Pese al receso escolar y a las agobiantes jornadas de calor de este verano, unos 70 mil estudiantes de escuelas públicas y privadas de la provincia siguieron asistiendo a los comedores escolares. El número, oficial, bien podría considerarse una medida de las consecuencias que el descontrolado aumento de la inflación tuvo en los hogares más humildes del territorio santafesino y alerta sobre la inseguridad alimentaria de niñas, niños y adolescentes. Este lunes, la Asociación de Trabajadores del Estado (Ate) advirtió sobre el crecimiento de la demanda y el recorte de los fondos que el gobierno nacional destina a garantizar los servicios.
En enero pasado, el Observatorio de Argentinos por la Educación publicó su informe sobre "Programas de alimentación en escuelas de gestión estatal" donde se advertía que el 32% de los alumnos de las escuelas públicas santafesinas recibió durante 2022 el almuerzo en esas instituciones y cuatro de cada diez accedieron al desayuno. El número mostraba un aumento respecto a 2014 cuando el 28 % de los alumnos almorzaron en los comedores escolares.
El trabajo advertía que "una nutrición adecuada no solo es un derecho humano, sino que también facilita el ejercicio de otros derechos" y destacaba que "las consecuencias de una alimentación inadecuada afectan de manera inmediata y acumulativa las capacidades cognitivas, además de contribuir al surgimiento de enfermedades crónicas". En este contexto, los servicios de alimentación escolar "se presentan como un elemento fundamental para revertir esta tendencia".
Y este verano, las cocinas de las escuelas no se tomaron vacaciones. De acuerdo a datos de la secretaría de Gestión Territorial del Ministerio de Educación de la provincia, durante febrero se repartieron 64.286 raciones de almuerzo en los comedores de las escuelas oficiales y otras 6.708 en colegios privados de toda la provincia.
Los números alcanzan a un tercio de la matrícula que asiste a los comedores durante el ciclo lectivo. A fines del año pasado, en época de clases, 193.152 niñas, niños y adolescentes compartieron en la escuela un plato de comida; mientras que otros 479.468 accedieron a una merienda o copa de leche, siempre según los datos oficiales.
Para sostener el funcionamiento del servicio, destacó la secretaria de Gestión Territorial, Daiana Gallo Ambrosis, el gobierno provincial invirtió en el segundo mes del año unos 900 millones de pesos. "El esfuerzo que hace la provincia para sostener los comedores es muy importante. Los fondos destinados a comedor y copa de leche representan el segundo ítem más abultado del presupuesto educativo, detrás de lo que se destina a pagar salarios", indicó la funcionaria.
La previsión de las autoridades del ministerio es que el aumento de la inflación en el precio de los alimentos, por un lado, y el crecimiento de la demanda de las familias de los alumnos por el otro, obligarán a engrosar esta cifra a partir de marzo cuando los chicos estén en la escuela.
Gallo Ambrosis destacó la vocación y el compromiso de los equipos directivos y de los asistentes escolares de los establecimientos donde funciona el comedor para seguir brindando el servicio. "Son escuelas que no cierran en todo el año, incluso los feriados, y hacen un trabajo importantísimo buscando precios para mantener la calidad de la comida".
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El gran salto
El gremio que representa a los trabajadores estatales presentó este lunes un trabajo sobre "la grave situación de quienes comen en las escuelas" y reclamó "medidas inmediatas para frenar el deterioro alimentario". En este contexto, advirtieron sobre la cantidad de chicos que asistieron este verano a los comedores.
Según explicó Lorena Almirón, secretaria general de Ate Rosario, tradicionalmente la cifra de asistentes durante el receso al comedor escolar es fluctuante. Sin embargo, este año, los comensales fueron aumentando desde mediados de enero y la demanda de raciones siguió creciendo en febrero, cuando se desarrollan los períodos de intensificación de contenidos. De todas formas, advirtió Almirón, el gran salto será a partir de la semana próxima cuando está previsto el inicio del ciclo escolar.
"Ahí vamos a ver un incremento muy importante", apuntó y anticipó que "lamentablemente se va a resentir el servicios porque los fondos que envían Nación y provincia no van a estar actualizados".
Los servicios alimentarios en comedores escolares de gestión estatal tienen la función de asegurar el derecho a una alimentación adecuada y saludable.
De acuerdo al informe de Ate, actualmente, en promedio, se destina a nivel provincial por chico $344,44 para la ración del comedor y $143,45 para la copa de leche. Por ley, estos montos se actualizan tres veces durante el año. Según fuentes ministeriales para febrero-marzo se espera una erogación presupuestaria de 2.800 millones de pesos para el sector donde, reconocen, los costos superan los recursos.
El gobierno nacional envía un refuerzo para la copa de leche que desde mediados del año pasado llega a solo 25,56 pesos por estudiante. En diciembre el monto se incrementó cinco pesos, con lo cual llegó a 30,56 pesos cada ración.
La última partida se giró a la provincia el 7 de diciembre del año pasado, cuando "se frenó el financiamiento nacional que sólo significa $13.903.520 para las arcas estatales y se destina a atender necesidades elementales de nuestros pibes y pibas", explicó la dirigente de Ate.
Insostenible
Para Almirón, "la quita de subsidios a nivel nacional impacta directamente en la calidad de los alimentos que reciben los chicos".
Desde el gremio de trabajadores estatales señalaron que la provincia de Santa Fe, una de las más ricas del país, se encuentra entre las jurisdicciones donde más matricula asiste a los comedores escolares.
Actualmente, en el territorio santafesino existen unas 5.000 escuelas, de las cuales 2.186 ofrecen copa de leche y 859 cumplen también la función de comedor.
Así, "casi medio millón de estudiantes recibe copa de leche y alrededor de 200.000 comen en las escuelas".
"Este último dato habla de la desigualdad: cientos de miles de pibes en una provincia rica necesitan comer en el ámbito educativo", subrayaron y apuntaron que "el aumento de la pobreza en personas con empleo y sin empleo, impacta de lleno en comedores escolares y copas de leche. De la mano de la inflación que trepó al 254,2% interanual con fuerte impacto el último trimestre, el aumento indiscriminado de precios y los retrasos del pago de las partidas, el esquema de costos actual es absolutamente imposible de sostener".