En Funes, una leyenda recorre el barrio de Kentucky cada mañana con firmeza. De la cantidad inimaginable de atletas que existen en la provincia santafesina, hay una corredora que no ha pasado desapercibida. A sus 44 años, María Laura Negro completó las seis carreras más importantes a nivel mundial, impulsada por una pasión y un compromiso incomparables. En diálogo con La Capital, la atleta reflexiona sobre su recorrido y piensa en el lugar que ocupa el running en su vida.
María Laura Negro nació en Rafaela pero vive en Funes, tiene 46 años y un recorrido lleno de anécdotas. Abogada y mamá de dos hijos, ha encontrado la más grande de sus pasiones en el running y cada uno de sus días tiene una parte reservada para entrenar.
En 2023, Laura obtuvo, “con mucho sudor y muchos kilómetros”, una medalla por completar las Six Star Major, una serie de seis carreras internacionales de primer nivel. Para esto, Laura corrió en Berlín, Chicago, Londres, Nueva York, Tokio y Boston. Su preparación la realizó en el predio Kentucky y recorriendo la ciudad de Funes. “Cada carrera es increíble, todas tienen algo especial”, sostiene la atleta. Laura recuerda paisajes y sensaciones de cada uno de estos lugares con determinación, desde las subidas y bajadas de la vertiginosa Boston hasta los bizarros disfraces de Londres. “Correr las maratones y completarlas es decir 'listo, llegaste'”, analiza la deportista.
Un pasatiempo que se convirtió en estilo de vida
La relación de Laura con el running de alto rendimiento no fue inmediata, se fue gestando. La atleta recuerda haber empezado a correr cuando estaba cursando el secundario, como una diversión que compartía con su grupo de amigos. “Me iba al parque España, corría sin reloj, sin zapatillas especiales, sin un entrenador, sin mirar los tiempos. No me importaba nada, sólo quería moverme, hacer algo distinto”, recuerda Laura. A partir del nacimiento de su primera hija, a sus 31 años, la sensación de encierro la impulsó a anotarse con un grupo de corredores en Funes, con el que pronto empezó a frecuentar carreras, primero de 5 kilómetros, después de 10, y más tarde de 15 kilómetros.
Fue el grupo de amigos corredores que Laura cosechó en Funes el que le dijo: “Vos tenés que correr los 42. ¿Qué le vas a contar a tus nietos el día de mañana? Tenés que ser maratonista”. En 2016, se anotó en la Maratón de Rosario para correr sus primeros 42 kilómetros en una carrera marcada por un temporal que volaba los carteles y donde diluviaba con intensidad. “No vuelvo nunca más a correr una maratón”, recuerda haber decidido una vez terminada. Al año siguiente ya estaba anotada en Boston y el resto es historia. Este año, Laura va a llegar a las 15 maratones y no tiene pensado parar.
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Correr con la mente: levantarse todos los días y encontrar un lugar en el mundo
Por lo general, Laura entrena seis días a la semana. Cada mañana, apenas se levanta, se calza las zapatillas y religiosamente sale a entrenar: “No lo pienso. Salgo y ya está”, asegura. “Uno no está siempre motivado, no decís todos los días 'me muero de ganas de salir'”, reconoce la maratonista. “El tema es la disciplina”, asegura. “Trato de enfocarme, darle para adelante. No pienso si quiero o no, si está bueno o no. Salgo a hacerlo. A veces con ganas y a veces sin ganas pero se hace”, sostiene.
Ese esfuerzo de cada día no sólo le trajo, a largo plazo, las medallas más soñadas, sino que le da día a día una gratificación inmediata. “Siempre vuelvo contenta, nunca me arrepiento o me preguntó para qué salí. Al contrario, pienso en que fue bueno haberlo hecho”, expresa. “Me cambia el humor, me hace sentir mejor, de verdad te cambia”, asegura.
En el running, Laura fue encontrando su lugar y lo que la conecta con ella misma. “Yo me di cuenta de que es lo que me hace bien”, confiesa. “Esté bien, esté mal, esté cansada o con todas las pilas, salgo a correr y vuelvo distinta, renovada”, asegura.
Correr 42 kilómetros no es una tarea fácil para las piernas ni para la cabeza. “Mentalmente es una pelea constante conmigo”, asegura Laura. Para ella, correr “es encontrarse con uno y eso saca lo mejor y lo peor”.
“Cuando llegás de una carrera y te fue bien, estás feliz, pero hay días que no tenés ganas o no te salen los tiempos y pensás 'no sirvo para esto, ¿qué estoy haciendo?, dedicate a otra cosa', expone. "Pero, al otro día vuelvo: me levanto, me pongo las zapatillas y arrancamos”, insiste.
Próximos desafíos y la maratón como estilo de vida
El gran objetivo de completar las Six Majors no pudo saciar el hambre de Laura por los desafíos. Después de haber besado su medalla, la atleta empezó nuevamente el circuito repitiendo las locaciones que más la fascinaron.
En su calendario, la atleta tiene marcados dos eventos próximos para los que se prepara. El primero será el 12 de octubre, cuando correrá los 42 kilómetros de la Maratón de Chicago. Más tarde, el 2 de noviembre, formará parte de la Maratón La Capital.
“Dicen que la maratón es como la vida”, cuenta Laura y explica: “Arrancás con euforia, te vas poniendo viejo y llega el cansancio de los últimos kilómetros. Al final de todo, cuando ves el arco, te agarra una energía de nuevo que decís 'estoy para seguir 10 o 15 más' y es mentira”.
En cada una de sus carreras la atleta remarca la emoción: “La gente llora, todos lloran, te baja una emoción tan grande que te afloja todo. La emoción de decir 'ya llego, lo logré' es increíble”, sostiene. Será por esta sensación tan única que Laura promete seguir corriendo “hasta los 80 años”.