La empresa Aguas Santafesinas S.A (Assa) realiza un promedio de 35 reparaciones de caños
pluviocloacales por día, sólo en la red del micro y macrocentro de la ciudad. El problema es que
los caños tienen cerca de 100 años y no dan abasto para cubrir la demanda. Es más, la obra
anunciada el año pasado para paliar la situación, nunca se concluyó, y a medida que las cañerías
dicen basta Rosario se llena de corralitos y transitar es una odisea.
Los trabajos que se suponía iban a evitar esta situación eran la
construcción de túneles que descomprimirían la carga de las cañerías. La idea era realizarlos en el
tramo que va desde el nuevo Heca hasta Vera Mujica y Córdoba para desembocar hasta el río. La obra
no se terminó y por el momento no hay perspectivas de que se concluya. Desde la empresa señalaron
que “es una cuestión de presupuesto porque es una obra de ingeniería importante”.
En tanto, en el llamado “casco antiguo” de la ciudad, que
comprende el radio de bulevar Seguí, Río de Janerio, Génova y el río, a 15 metros bajo tierra
circula una red de caños pluviocloacales, es decir que transportan agua de lluvia y cloacas. Al ser
el mismo caño para los dos caudales, no dan abasto, se fisuran y terminan por romperse. En ese
radio, las calles más perjudicadas son Maipú y Callao.
En el resto de la ciudad, a partir del siglo XX se empezó a trabajar de
otra manera y en las construcciones más nuevas se colocaron dos cañerías: una para transportar
aguas servidas y otra para la lluvia.