El hundimiento del pavimento que se produjo el domingo pasado en Laprida al 1000 generó un caos vehicular que alteró la movilidad en esa zona del centro, y modificó la habitualidad y el recorrido de autos particulares y 14 líneas del transporte urbano de pasajeros. Queda claro que cada vez que se verifica una necesidad de reparación en las cañerías de Aguas Santafesinas (Assa), los corralitos que se levantan en los sectores de trabajo influyen en el tránsito y también en el humor de muchos rosarinos. Aunque más allá de esa sensación de incomodidad que suelen expresar los vecinos, la empresa asegura que en estos momentos tiene una cantidad de vallados similar a la de los dos últimos años.
"En la actualidad hay 100 vallados, un número que está dentro de los niveles razonables, ya que siempre hay roturas que necesitan su tiempo de reparación", explicó Guillermo Lanfranco, portavoz de Assa, quien hizo especial hincapié en la amplia cobertura y la dimensión del servicio que presta Aguas Santafesinas, que incluye más de 4 mil kilómetros de red.
Vale recordar que en enero de 2014, hace poco menos de dos años, la empresa registraba 110 corralitos, un número que estimaban también "razonable" en aquella ocasión. Desde esa temporada se verifica un número de similares características en Rosario, lo que indica una meseta en un nivel de respuestas que consideran dentro de los parámetros aceptables.
Anteriormente, la cantidad de corralitos en las calles de la ciudad era mucho mayor. Allí se inscribían las 270 intervenciones relevadas en enero de 2013, y los más de 400 vallados sobre calzada en 2009.
Ahora, la realidad indica un orden de referencia que lleva conformidad a los responsables de Aguas Santafesinas. "En toda la ciudad estamos cerca de las 100 intervenciones. Esto varía un poco, porque todos los días entra alguna y sale otra. Más allá de eso, es un número que se considera razonable", destacó Lanfranco.
El representante de la empresa indicó que es una cantidad "aceptable" porque "cada apertura implica una reparación que hay que hacer, y siempre hay reparaciones. Rosario tiene una red de más de 4 mil kilómetros, entre agua y cloacas, y hay que mantener ese desarrollo".
Lanfranco explicó que "la mitad de la red trabaja a presión y la otra trabaja por declive, y a veces surgen desplazamientos, sobre todo cuando llueve mucho. En el micro y macrocentro trabajan con mucha carga. Las lluvias abundantes influyen en el funcionamiento del sistema y generan complicaciones que implican intervenciones".
Una red, algo vivo
En ese sentido, resaltó que "una red es algo vivo, no es algo que se arregla y después no hay más problemas. Siempre se está arreglando, porque es un sistema muy vivo".
Sobre el tiempo promedio de las reparaciones, apuntó que "depende de la complejidad de la situación". Y brindó un ejemplo: "Lo de Laprida al 1000 se arregló en 48 horas, pero esto tiene que ver con los recursos disponibles, y lo que va apareciendo".
El portavoz de Assa contó que "al final de 2016 vamos a llegar a 1.600 intervenciones en calzada en el año". Asimismo, reconoció que "se entiende el trastorno que causa a veces cruzarse con una valla cuando uno viene manejando, produce contrariedad, pero si no lo hiciéramos, la red colapsaría".
El de Rosario es un sistema que exige mantenimiento. "Este año se gastaron 90 millones de pesos en ese rubro, y el año que viene se van a destinar 120 millones".
Sobre la cantidad de usuarios en la ciudad, Lanfranco apuntó que "hay 370 mil cuentas", y también destacó "hay un 99 por ciento que tiene agua, y un 85 por ciento que tiene cloacas. Nuestro objetivo es dentro de 3 años poder llegar al 100 por ciento de los rosarinos con cloacas", concluyó.
"Rosario tiene una red de más de 4 mil kilómetros, entre agua y cloacas, y hay que mantener todo ese desarrollo"