El Día de la Bandera es la fecha patria rosarina por excelencia: en ninguna otra ciudad del país se vive el festejo tan intensamente. Sin embargo, hasta la inauguración del Monumento Nacional a la Bandera en 1957 los espacios de celebración fueron muchos y distintos.
El parque Independencia fue uno de esos lugares emblemáticos que sirvieron de escenario para el despliegue de los festejos en conmemoración de la celeste y blanca y en homenaje a su creador, Manuel Belgrano.
Hay que advertir, sin embargo, que el 20 de junio como fecha patria no existió siempre. Inclusive la gesta del prócer a orillas del río Paraná fue un acontecimiento olvidado hasta que, varias décadas después, Bartolomé Mitre lo recuperó e inmortalizó. El 27 de febrero de 1812, fecha en la cual Belgrano izó por primera vez la bandera en Rosario, quedó postergado durante mucho tiempo en la historia oficial. Y si bien era la fecha por excelencia para recordar al prócer, en 1938 se estableció a través de la ley 12.361 que el 20 de junio, día en el que Belgrano murió, sería el Día a la Bandera y feriado nacional.
Si bien se planteó que la conmemoración debía realizarse el 27 de febrero, las autoridades de la época tuvieron en cuenta el calendario escolar. La escuela era una institución indispensable para la formación de los ciudadanos y la transmisión de los valores patrióticos. Una fecha tan importante no podía, entonces, llevarse adelante en febrero, cuando las escuelas estuviesen cerradas. Aquel año el festejo se realizó en calle Córdoba y avenida Belgrano, con la instauración de un modestísimo palco para los distintos funcionarios.
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Monumento en construcción. El creador de este emblemático espacio fue el arquitecto e ingeniero Ángel Guido.
Día de la Bandera en Mendoza y Colón
Un año después, la Municipalidad de Rosario organizó un acto público en la intersección de las calles Mendoza y Colón por considerarla la zona de las barrancas del Paraná. En esa oportunidad, los vecinos erigieron un mástil con sus propios recursos, según cuenta la crónica realizada por el diario La Capital en aquel entonces. En 1941 el público ocupó "los jardines" entre las calles Rioja, Córdoba, Santa Fe y avenida Belgrano, donde hoy se encuentra la Plaza Barranca de las Ceibas, y se ubicó un palco de espaldas al río.
Fue en 1943 cuando la Municipalidad decide darle más despliegue a los festejos y determina trasladar la celebración al parque Independencia, junto a la estatua de Manuel Belgrano. La zona del río, donde se llevaron adelante las celebraciones en años anteriores, se encontraba en construcción: había empezado la edificación del Monumento Nacional a la Bandera.
Las celebraciones en el parque Independencia
En la estatua de Belgrano, ubicada sobre bulevar Oroño, se realizaron durante muchos años los festejos del Día de la Bandera y otras fechas patrias como el 25 de Mayo o el 9 de julio. La estatua fue construida en Italia e inaugurada en el parque Independencia en 1928. Un dato curioso: la estatua tuvo una gemela, otro Belgrano que quedó allá, en suelo italiano, de donde era oriundo el padre del prócer.
Los festejos eran bien típicos de la época: desfiles militares, misas y la presencia de alumnos de escuelas públicas con sus guardapolvos blancos, sus zapatos lustrados y sus peinados impecables.
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Monumento a Belgrano en el parque Independencia. Desde su inauguración en 1928 sirvió se escenario para los festejos patrios.
El desfile militar era parte central de la ceremonia: desde la década del '30 el poder castrense no hizo otra cosa que afianzarse y se volvió un actor fundamental de la historia argentina. Las fechas patrias eran entonces un momento importante para desplegar su relevancia social. En el palco que se armaba a los pies de Belgrano se encontraban autoridades municipales, militares y religiosas. Además, se oficiaba una misa de campaña que era una parte importante de la ceremonia.
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Desfile militar por el Día de la Bandera sobre bulevar Oroño.
Los alumnos, con sus uniformes impolutos pero tiritando del frío, solían agitar pequeñas banderitas al grito de ¡Viva la Patria! mientras familiares y ciudadanos los observaban con orgullo y ternura. Además, la celebración se coronaba con una suelta de palomas y miles de niños jurando fidelidad a la enseña patria. Además, los aspirantes a oficiales de la reserva y soldados conscriptos también realizaban el mismo juramento. Las estrofas del Himno Nacional y Aurora eran, además, cantadas con solemnidad quienes asistían al evento.
En 1946 los festejos se realizaron en el parque, pero en un lugar distinto: el estadio de Newell's Old Boys fue el escenario elegido para celebrar al fecha patria. Durante estos años, las ceremonias se volvieron más multitudinarias y populares. Contaba, por ejemplo, con desfiles de enfermeras samaritanas y otros grupos civiles. En 1955, tras los bombardeos de Plaza de Mayo en Buenos Aires, el festejo no se realizó: un pequeño acto militar para mantener la tradición pero sin misa ni juramento a la bandera.
El Monumento Nacional a la Bandera
Catorce años tardó el Monumento en construirse. Su autor fue el ya emblemático arquitecto e ingeniero Ángel Guido. Finalmente el 20 de junio de 1957 se inauguró y contó, por primera vez, con la presencia del presidente de la Nación, Pedro Eugenio Aramburu, quien había tomado el poder por la fuerza en 1955.
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Día de la inauguración del Monumento Nacional a la Bandera.
Aquel día miles de rosarinos se congregaron en el Monumento por primera vez. Sería el comienzo de una tradición bien local: amontonarse en aquel espacio para celebrar, recordar o exigir algo. En aquella oportunidad, una serie de actividades previas y posteriores completaron los festejos, convocando a la ciudadanía que siguió todos los pasos de esta ceremonia inaugural. Un gran desfile militar fue el centro de esta inauguración. Los desfiles militares, los alumnos con sus guardapolvos y la presencia de la Iglesia siguieron estando durante largo tiempo.
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Después de la dictadura militar y de manera casi imperceptible, las tradiciones de la celebración central fue cambiando. Ahora los festejos son a pura música, baile, gastronomía, ferias. Un día entero de festejos multitudinarios.
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Los desfiles fueron una parte importante de la conmemoración, antes y después de la creación del Monumento.
A partir de 1957, la ciudad consiguió un espacio que formaría parte de su identidad hasta la actualidad. El escenario de celebraciones, luchas y resistencias. La desembocadura de todas las movilizaciones que, después de atravesar el caos de las calles rosarinas, se sumergen en las escalinatas de un Monumento que fue construido para reunir a todos.