En esta semana se hizo visible la polémica por la utilización del dióxido de cloro como posible cura del coronavirus. Este preparado no es nuevo, existe desde hace años y en Rosario hay quienes lo usan, como curativo o como preventivo, hace más de 10 años. Contra las voces detractoras, quienes apoyan la práctica se manifestaron ayer frente al Monumento a la Bandera.
Con pancartas y chalecos amarillos, unas 30 personas se hicieron presentes para pedir que se realicen ensayos clínicos que comprueben la eficacia de esta polémica sustancia.
Sara Malenchini, de 65 años, era una de las manifestantes. Con su botellita de Solución de Dióxido de Cloro (SDC) contó que lo usa desde hace cuatro meses y nunca más volvió a tener tos, catarro o alergia. “El año pasado me la pasé engripada y con tos, y desde que tomo esto no me volvió a pasar”, confesó la mujer, que tiene parientes médicos que no terminan de aprobar esa práctica.
Los que participaron de esta expresión pública coincidieron con la mujer cuando dijo que “la utilización de SDC provoca tantos detractores porque la industria farmacéutica perdería muchos millones”.
Muchos de ellos se arman el preparado en su casa y lo toman entre 10 y 12 veces por día. “Te oxigena la sangre, te hace sentir bien”, destacaron.
Varias mujeres contaron cómo las benefició el dióxido de cloro, una sustancia que no cuenta con ninguna comprobación científica que muestre su eficacia.
Otra de las manifestantes, María Eugenia Vázquez, contó: “Hace 10 años que lo conozco y seis que lo tomo diariamente. Tengo una lista de enfermedades que tenían mis familiares y que se curaron por la utilización de SDC. Por ejemplo, mi mamá no tiene más un dolor de hombros. Yo no puedo explicar cómo o por qué se curó, pero sí sé que a raíz de tomar esta solución no le volvió a afectar”, afirmó.
“Investigo en medicinas alternativas como muchos de los que estamos acá”, acotó la mujer, que busca soluciones que no provoquen efectos adversos en el organismo.
“Estamos acá porque los intereses económicos han creado esta pandemia para su beneficio”, explicó la mujer, que habló del supuesto medicamento como algo que ha probado en su organismo con buenos resultados.
“No es tomar lavandina y curarse, sino que es una sustancia distinta, no hay que confundirse”, destacó.
Otra de las mujeres que portaban pancartas era María del Carmen, quien aseguró que durante 42 años sufrió infecciones urinarias crónicas y realizó incontables tratamientos de medicina tradicional, pero dijo que desde que tomó SDC no tuvo más cistitis.
A su lado, otra señora dijo que tuvo “diverticulitis con perforación de intestino, y me salvé justo. Después de eso empecé a tomar SDC y estoy desinflamada y sin dolores, estoy curada”, afirmó.
“Nos tildan de locos porque esto no está comprobado por la Organización Mundial de la Salud, pero los médicos naturistas no niegan la eficacia”, acotaron en la concentración de ayer.
Uno de los referentes del grupo que se convocó es Raúl Auel, un odontólogo que hace dos meses está investigando el tema a raíz de la seria enfermedad de su hermano. Un médico le recomendó utilizar SDC y le contó que hace cuatro años que superó los ataques de asma.
“Me recomendó tomar SDC porque es un preventivo, ya que estoy en contacto con mucha gente. Es más, entre las cosas que tenemos que hacer como protocolo Covid -19, es indicar a los pacientes que se hagan un buche antes de atenderlos, y una de las sustancias autorizadas para esto es el dióxido de cloro”, aseguró el profesional. Desde ese momento comenzó a recetarlo (para buches).
Los rosarinos que se juntaron ayer por esta causa se conocieron a través de las redes sociales y todos leyeron los libros de quien se dice científico alemán, Andreas Kalcker, gran defensor de la utilización de SDC.
A su vez, citaron a la Asociación Ecuatoriana de Médicos Expertos en Medicina Integrativa (Aememi) como referente en el tema, donde al parecer, se hicieron estudios que comprueban la eficacia de este preparado.
Este producto se consigue en las farmacias y es de venta libre. El costo es de 150 pesos para la sustancia, que dura aproximadamente una semana, con más de 10 tomas diarias.
A su vez, muchos compran el producto concentrado por dos mil pesos y producen 50 litros de dióxido de cloro.
“Este producto oxigena la sangre y oxida microorganismos como parásitos, virus, hongos y bacterias, de esta manera se puede prevenir el coronavirus”, concluyó Auel.
Caruana pidió prudencia ante tratamientos no probados
El secretario de Salud de la Municipalidad, Leonardo Caruana, pidió “cautela a la hora de plantear tratamientos que no tienen eficacia demostrada”, y detalló que “cada uno de los medicamentos de una nueva enfermedad, como sucede también con una vacuna, requiere de tiempo y validaciones no sólo sobre su eficacia, sino además sobre los efectos indeseados y el daño que pueden provocar”.
El funcionario hizo hincapié en que la aclaración “es válida para el dióxido de cloro como para cualquier otro medicamento que ha aparecido durante la pandemia, ya que por semanas se mostraron fármacos sin probada efectividad”.
Además de recalcar las validaciones necesarias, apuntó a la “responsabilidad en la comunicación”, y fue contundente al opinar que “cuando se habla de la importancia en esta etapa de la confianza y del cuidado integral, está claro que la transmisión de mensajes tiene la misma responsabilidad que el cuidado social y colectivo. Sino se pueden generar falsas expectativas, pánico, miedo y más incertidumbre, lo que hace que la comunicación sea tan importante como el cuidado de un paciente en terapia intensiva o de las población más vulnerable”.