Más allá de la incorporación de 140 nuevas unidades en el sistema de transporte de Rosario, referentes vecinales de la ciudad se acercaron ayer al Concejo Municipal para expresar sus reclamos por la calidad del servicio que se está prestando. Claudio Gershanik, referente de la organización Vivir y Convivir de barrio Tablada, en representación de un grupo de 20 ONGs, presentó un amplio petitorio que incluye enfáticas solicitudes. Entre ellas, regresar a los recorridos anteriores a la etapa de pandemia por el coronavirus y mejorar las frecuencias, sobre todo enfocando en los requerimientos que emanan de las actividades que se desarrollan de noche.
Gershanik, integrante de un colectivo de organizaciones que abordan habitualmente la problemática del Transporte Urbano de Pasajeros (TUP), presentó un escrito que expone las necesidades nocturnas de gastronómicos, las que sufre el personal de salud que trabaja en ese rango horario, y también los inconvenientes que deben atravesar los jóvenes y adultos, a los que les gusta acudir a espacios de recreación nocturna, teniendo en cuenta las severas restricciones que plantea la ordenanza de alcohol cero para los conductores rosarinos.
En ese mismo sentido, este grupo de vecinos solicitó el regreso de las cabinas de recarga en los entramados barriales; mayores facilidades a los comerciantes para que puedan trabajar en consignación la venta de pasajes de la tarjeta MOVI, y no abonar el crédito disponible por adelantado.
En esta visita, Gershanik además se mostró férreamente en contra de la futura incorporación de la tarjeta SUBE y resaltó que “la MOVI es la última bandera del federalismo, frente al centralismo de los organismos nacionales”.
Ante esta exposición de reclamos, la presidenta de la comisión de Servicios Públicos, Verónica Irizar, del bloque Socialista, expresó que “cuando los fondos se los lleva Nación, se pierde el control de los recursos”, pero también advirtió que “se obtienen otros beneficios”.
En ese marco de análisis, Irizar instó a sostener las banderas de la ciudad y a crear un sistema justo. “Sin dudas hace falta un gesto importante para el interior del país”, aseveró.
El encuentro de la comisión se realizó ayer por la mañana en la sala de la memoria del edificio anexo Alfredo Palacios del Concejo.
Un gran desafío
Vale recordar que la revitalización del transporte urbano de pasajeros es uno de los grandes desafíos que está afrontando la gestión de Pablo Javkin al frente de la Intendencia. Y con la intención de comenzar a salir de una extensa etapa de crisis que recibió un golpe de importantes dimensiones durante la pandemia, a fines del mes anterior anunció la incorporación de 140 unidades de colectivos que ya comenzaron a circular por las calles rosarinas.
Con el objetivo de comenzar a mejorar las frecuencias del sistema, estas 140 unidades se sumaron al servicio local desde el miércoles 2 de marzo pasado. Javkin destacó que con esa medida se buscó “reforzar las unidades del transporte urbano de pasajeros”, ya que “la pandemia provocó una situación de crisis en el transporte y eso implicó una serie de medidas de emergencia que afectaron al servicio. Por eso se sumaron 140 unidades al sistema”.
Durante la presentación de la incorporación de unidades, el intendente precisó que esos refuerzos se dirigieron especialmente a mejorar el servicio de las 10 líneas más utilizadas en la ciudad. En esa dirección puntualizó que las líneas que consiguieron ese mayor beneficio fueron las 115, 101, 143 (Negra), 136, 137, 112 y 122 Verde, con la intención de mejorar las frecuencias entre 7 y 14 minutos.
Asimismo, Javkin resaltó que volvió a tener actividad la línea la Ronda CUR-Sur, cuyo recorrido une la ciudad universitaria con la zona sudoeste de la ciudad. En este escenario, las autoridades municipales entienden que los horarios nocturnos “se irán adecuando a la demanda” y por eso estos primeros días son vitales para ver el funcionamiento general del sistema del Transporte Urbano de Pasajeros.
“Uno cada tres horas”
El escenario del transporte urbano local es muy complejo. Y los vecinos volvieron a remarcar que esos problemas en la frecuencia de los colectivos también repercuten en la seguridad, ya que denuncian que son blanco de robos de manera reiterada mientras esperan en las paradas. Gershanik resaltó que “de noche pasa un colectivo cada tres horas”, y que por eso tienen que organizarse en grupos para poder reclamar, visibilizar esta situación y ser escuchados. “La situación es realmente muy grave, porque para nosotros, los que vivimos en los barrios, el transporte es una herramienta imprescindible para ir a trabajar y a estudiar”.
En la presentación en el Concejo, estas agrupaciones barriales también solicitaron ser parte de los debates y las discusiones que se desarrollan en materia de movilidad en la ciudad. Y aseguraron que la adecuación en el sistema en la pandemia perjudicó a los barrios. “Eso aisló barrios y obligó a los vecinos a reunirnos y empezar a luchar por recuperar determinados circuitos que quedaron totalmente aislados”, enfatizó Gershanik. Y reclamaron: “El intendente debe cumplir con la palabra de volver a los recorridos y frecuencias anteriores a la pandemia porque la frecuencia nocturna es mínima. Pasa un colectivo cada tres horas”.