El músico Jorge Fandermole se presentó este lunes en el Monumento Nacional a la Bandera en el programa especial dedicado a Rosario y realizado por el canal de streaming Olga. Al subir al escenario, el artista recordó el peor atentado terrorista de la historia argentina: el bombardeo a Plaza de Mayo ocurrido el 16 de junio de 1955, hace ya 70 años.
"Es un honor estar acá. Estamos celebrando Rosario en la semana de la bandera pero quisiera recordar que hoy, además, es 16 de junio y se cumplen 70 años de un suceso vergonzoso e infame de la historia argentina, que fue el bombardeo a la Plaza de Mayo", dijo Fandermole ante una multitud de rosarinos que se reunió a disfrutar del evento en el que participaron diversos artistas locales.
Ante el recordatorio, una parte del público apoyó las palabras del cantautor con aplausos y gritos. "Para aquellos 309 ciudadanos que cayeron en aquel momento, de los cuales había 40 chicos, en su recuerdo, ahí vamos", concluyó y comenzó a tocar los primeros acordes en la guitarra.
El peor atentado terrorista de la historia argentina
El 16 de junio de 1955 quedó grabado en la memoria de los argentinos como uno de los días más trágicos y violentos de su historia. Aquel jueves, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, un sector de las Fuerzas Armadas bombardeó y ametralló la Plaza de Mayo y sus alrededores, con le objetivo de derrocar al presidente constitucional Juan Domingo Perón.
El terrible hecho, que puede considerarse como el peor atentado terrorista de la historia argentina, fue realizado principalmente por integrantes de la Marina y parte de la Fuerza Aérea.
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En los meses previos al atentado, Argentina estaba sumergida en diversas tensiones que incluía un fuerte conflicto con la Iglesia Católica. Tras reformar la Constitución en 1949, Perón había sido reelegido en 1952 y su mandato debía culminar en 1958.
Sin embargo, las Fuerzas Armadas, divididas internamente, eran el escenario de conspiraciones de distintos grupos que buscaban el derrocamiento de Perón. El núcleo más decidido a actuar se encontraba en la Marina, que finalmente decidió pasar a la acción el 16 de junio de 1955.
La operación fue planificada como un golpe de Estado relámpago. Aquella mañana, mientras Buenos Aires comenzaba su rutina habitual, una escuadra de aviones de la Armada y de la Fuerza Aérea comenzó a sobrevolar la Plaza de Mayo. En la Casa Rosada, el presidente Perón ya había sido advertido de la sublevación y se refugió en el Ministerio de Guerra.
A las 12.40 comenzaron los bombardeos y las ráfagas de ametralladora en pleno centro porteño. El ataque sorprendió a miles de personas que circulaban por la zona o que habían acudido en respuesta a un llamado de la Confederación General del Trabajo (CGT) para respaldar al gobierno frente al levantamiento militar.
En apenas unas horas, los aviones rebeldes descargaron unas 14 toneladas de explosivos sobre la ciudad más poblada del país. Además de la Plaza de Mayo, fueron alcanzados la Casa Rosada, el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Guerra, la sede de la CGT, el edificio del Correo Central, la Catedral Metropolitana, el edificio del diario Crítica y numerosos edificios aledaños.
El saldo fue catastrófico: más de 300 muertos y cerca de 800 heridos. La mayoría de las víctimas fueron civiles, incluyendo mujeres, niños, empleados públicos, peatones y manifestantes. El impacto emocional fue inmediato: cadáveres esparcidos en la plaza, los colectivos incendiados con pasajeros atrapados, cuerpos mutilados y edificios en llamas dieron forma a una de las imágenes más crudas de la historia argentina. El bombardeo a Plaza de Mayo constituye, en términos de víctimas civiles, destrucción y brutalidad, el atentado terrorista más letal de la historia argentina.
A pesar de la brutalidad, el intento de golpe de Estado fracasó. Perón, refugiado en el Ministerio de Guerra, logró conservar el control gracias al respaldo de sectores leales del Ejército. Los golpistas no lograron sumar al resto de las Fuerzas Armadas y debieron replegarse.
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Sin embargo, tres meses después, en septiembre de 1955, un nuevo levantamiento militar, esta vez más amplio y coordinado, conocido como la "Revolución Libertadora", logró derrocar a Perón, quien partió al exilio. Allí se abrió un nuevo capítulo de la historia argentina.