Una cadencia en la voz de quien atiende un quiosco, música paraguaya coloreando un obrador y una quintera con su humilde oferta de limones y pimientos en una vereda. Rosario tiene migrantes. Siempre sucedió, testigo son las viejas fotos familiares bajando de los barcos casi con lo puesto. En los últimos tiempos, esa movilidad aumentó, es un hecho internacional relevante, genera preguntas y tensiones y sobre todo una certeza: el mundo se reconfigura.
¿Por qué se mueve la gente entre los continentes? Buscando buenaventura o huyendo del espanto. Son migrantes, solicitantes de asilo y refugiados, y su presencia va transformando los espacios urbanos en multiétnicos, multiculturales e interculturales. Rosario forma parte de esos destinos y la Municipalidad firmó un convenio con elCentro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH-Unesco), para abordar de manera local elProyecto de Monitoreo sobre Movilidad Humana.
La iniciativa busca dar respuesta a las siguientes preguntas: ¿Quiénes son los migrantes que llegan a la ciudad, de qué países provienen, cuáles son las razones de su migración, cuáles sus lenguas, qué necesidades tienen, cómo resuelven su vida cotidiana, que aceptaciones y rechazos encuentran entre los habitantes de la ciudad? El relevamiento incluyó organizaciones como Migrantes sin Fronteras y un trabajo realizado con la migración paraguaya.
A fines de 2015, había unos 63 millones de migrantes internacionales viviendo en países de América, que en los siglos XIX y XX también recibió antepasados de gran parte de los argentinos "blancos, terriblemente pobres y vulnerables". Si aquello fue una epopeya ¿por qué hoy genera conflictos? "Por el color de piel, ese es uno de los desafíos", dijo la directora de CIPDH, Patricia Tappatá Valdez.
"Es bueno decir en voz alta que sí tenemos sentimientos, pensamientos y manifestaciones xenófobas, que nos cuesta relacionarnos interculturalmente, hay que hacer visible esto y conocer es un paso fundamental", explicó la funcionaria, que llegó a Rosario para formalizar el Proyecto de Monitoreo sobre Movilidad Humana, que está en ejecución desde octubre.
¿En qué consiste el trabajo? En brindar asistencia técnica para recoger información en áreas del municipio y relevar qué está pasando con los migrantes ya que "tienen otras vulnerabilidades y necesidades, y hasta distintos niveles de comprensión de lo que se puede o no se puede hacer en términos de derecho", dijo Tappatá Valdez. Y señaló que no necesariamente "significa desembolso de dinero, sino tratar de pensar la manera como se relaciona con quienes llegan".
¿Cuáles serán los temas a monitorear? Educación, género, salud, acceso a la documentación y al empleo, institucionalidad, participación y lucha contra la discriminación. "Somos concientes del impacto que está teniendo en este comienzo de milenio la migración; hace 15 años no se imaginaba el desborde de fronteras por consecuencias políticas, institucionales, ecológicas o económicas". dijo el director de Derechos Humanos de la Municipalidad, Rubén Chababo.
Sastres y albañiles
"No es lo mismo pensar el estudiante migrante latinoamericano que llega con un objetivo específico, donde muchas de las cuestiones están allanadas a nivel institucional por la apropiación que tiene de la universidad, de quienes llegan como refugiados o de forma no legal", dijo la licenciada en antropología y titular de la Dirección de Pueblos Originarios de la Municipalidad, Marcela Valdata, quien coordinó el trabajo con migrantes paraguayos.
¿Cómo llegaban a la salud pública quienes no estaban en forma legal? El interrogante, que incluía la representación de la enfermedad de la propia población, movilizó el trabajo que comenzó en 2004, en tres barrios de Rosario con distintas características. En San Francisquito, eran migraciones más bien políticas, con conocimiento de organización y acá formaron espacios como la Casa Paraguaya. También trabajaron como sastres en importantes comercios.
Carencias
A posteriori, en el barrio Alvear, la migración llegó más en función económica, dijo Valdata y marcó un sesgo visible; hacia 2004, arribaban en familia ampliadas con desplazamiento hacia Cabín 9, que liga las ciudades de Pérez y Rosario. Una lectura atenta permite descubrir en este hecho la misma situación fronteriza entre Argentina y Paraguay. La bisagra también se reflejaba en sus actividades y en sus necesidades de salud. Allí comenzaron los estudios antropológicos que incluyeron asesoramiento. "Había una persona que hacía 11 años que estaba y sólo mantenía su trabajo una vez por semana porque no tenía documentación y sus hijos nacidos en Argentina, tampoco estaban inscriptos", narró.
"Hoy son contratistas de obras, el Plan Abre aportó a mejorar condiciones de vida y comenzaron a estar en situación de mayor estabilidad", relató. ¿Por qué habían llegado? Porque en su lugar natal, Los Laureles, los esteros comían las tierras y estaban en subsistencia. "Fue muy gratificante haber dado una mano desde el lugar de la antropología", sostuvo Valdata.
"Gran parte de la actual migración paraguaya trabaja en la construcción, se destaca en carpintería de obra en gran altura, un ejemplo de esto son las (torres) Dolfines (Puerto Norte)", explicó Valdata. Y dijo que lo relevante es visibilizar estos procesos que "reproducen las formas de vida aún cuando el contexto es distinto, con lazos de solidaridad muy fuertes, imprimiendo identidad al lugar", detalló. Y marcó el sincretismo cultural entre las vírgenes de Itatí y Caacupé.
"En la actualidad, se asientan en los barrios de poblaciones originarias y eso me interesó marcar en el relevamiento del CIPDH, analizando un dato no menor, la lengua originaria y territorio. Los interrogantes iniciales sobre la migración en Argentina y Rosario, y cómo resolvían su atención de salud, encontraron respuesta en el devenir del trabajo antropológico que culminó con el doctorado de Georgina Granero.
¿Se puede pensar la migración actual reflexionando sobre la de fines en los últimas décadas de 1880? Para el arquitecto Gustavo Fernetti, el interés de migración está en el cambio social que genera. Como el que generó aquel impacto demográfico en la ciudad. "Hubo cambios hasta el tamaño de los ladrillos, que es un tema que estamos investigando, estos procesos van dejando huellas", comentó y dijo que aquel cambio implicó "la total negación de lo criollo, no hay una perspectiva de lo criollo como en Buenos Aires o en otras ciudades".
Sin fronteras
El relevamiento del CIPDH, también incluyó a la Fundación Migrantes y Refugiados Sin Fronteras, que comenzó sus actividades en la ciudad en 1998. Su portavoz, Leandro Zaccari Tognetti, destacó la importancia del convenio. "A nivel mundial, con el establecimiento de la nueva agenda urbana, tiene como prioridad fomentar esta apertura de las ciudades a favor de los migrantes", enfatizó.
"La historia de Rosario está íntimamente ligada a la migración, por eso son importantes las políticas públicas para integrarlos", dijo Zaccari Tognetti, quien en diciembre pasado participó de una cumbre internacional sobre el tema, en un acuerdo que no todos los países firmaron, por ejemplo Brasil con su nuevo gobierno. Así, estimó que en la ciudad hay buena disposición hacia quienes llegan y que en la Fundación encuentran las primeras herramientas para su residencia. Y apuntó que del trabajo que realizan, Venezuela, Paraguay, Bolivia y Colombia, aportan, en ese orden, el mayor índice de migrantes en la actualidad.
pobladores. Gran parte de la colectividad paraguaya se desempeña en la construcción.