Mientras el mundo del trabajo y los derechos laborales están en la mira, y las amenazas de reforma y de recortes de derechos son parte del escenario nacional, pero también latinoamericano, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) aprobó en su 108º asamblea un convenio para la eliminación de la violencia y el acoso laboral que ahora deberá ser ratificado por el Congreso de la Nación. "Este texto pasa a ser fundamental para el mundo del trabajo, ya que tiene una mirada amplia que recoge los mejores valores que se han trabajado a nivel mundial", indicó Fernanda Boriotti, quien, como secretaria adjunta de la CTA Autónoma de Rosario y secretaria general de Siprus (sindicato de profesionales de la salud), fue parte de la delegación argentina que participó en Ginebra de la elaboración del convenio, un espacio con representantes gremiales, del gobierno nacional y de los empleadores.
Para la dirigente es tal la importancia del paso dado que la nueva herramienta "será un convenio fundamental para el mundo del trabajo". Además, aseguró que "recoge los mejores principios del trabajo y los convenios fundamentales, como la libertad sindical, la negociación colectiva, la no discriminación y los pactos internacionales de derechos humanos".
La amplitud de incluir a todo tipo de trabajador, el que está en blanco, el de la changa, el pasante, los residentes en formación y los que buscan empleo, ya que todos pueden ser víctimas de violencia y acoso, incluso quienes terminaron su vínculo laboral y pueden hacer una denuncia tardía, es "otro de los puntos fuertes", dijo antes de recalcar el hecho de que "tanto el sector público como el privado" son parte de su ámbito de aplicación.
Si bien se recalcó el hecho de que el texto fuera elaborado desde la perspectiva de género, la dirigente del gremio de la salud indicó que "el convenio nació con esa perspectiva, pero con el trabajo se amplió mucho más, a todos los grupos vulnerables. Así que, a lo que inicialmente eran las mujeres, se sumó diversidad sexual, migrantes, jóvenes, adultos mayores, pueblos originarios y niños, entre muchos otros".
"Es central que los gobiernos tengan que reconocer que también son empleadores", recalcó Boriotti, así como también puntualizó que "hubo un intento de los empleadores de avanzar sobre los derechos de los trabajadores planteando como violencia huelgas, tomas y manifestaciones, lo que luego se negó".
Escenario
La dirigente recalcó el trabajo previo que se viene realizando en la Argentina en este sentido, e incluso su confianza y expectativa para que el Congreso de la Nación "ratifique el convenio en el corto plazo", y aclaró: "Si no, los trabajadores tendremos que salir a la calle a exigirlo".
Así como remarcó el trabajo del equipo representante del gobierno argentino, Boriotti fustigó la abstención a la hora de votar el convenio que mantuvieron los representantes de la patronal tanto de la Argentina como de todo el bloque latinoamericano.
"La patronal no es ingenua —continuó—. Cuando los empleadores se abstienen, calculan que puede haber un perjuicio económico o también pueden estar pensando en relación a la reforma laboral. Es que la situación económica de los trabajadores, bajarle el sueldo, cambiar las condiciones, puede estar relacionada a la violencia. Y fundamentalmente no es casual que todo el grupo de los gobiernos latinoamericanos haya mantenido la posición en bloque, cuando el tema reformas laborales, flexibilización y reformas previsionales están en la agenda en todo el continente".