Los comerciantes percibieron el aumento y lo tomaron como un alivio ante la preocupación reinante por el desplome de los últimos meses
Por Manuel Parola
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
La actividad económica acompaña el frío. Los comercios ven un leve repunte pero no alcanza para superar lo que dejó el verano.
Los comerciantes del centro de Rosario se sorprendieron por partida doble: la llegada de los primeros fríos crudos del año y la leve suba de las ventas, tras una brutal caída en la temporada estival. Las camperas se llevan el podio en el producto más solicitado, pero los clientes buscan el precio de forma minuciosa para sostener el bolsillo.
El invierno todavía no llega, pero mayo arrancó con bajas temperaturas que hicieron recordar a la población que nunca es ni tan temprano ni tan tarde para cambiar el guardarropas. La friolera llegó con el otoño, mas los comercios ven una helada actividad en los últimos meses, lo que ha puesto en jaque a los locales tanto por la baja en el consumo como por la fuerte suba de las tarifas.
“El movimiento arranca los jueves y después se extiende por el resto del fin de semana”, sostuvo a La Capital una vendedora, quien aclaró que “se está vendiendo más, venía muy parado”.
Las calles comienzan a abarrotarse de personas una vez que los rayos del sol se asientan y templan el aire. Potenciales clientes que salen a buscar productos específicos, desde una campera que combine con un determinado atuendo o resuelva una necesidad particular, hasta un abrigo que atempere el frío. “La gente busca mucho el precio. Llega al local con pedidos específicos, ve el precio, pega una vuelta, compara y si le gustó, vuelve y compra”, aseguró uno de los trabajadores de un local de venta de ropa de peatonal Córdoba.
“La gente llega, pregunta los precios y se asusta, pero compran porque dicen que no tienen otra”, aseguraron en el paseo comercial San Martín. Las promociones ayudan a los comercios a levantar los registros en las ventas, pero todos los consultados concuerdan en que sorprendió el repunte de los últimos días: "En verano fue la muerte, ahora se está vendiendo más".
Fabio Acosta, titular de la Asociación Casco Histórico de Rosario, sostuvo que la actividad está viviendo una caída profunda, lo que genera una muy importante presión en las finanzas de los comerciantes.
“Lo que estamos viendo es una caída de la actividad económica en forma de I latina, no le vemos el fondo todavía", declaró Acosta a La Capital, y advirtió que los más golpeados son los comercios de cercanía debido a que se trata de negocios chicos o familiares.
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Si el foco se agranda hacia los comercios más grandes, la situación sigue muy lejos de mejorar: "Estamos viendo también que las bajas temperaturas tendrían que estar los comercios ya vendiendo todo lo que tiene que ver con indumentaria de invierno". No obstante, Acosta sostiene que los registros no son del todo positivos, aún con el lanzamiento de promociones, tanto propias como con articulación de los bancos, y la baja de precios: "Los proveedores han financiado, tienen stock, pero la gente no tiene dinero para gastar en los comercios tradicionales. La mayor parte de sus recursos están dejándolos con la compra de alimentos y bebidas, pagando los gastos fijos".
"La clase media está muy golpeada, que son básicamente nuestros clientes habituales en el área central y nosotros lo que estamos tratando de ver es con quién podemos hablar”, advirtió el titular de la asociación Casco Histórico y apuntó que las cámaras comerciales y empresarias “no tenemos interlocutores. Las entidades no tienen con quién hablar, la política nacional es muy directa, es muy lineal y es difícil encontrar concesiones".
"Nosotros preferimos que haya inflación pero que haya actividad comercial. Por más que tengamos inflación cero, si nadie vende los comercios van a cerrar y va a aumentar la desocupación", concluyó Acosta.