"¿Qué significa el Juana Azurduy?". La pregunta fue hecha en las últimas semanas a quienes a diario pasan por el Centro de Salud de Empalme Graneros que lleva ese nombre y los mensajes de los vecinos se irán acumulando en una urna cerrada que se abrirá este martes. Este día, las respuestas quedarán plasmadas en los vidrios pintados a la cal que son la puerta de entrada de lo que hasta hace poco fue un patio en desuso y que ahora se convertirá en un nuevo espacio artístico del barrio; un sitio que se propone seguir curando de otro modo. Intervenciones, el hacer artístico del barrio en más amplio sentido y obras que acercará el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro), el socio en esta apuesta, serán parte de la agenda que tendrá el nuevo Patio Cultural. Un intercambio permanente que busca ampliar los significados de salud y al mismo tiempo mover al museo de su sede para que alcance los territorios.
La idea de transformar el viejo patio surgió de los trabajadores del propio centro de salud y, más específicamente de la pediatra Marcela Gramajo y la coordinadora Paula Echart, quienes la acercaron al Centro de Distrito Noroeste, donde creció tan rápidamente que en poco tiempo encontró un socio en esta historia: el Museo Macro.
El espacio era un patio con algunas plantas y no mucho más. Un lugar en desuso que se contraponía con la cantidad de vecinos que pasa a diario por el efector y que, como dice la pediatra, "lo usa como espacio de acompañamiento y pasa acá mucho tiempo".
Convencida de que "la salud no es solo prevenir y curar enfermedades, sino muchas otras cosas"; y pensando en la cantidad de personas que se acercan con cuadros de depresión, padecimientos de salud mental y consumos problemáticos, Gramajo pensó sin muchas dudas en el arte como forma de transitar esas situaciones.
"Este es un barrio con una red enorme de organizaciones que hacen cosas, talleres artísticos, pero también incluso productivos, adolescentes y jóvenes que rapean y cantidad de experiencias que se nos ocurrió podríamos traer al Juana", cuenta Gramajo, que acostumbrada al vínculo con las infancias no dejó de pensar en contadores de cuentos, en vínculos con las escuelas del barrio, en sus alumnos y en las maestras.
En paralelo, el Macro andaba buscando salir a los territorios de su sede de Oroño y el río a través de su programa Irradiaciones y enseguida se convirtió en el compañero ideal y aceptó la apuesta. Así, a través de esa iniciativa que vienen llevando adelante con el director artístico del museo, Roberto Echen, a la cabeza dieron forma al Patio Cultural del Centro de Salud Juana Azurduy, que inaugurará este martes, a las 10. Y si funciona, hay quienes ya apuestan para que se replique en otros barrios de la ciudad.
"Que la gente diga qué es arte"
Para Echen, el proyecto nace de "una linda convergencia": la idea del centro de salud y el deseo del museo de "ir al territorio a encontrarse con producciones artísticas en un sentido realmente amplio, no desde un lugar disciplinar de decir «esto es arte y esto no», sino ir en busca de lo emergente en los barrios", detalló.
En ese sentido, explicó que Irradiaciones, el proyecto que llevan adelante, "busca ser una señal para encontrarse con otros, que sean ellos los que digan qué es arte, como lo sienten y hacer participar a la gente de eso desde un lugar más productivo y no de mero espectador".
Y de eso justamente se trata la propuesta con la que el martes el Patio Cultural se presentará al barrio y a todo quien quiera estar presente. La idea de la primera intervención nace del proyecto del artista rosarino Lisandro Arévalo "Pintura a la cal", que justamente trabaja con este material sobre vidrios.
Centro de salud Juana Azurduy
"Ahora esos vidrios ya fueron pintados con pintura a la cal y ese día, incluso con la presencia del artista y de toda la gente del centro de salud, lo que se hará es abrir la urna con las respuestas de los vecinos sobre lo que el Juana Azurduy significa para ellos; respuestas que quedarán plasmadas en esos vidrios", detalló el director artístico del Macro, que reconoció que se trata apenas "de un inicio".
Un intercambio permanente
Así como lo señalan desde el museo como un comienzo de un "trabajo juntos", como lo señaló Echen, las impulsoras del proyecto desde el centro de salud se proponen que "haya un intercambio permanente" porque señalan con énfasis que "los vecinos que pasan por acá no tienen acceso al arte que se ve en el museo".
Así, Gramajo explicó que "la idea es que el espacio tenga una agenda", donde las obras lleguen al barrio y los vecinos puedan también mostrar lo que hacen, pero además no dejan de alentar que "alguna vez" eso que se hace en Empalme Graneros también llegue a Oroño y el río.
"Pensamos en un en un ida y vuelta: que lo que hace en el museo llegue al centro de salud y al barrio -insistió Gramajo-. Pero también que los vecinos que participan en espacios artísticos en el territorio a través de una curaduría puedan exponer en el museo".