Desde ese llamado la vida de Cristina González se dio vuelta. Debió pasar por la comisaría y por el Instituto Médico Legal; insistir para que la dejaran ver el cuerpo de Andrés, velarlo y enterrarlo. Tuvo que sentarse delante de sus hijos de 9, 17 y 19 años y contarles que su papá acababa de morir, aún si haberlo procesado ella del todo. También se contactó con abogadas y tramitó los papeles necesarios para ser actora en la causa.
"Recién hoy, viendo los videos, me doy cuenta de cómo quedaron él y el auto. No fue un accidente, fue un asesinato. Estas personas salieron a matar. No les importó ni su vida ni la de los demás. Estamos pidiendo Justicia para que se aplique la pena máxima para estos delincuentes", dijo ayer a LaCapital.
La pena máxima son 6 años de prisión efectiva. Eso es lo que pidió el fiscal Walter Jurado el lunes, cuando Ariel L. (28) quedó imputado de "homicidio culposo triplemente agravado" por haber ocurrido como consecuencia de una picada ilegal, por circular a 30 kilómetros por hora por encima de la velocidad máxima permitida y por culpa temeraria, o sea, conducir poniendo en peligro a cualquier persona a su alrededor. El otro conductor que participaba de la picada está en libertad.
Ariel L. es el joven que el sábado manejaba el Renault Laguna que chocó contra el auto en el que viajaba Muñoz. El juez le impuso 28 días de prisión domiciliaria para evitar el riesgo de fuga y el entorpecimiento probatorio. Justamente, la investigación está en etapa de recolección de pruebas, algunas de las cuales ya se hicieron públicas. El test de narcolemia al imputado dio negativo, aunque todavía no están listos los resultados de las pruebas que detectan alcohol en el cuerpo. El video de las cámaras de seguridad de la zona de Necochea y 27 de Febrero ya circula en internet.
Las imágenes son claras: se ve cómo el Duna avanza por Necochea a una velocidad que le hubiera permitido realizar maniobras, como frenar, si hubiera tenido la posibilidad de hacerlo. Se ven dos autos avanzar por 27 de Febrero hacia el este muy rápido y a uno de ellos —el que estaba más cerca del cantero central, conducido por Ariel L.— chocar de lleno al Duna en el costado izquierdo cuando casi terminaba de cruzar el carril. Y a Muñoz y a su acompañante volar y quedar tendidos en la vereda.
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"Andrés había salido un rato antes de casa. Como estaba desocupado trabajaba con el auto llevando a amigos, conocidos y familiares. Con eso vivíamos. Lo estaba llevando a trabajar a Elías", contó Cristina. Elías es un amigo con el que Muñoz se conoció hace años en una iglesia evangélica. "Él dice que se le vino encima un silencio y que cuando se despertó estaba sentado en la vereda con Andrés al lado". Muñoz ya había fallecido. Elías estuvo internado y ayer fue dado de alta.
Cristina y Andrés se casaron hace 21 años en Chaco, donde nació ella y él se había ido a vivir con sus padres y sus cinco hermanos menores en 1990. Para fines de la década la pareja se fue a Buenos Aires. Allá nació su primer hijo. En 2000 se instalaron en Rosario, en la zona sur.
"Hace unos años Andrés se fue a vivir a Río Grande, en Tierra del Fuego, adonde ahora vive su familia. Estuvo dos años, porque acá no tenía trabajo. Trabajaba de taxista. Volvió hace un año con el Duna, que lo compró allá", recordó Cristina.
Una de las abogadas de Cristina, Malena Copello, sostuvo que el objetivo final de la familia de Muñoz es que haya una condena ejemplar para que no se repitan casos de muertes en picadas, que en Rosario ya hubo muchos.
clama justicia. "Quiero la pena máxima para estos delincuentes", exigió Cristina.
Andrés Muñoz salió de su casa un rato antes del siniestro. Iba a llevar a un amigo hasta su trabajo.