De acuerdo a un relevamiento acercado al Concejo Municipal por la Secretaría de Economía Social, se verificaron 597 personas que comercializan sus productos en la feria La Saladita, ubicada en la plaza Homero Manzi (Salvá al 6000), en plena zona sur de la ciudad. El estudio exhibe además que la mayoría de los feriantes son de origen rosarino, y que la mitad está relacionada a la reventa dentro del rubro textil.
Teniendo en cuenta la delicada realidad económica y social que atraviesa Rosario, y todo el país, la intención dentro de la comisión de Producción y Promoción del Empleo es trabajar sobre dos proyectos. Proponen primero realizar "un censo" en toda la ciudad para dimensionar esta inquietante problemática, y luego generar "un marco normativo específico" para regular todas las ferias populares de la ciudad.
Si bien la instalada en la plaza Homero Manzi, en barrio Saladillo, es la más masiva, hay más ferias populares estables que conforman una parte muy importante de la economía de unas 4 mil familias. Como este último no es un número oficial, el concejal Martín Rosúa (bloque UCR 1983), presidente de la comisión, destaca que lo primero que se necesita es contar con un censo confiable.
"Nosotros ya le pedimos al Ejecutivo que realice un censo para cuantificar este fenómeno en toda la ciudad. Esos datos son necesarios para tener la información que después nos permita avanzar sobre la regulación. No se puede regular si no hay un conocimiento cabal de cómo está compuesta cada feria, de cuántos son los feriantes, de cuántos se pueden reconvertir dentro de las ferias de Economía Social y Cultura, de cuáles no y deberían tener una regulación aparte, y de cuáles deberían estar prohidos porque son actividades que no están permitidas dentro de la ley", advirtió Rosúa.
Y explicó: "Ese es el marco que pretendemos tener cuando se termine el censo que aprobó el Concejo y que le encargamos al Ejecutivo Municipal. Hasta ahora sólo tuvimos el informe sobre la feria de Saladillo, falta todo el resto de las ferias que hay en la ciudad".
En este sentido, el edil apuntó que "algunos concejales plantearon que ese censo se relice de común acuerdo, y en trabajo conjunto, con los comités organizadores de cada una de las ferias".
Cuando arriben los números de este censo ya solicitado, asoma en las gateras el proyecto del concejal Eduardo Toniolli (bloque Partido Justicialista), que es más profundo y va al fondo del tema. "Esa iniciativa pretende la regulación de las ferias. Ahí, algunos consideran que no hay que regularlas, y otros entedemos que es un fenómeno que ya existe, que se transformó en realidad, y lo peor que se puede hacer es no darle un marco jurídico, para que funcione de manera ordenada", resaltó Rosúa.
"En lo personal, creo que hay que regular. Y que esa regulación debe tener un marco propio, que respete y organice a los feriantes, y que también garantice el respeto del espacio público, y de la convivencia con los vecinos", confió Rosúa.
Formalización. Por su parte, el concejal Toniolli comentó: "Lo que nosotros planteamos dentro de la comisión es un régimen que permita el reconocimento de las ferias populares e informales. Y esa condición implica una fiscalización y, de alguna manera, entrar en un proceso de formalización".
El edil destaca que "hay que entender que estas ferias generan trabajo para más de 4 mil personas, y que funcionan porque hay una demanda de muchos sectores de la sociedad que encuentran ahí precios más accesibles que en otros lugares. Además, los feriantes, en general, se mueven dentro de la supervivencia, no son grandes empresarios, ni mucho menos".
El concejal también se refirió a las objeciones que suele haber sobre la venta de productos ilegales. "Eso pasa en algunas de esta ferias", reconoció Toniolli, quien remarcó: "Lo que nosotros señalamos es que lo que hoy rige por parte del municipio, que es mirar para el costado, tampoco colabora para eliminar el comercio de esos objetos ilegales".
Por eso, se encargó de subrayar que "lo mejor que se puede hacer es un régimen de formalización y regularización, ya que eso implica que la venta sea sólo de productos legales".
"También hay ferias que incorporan artesanos y gente que revende productos mayormente textiles. Creemos que si todo se da en un marco de clara legalidad, no deberían surgir inconvenientes", aseguró Toniolli.
"Y además permitiría regular, dar forma, horarios y días de funcionamiento, y evitar conflictos con los vecinos, que es en general el principal problema que surge en este tipo de ferias. Básicamente, implica entrar en un proceso de integración a la economía formal", concluyó.