Nada como las ciudades y sus territorios, con sus límites concretos y difusos otras veces, para dar cuenta de la puja de fuerzas que se da en su interior, donde el urbanismo como disciplina busca y debe no sólo planificar a largo plazo, sino además "ordenar y gobernar", como dice el arquitecto, urbanista y docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Héctor Floriani, que en un ejercicio de memoria recordó que la apertura de la ciudad al río lograda en la segunda mitad de los años 90, y que es marcada por arquitectos y urbanistas como uno de los hitos de Rosario, "comenzó a plantearse y debatirse en la década del 20, casi 70 años antes". Con los pies en el territorio, el presidente del Colegio de Arquitectos, Ariel Giménez, advirtió la distancia "entre la formación teórica y la realidad del espacio público". Y a 40 años del final de la última dictadura cívico militar, el decano de la Facultad de Arquitectura, Pedro Ferrazini, consideró necesario volver a mirar para "reconocer lo que hay en la trama urbana y entender a la ciudad como lo que es, una manifestación formal de las disputas de poder. A partir de allí, lo que podamos hacer con el urbanismo, consolida las victorias o las derrotas de la democracia".
En el Día del Urbanismo La Capital convocó a expertos urbanistas, además de Floriani sus pares de las Cátedras de Urbanismo de UNR, Oscar Bragos y Ricardo Kingsland, al titular del Colegio de Arquitectos y al decano de la Facultad de la UNR a pensar en las obras y procesos que la ciudad pudo planificar y concretar en los últimas décadas, fundamentalmente desde el retorno de la democracia, sin dejar de lado las deudas aún pendientes en una ciudad de brutales contrastes.
"Rosario es una sola, pero si hablamos de dos ciudades como se suele decir, hay que asumir que una es deudora de la otra", afirmó haciendo referencia a la columna del debe el arquitecto, urbanista y director del Ente de Coordinación Metropolitana (Ecom) Ricardo Kingsland.
La caída de la "barrera de hierro"
Sin dudas, aunque con matices y de diferentes modos, una referencia compartida por los consultados como uno de los principales logros urbanísticos de la ciudad es la apertura de la costa central, ese proceso que tuvo en los años 90 uno de sus hitos: la construcción del Centro Cultural y Parque España, una obra que para Kingsland "resuelve una sola parcela una serie de cuestiones muy complejas que van que van desde el colegio y el centro cultural hasta el parque, el túnel de vialidad, el contacto con el agua, cuestiones funcionales y simbólicas".
En lugar de obras y proyectos, Bragos prefirió hablar de "planes urbanísticos que dejaron marca en la ciudad" y recalcó la "riqueza de la historia de Rosario" en ese sentido. Con esa óptica, destacó la marca del plan de 1967 que ya "disponía entonces el destino del suelo áreas ferroviarias y portuarias que iban a quedar desafectadas, sitios que son donde actualmente está Puerto Norte y toda la ribera central que ya en ese momento fueron pensados como centros urbanos y definidos áreas de reserva hasta tanto hubiera allí un proyecto para esos sitios".
"Ya en la década del 20, cuando se creaba la carrera de Arquitectura en la ciudad, se debatía sobre el problema del cinturón de hierro que significaban en la ciudad las construcciones portuarias que impedían usar el río", recordó Floriani y calificó como "un capítulo extraordinariamente relevante en la ciudad, en el que se avanzó mucho, que dio origen al Parque España y en el que después avanzó mucho la política municipal".
En el mismo sentido que la franja costera central, Bragos recalcó el impacto del plan urbanístico de 1952, donde con la misma modalidad quedaron libertados los terrenos ferroviarios que actualmente ocupan el Centro Universitario Rosario (CUR), de hecho el edificio donde funciona la actual Escuela de Música es uno de los edificios de aquellos años, así como los andenes actualmente ocupados por otras carreras; y del Parque Urquiza, que también mantiene en pie la vieja estación ferroviaria.
Además de reconocer el plan urbanístico de la costa "como un lujo que no muchas ciudades pueden darse, aunque tenga falencias y cosas a mejorar", el decano de la Facultad de Arquitectura siguió en la línea de los espacios verdes y si bien es previo al retorno democrático, destacó como proyecto estratégico Parque de los Constituyentes.
"Primero porque es un pulmón verde que surge para la ciudad de una donación específica y que tiene en la planta con tintes masónicos interesantes, y sobre todo porque hoy está consolidado como un pulmón verde vital para la ciudad", detalló Ferrazini.
También sobre la costa, tanto el decano de Arquitectura como el director del Econ apuntaron a las conectividades de la ciudad y puntualizaron en el Puente Rosario- Víctoria. "Una obra a gran escala", señaló Kingsland, en tanto, Ferrazini justamente apuntó: "En la cultura de la urbanización estamos acostumbrados a hacer las obras que se ven a las que no se ven, y esa es quizá la deuda en materia de intervención urbana, como puede ser un tendido cloacal".
Lo que falta, lo que duele
En los brutales contrastes; en eso que "duele y va a seguir doliendo por un tiempo", como lo dijo Kingsland, es donde mayoritariamente los especialistas miraron a la hora de señalar las falencias, o eso que los planes propuestos para la ciudad a lo largo de los años todavía no pudieron.
"Todo lo que pueda hablar de bueno, desde los proyectos técnicos y las inversiones hasta las inversiones y la voluntad política que tuvo la recuperación de la costa, no lo tuvo el interior de la ciudad: toda esa ex troncal ferroviaria con los barrios populares, que si bien no es un problema solo de Rosario, sino de las grandes ciudades del país, claramente Rosario logró resolver y llevar adelante algunos programas, pero no le dio la talla para dar respuesta a semejante problema estructural", detalló el urbanista y director del Ecom, que además consideró que "por cuestiones culturales e ideológicas, el problema terminó quedando fuera de la agenda".
Así como el decano de la facultad, el que más hincapié hizo en la necesidad de avanzar en "lo que no se ve" es el presidente de Colegio de Arquitectos que marcó la diferencia entre la teoría y el territorio, y enumeró "el cuidado del medio ambiente, el saneamiento de los arroyos, la reforestación frente al desaforado crecimiento de los desarrollos urbanísticos" como deudas pendientes.
"Lo que le pasa a la gente es que paga una fortuna por un terreno, se construye una casa con esfuerzo y no tiene servicios", señala ante la falta de "tendido eléctrico, redes de agua potable, cloacas y aperturas de calles", que señala "son todas urgencias". Y más allá de toda crisis, pone como ejemplo la Barcelona donde vivió una década y media: "En el año 41, en plena Segunda Guerra Mundial y en una de las peores hambrunas de España, no dejaron de construir el ferrocarril".
Para Ferrazini, además de la urgencia de la infraestructura, "es necesario pensar en un nuevo pacto urbano" para resolver los problemas de las urbes actuales como Rosario. "No podemos hablar más de los barrios populares como lo informal, cuando los proyectos inmobiliarios de la costa siguen avanzando a través de proyectos especiales con exenciones de altura y superan los pisos permitidos, es hipócrita en ese escenario hablar de ciudad formal e informal", señaló el decano de la facultad.
"Ese nuevo pacto se debe volver a establecer y reconocer lo que hay en la trama urbana, y como parte de la refundación del pacto democrático entender a la ciudad como lo que es, una manifestación formal de las disputas de poder -continuó-. A partir de allí, lo que podamos hacer con el urbanismo, consolida las victorias o las derrotas de la democracia".