El regreso de las actividades presenciales a las escuelas y el comienzo de las bajas temperaturas obliga a distintas estrategias para mantener las ventanas abiertas sin que las aulas dejen de ser espacios confortables para enseñar y aprender. En algunas, se pide a los chicos que no se saquen las camperas, en otras se mantienen las estufas encendidas durante la noche y hasta hay algunas donde los docentes invitan a llevar mantas. En el medio de todas estas nuevas rutinas, investigadores del Conicet Rosario piden protocolos adecuados que se puedan aplicar en las escuelas para que las mañanas gélidas no conspiren contra la necesidad de prevenir las infecciones de coronavirus. "Pese al frío, no hay que cerrar las ventanas", remarcan.
Los alumnos de la escuela Carrasco, en la zona norte de la ciudad, llevaron el martes a su casa el pedido de algunas de sus maestras para llevar mantas que les permitan abrigarse mientras dan clases. En las aulas, las puertas y ventanas están abiertas desde temprano y, sobre todo en las primeras horas de la mañana, hace mucho frío.
La sugerencia, despertó quejas entre los padres que se hicieron eco "del frío que padecen" los chicos. "Lo que me preocupa es que no pueda sostenerse en el tiempo la apertura de puertas y ventanas de forma permanente", señala Daniela Cattaneo, miembro de la comunidad escolar, arquitecta, investigadora del Conicet y una de las integrantes del grupo Ciencia Rosarina contra el Coronavirus que desde marzo está trabajando para concientizar sobre la necesidad de ventilar los ambientes para prevenir contagios de Covid.
La escuela de Alberdi no es la única de la ciudad donde los primeros fríos del año se sienten un poco más. En el Colegio San Jorge, de Italia al 1100, las aulas tienen ventilación cruzada y se mantiene encendida la calefacción eléctrica que, en casos de fríos extremos, se enciende antes del ingreso. De todas formas, se recomendó a los padres que sus hijos asistan con más abrigo.
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Foto Celina Mutti Lovera
"El uso del barbijo también nos ayuda porque protege la entrada de aire frío al sistema respiratorio. No es un detalle menor: nos protegemos del Covid y de las disfonías", señala el responsable legal del colegio, Alejandro Saba, y agrega que están evaluando colocar cañones de calefacción en los corredores abiertos "para que el aire que circula esté atenuado".
En el Jardín de Infantes Nº 1 Alida Charro, todas las aulas tienen ventilación cruzada y estufas. Por eso, se pueden mantener las ventanas abiertas durante toda la jornada escolar. Y de noche, las estufas permanecen encendidas en piloto para que mantengan el ambiente agradable.
"Trabajamos con los chicos muy abrigados, con algo de frío adentro de las salas; pero las maestras le ponen el cuerpo y por suerte no tenemos la lógica de la quietud del cuerpo de la primaria, por lo cual podemos movernos, usar todos los espacios y aprovechar los sectores del patio donde hay sol para armar dispositivos lúdicos", cuenta Andy Fernández, directora del jardín. Y resalta que maestros y asistentes escolares tienen muy en cuenta la higiene de manos, la sanitización de los materiales y juguetes de las salas y la entrega de meriendas en envoltorios individuales; tanto como el compromiso de las familias en mantener los cuidados.
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Foto Celina Mutti Lovera
La importancia de ventilar
Si bien los protocolos provinciales para la prevención del coronavirus en las escuelas no hacen suficiente énfasis en la prioridad de la ventilación permanente y continua, el ministerio Ciencia y Tecnología de la Nación presentó la campaña “Ventilar”, con el objetivo de concientizar sobre la importancia de airear los espacios cerrados para evitar la propagación del Covid por aerosoles y difundir el potencial uso de medidores de dióxido de carbono (Co2) como instrumento de apoyo para evaluar la correcta ventilación.
Entre las recomendaciones se advierte que los ambientes interiores sin ventilación son los más riesgosos para la transmisión mediante aerosoles, ya que los mismos se acumulan aumentando las probabilidades de que se inhale aire con presencia de virus.
Por eso, se recomienda que la ventilación sea cruzada para que el aire circule y que las ventanas y puertas permanezcan abiertas de manera continua (lo que genera un flujo de aire permanente, sin que se acumulen aerosoles, lo que no sucede con aperturas intermitentes, como abrir 5 minutos cada hora).
El documento destaca además que los aires acondicionados tipo split no realizan un recambio de aire con el exterior, por lo tanto, las concentraciones de aerosoles pueden aumentar significativamente en ambientes climatizados por estos equipos.
Y apunta que una estrategia para evaluar de manera indirecta el grado de estanqueidad del aire interior es el monitoreo de dióxido de carbono (Co2).
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Foto Celina Mutti Lovera
Protocolos adecuados
El grupo Ciencia Rosarina contra el Coronavirus viene insistiendo en el rol destacado que tienen los aerosoles como vía de contagio de Covid, la necesidad de incorporar la ventilación como una medida para evitar contagios y, sobre todo, que cada institución educativa pueda establecer parámetros sobre cómo airear de forma más eficiente los ambientes.
"Las resoluciones y circulares que llegan a las escuelas se basan principalmente en el protocolo del Ministerio de Educación de la Nación que está fechado el 2 de julio del año pasado, cuando se pensaba que la principal fuente de transmisión del Covid era por superficies", señala Cattaneo y apunta que es necesario que los docentes conozcan "cómo ventilar y cuánto es lo que hay que ventilar para que se renueve el aire en interiores". Pero para que esto ocurra "las instituciones deben recibir directivas claras".
En la correcta ventilación de un ambiente intervienen muchas variables, la superficie del lugar, la orientación, el tamaño y la ubicación de las aberturas, la cantidad de personas que aloje y el tiempo de permanencia son sólo algunas.
"Hay numerosos estudios sobre este tema, pero justamente en lo que estamos trabajando es en la aplicabilidad, porque todo queda en niveles de abstracción y en fórmulas matemáticas que el que no está empapado en el tema no puede aplicar. Por eso, sería necesario que los técnicos de Educación se involucren en cada situación y den directrices concretas porque aportar soluciones genéricas, como abrir sólo diez centímetros las ventanas, puede resultar peligroso. En este sentido una de las alternativas a abrir menos las aberturas podría ser el estar menos tiempo continuo dentro de las aulas", apunta.
Y destaca que es fundamental también que se indiquen algunas formas para mantener el confort térmico dentro de las aulas, por ejemplo usando estufas y otros medios de acondicionamiento ("que si bien puede resulta un derroche a nivel energético, son una alternativa siempre que se asegure la ventilación continua") o la incorporación de medidores de Co2 como un indicador de la ventilación, en particular para controlar si hay suficiente renovación de aire.
Lo que no puede pasar, concluye, es que las ventanas se cierren.