Este será el quinto año en que la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, encabezará el acto central por el Día de la Bandera. No sólo se convertirá así en la mandataria que mayor número de veces participó de la principal celebración histórica de la ciudad desde la vuelta de la democracia, sino también en la que más cambios introdujo: en 2011 adelantó el palco, en 2013 lo puso de espaldas al Monumento y no hubo desfile ni cívico ni militar. El conflicto del campo la tuvo ausente en 2008, en 2009 volvió a faltar, pero en los siguientes años el 20 de junio fue el escenario donde con marcada presencia militante la presidenta fue la protagonista indiscutida, escuchó el pedido de reelección de las organizaciones kirchneristas y arremetió contra la corporación judicial y los fondos buitre.
El conflicto con las cuatro organizaciones del sector agropecuario marcó el faltazo en su primer año de mandato. El lock out patronal llevaba cien días el 20 de junio de 2008 y las autoridades locales hablaban de una celebración "austera", sin actividades especiales ni espectáculos culturales.
Ese año hubo poca concurrencia de público, la única presencia nacional fue la de por entonces ministra de Salud, Graciela Ocaña, y los discursos estuvieron marcados por el llamado a "pacificar los ánimos".
El 2009 se repitió la ausencia y el "enviado" esta vez fue Aníbal Fernández, por entonces ministro de Justicia de la Nación. La mañana de lloviznas ayudó otra vez a la poca presencia de los rosarinos, y la marca fue el reiterado pedido de las autoridades locales para que el Día de la Bandera se convierta en feriado inamovible.
Desembarco. La primera vez que la presidenta se puso al frente del acto del 20 de Junio fue en 2010, y lo hizo sin medias tintas. Un día antes del acto, el Parque a la Bandera se llenó de camiones con oficinas móviles de diferentes reparticiones nacionales, desde el Registro Nacional de las Personas (Renaper) hasta Ansés y Pami, para que rosarinos y visitantes pudieran concretar trámites pendientes.
El acto recuperó así su espíritu multitudinario y en el palco el desembarco fue con gran parte de su Gabinete de Ministros. La presidenta recuperó fuertemente la figura de Manuel Belgrano —uno de sus próceres predilectos—, aunque "sin dulcificarla", según ella misma dijo, y el discurso apuntó a remarcar un modelo de "solidaridad con los pobres" donde "hay que tomar decisiones que molestan a los que más tienen".
En 2011 la fecha estuvo atravesada por la definición de las listas de los precandidatos en las internas nacionales.
Cuando llegó el 20 de junio, el entonces gobernador Hermes Binner ya se había lanzado en la carrera por la presidencia, y en el palco el jefe de la bancada kirchnerista, Agustín Rossi, y el socialista Antonio Bonfatti —por esos días ministro de Gobierno santafesino— se habían postulado para disputar la conducción de la Casa Gris.
Ese año, la presidenta dispuso acercar el palco unos metros para estar más en contacto con la gente, el público estuvo marcado por una fuerte presencia de militantes y organizaciones alineadas al Frente para la Victoria que una y otra vez le pidieron la reelección, y no ahorraron abucheos al gobernador Binner.
No sólo fue la principal protagonista, sino la única oradora. Los dirigentes locales lo calificaron de "acto partidario".
Cambios. Ya reelecta, en 2012, una gira por México y Brasil la mantuvo ausente. Fue el último desfile del proyecto Alta en el Cielo, que había comenzado en 1999, y esa vez el enviado nacional fue el vicepresidente Amado Boudou y su novia, Agustina Kampfer, previo a la lluvia de demandas y procesamientos en la Justicia.
Al año siguiente, la presidenta volvió a Rosario en junio y esta vez volvió a poner su sello con nuevas modificaciones en la ceremonia. No sólo se dispuso por primera vez el palco de espaldas al Monumento y de cara al río, sino que además se instalaron sillas para cuatro mil personas y gradas para otras dos mil. Ya sin presencia de la insignia nacional hecha con retazos cosidos en diferentes puntos del mundo y llevada por la gente, se decidió que no habría desfile ni cívico ni militar.
Tanto en 2013 como en 2014 el contexto nacional marcó el discurso presidencial.
En la primera oportunidad, el acto fue a días de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación declarara la inconstitucionalidad de la elección por voto popular de los miembros del Consejo de la Magistratura, por lo que la corporación judicial fue el principal blanco de los reclamos.
Doce meses más tarde, su presencia fue en el marco de un vínculo menos áspero con las autoridades locales luego del desembarco de las fuerzas federales, y los fondos buitres y el pedido de una negociación "justa y equitativa" fueron el eje central.
Esta será su última visita como primera mandataria. Una vez más, a horas del cierre de las precandidaturas nacionales, en un acto seguramente atravesado por el escenario político a meses de las elecciones nacionales.
Uno a uno, los faltazos presidenciales
Pese a haber estado ausente en tres oportunidades, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner será este año la mandataria que mayor número de veces encabezó el principal acto de la ciudad desde 1983. En plena primavera democrática, Raúl Alfonsín sólo vino en 1984; Carlos Menem —también con dos mandatos consecutivos— estuvo ausente en seis oportunidades y sólo desembarcó en el Parque Nacional a la Bandera en 1990, 1991 y 1999. En 1993, vino hasta Rosario, pero un conflicto entre sus seguidores y militantes universitarios no le permitió llegar al acto. El radical Fernando De la Rúa le dio la espalda tanto en 2000 como en 2001. Una vez hasta calificó a la celebración del Día de la Bandera como un “acto local” y en la segunda oportunidad estaba fuera del país. Superada la turbulenta crisis desatada en 2001, el ex presidente Néstor Kirchner, en tanto, presidió la fecha patria en 2005 y 2007, y tuvo dos ausentes. En sus dos presentaciones volvió a romper el protocolo y se abrazó a los rosarinos.