no nos consideran como verdaderos trabajadores”; “nos llenaron de aplausos en la pandemia, pero ahora no nos cumplen ni las horas de descanso”; "eso que llaman vocación es trabajo no pago", fueron algunas de las quejas que se escucharon a viva voz en el mediodía rosarino.
Los profesionales dejaron cartas con todas las demandas insatisfechas, tanto en el Cemar (que depende de la secretaría de Salud Pública de Rosario) como en la sede de Gobernación de Santa Fe.
Los residentes no descartan tomar medidas más extremas si no les dan respuestas al pedido de que se cumpla con sus derechos laborales.