Santa Fe tiene 19 casas de protección para víctimas de violencias por motivos de género y donde mayoritariamente las mujeres llegan con sus hijos e hijas. En lo que va de este año, en toda la provincia hubo 224 ingresos, a los que deben sumar los 112 que se dieron hasta septiembre en los espacios de Rosario, de acuerdo a los datos de la Secretaría de Género y Derechos Humanos del municipio. En el último tiempo, cada vez que alguien debe alojarse en los refugios la protección de su integridad física y de su vida, el contexto de ese pedido de ayuda está atravesado por un contexto de tramas delictivas.
"Eso pasa todo el tiempo", señala la directora de Atención y Prevención de las Violencias de Género del municipio, Mariana Alonso, que está convencida de que está ante "nuevas emergencias en violencia de género, donde ya no se puede pensar más que la violencia se con un agresor porque cada vez que resguardamos a una mujer y la sacamos en el territorio, debemos pensar qué pasa con la familia ampliada que queda en esos lugares" y agrega: "Hoy el cuerpo de las mujeres es una prenda de cambio en las tramas delictivas, son la moneda de cambio en las deudas por narcotráfico y esa es la vulnerabilidad de las mujeres".
Al evaluar los abordajes por delante cada vez que una víctima requiere protección y debe ser alojada en las casas de protección tanto desde el municipio como la provincia afirman que el escenario en los últimos años es otro y obliga a repensar las intervenciones.
"Los casos están cruzados por las a violencias urbanas y tuvimos casos este año de mujeres que salen de las bandas, denuncian a varones porque están en riesgo y esa es una novedad para los equipos y para lo que son las políticas de abordaje porque incluso pueden poner en riesgo no solo a esos espacios, sino además a los equipos", indican desde el Ministerio de Igualdad y Género provincial.
En Rosario, desde el municipio señalan que ese escenario se produce "todo el tiempo" porque "en la mayoría de los casos que llegan a los centros de protección sucede que el agresor tiene directa o indirectamente un vínculo con la narcocriminalidad", señala Alonso.
Incluso a la hora de mirar los femicidios en contextos de tramas delictivas, la titular de Género y Derechos Humanos de la ciudad, Mariana Caminotti, destaca que "son mayoritariamente mujeres que no tienen denuncias previas de violencia y además tampoco un vínculo con el Estado". A lo que Alonso agrega: "Es justamente el mismo circuito delictivo el que hace que las mujeres queden marginadas y no puedan pedir ayuda".
Una nueva emergencia
A la hora de pensar el fenómeno, la directora de directora de Atención y Prevención de las Violencias está convencida de que Rosario "está frente a una nueva emergencia" y señala que ese escenario obliga a repensar las situaciones de violencia.
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"Cuando evaluamos el riesgo de una mujer en estos contextos, sabemos que debemos brindar una protección mayor, pero a la vez hay que pensar no solo en las mujeres que salen del territorio, sino también en las familias que quedan allí y que van a permanecer en riesgo porque la interacción con el circuito de narcocriminalidad es permanente", detalla.
Por su parte, el director de Asistencia a las Víctimas, Gonzalo Bonifazi, plantea "el desafío que supone para los servicios pensar en el acompañamiento de esas mujeres y sus hijes para lograr la vinculación con las áreas del municipio y de otros niveles del Estado porque el riesgo en estos casos, cuando la violencia no repara en que la persona esté inserta o no en las tramas delictivas, sino que solo en generar dolor a través de los cuerpos, toda la familia ampliada está en riesgo".
En estas modificaciones de los contextos donde se producen y reproducen las violencias, Alonso está convencida en que "ya no se puede pensar el fenómeno de la violencia de género en relación solo al vínculo con el agresor y así lo señalan las propias mujeres porque dicho por ellas, la vulnerabilidad se da en los cuerpos de las mujeres que son moneda de cambio en las tramas delictivas, son moneda de cambio por las deudas del narcotráfico y esa es hoy la vulnerabilidad de las mujeres".
Familiares que contraen deudas, ellas empujadas y obligadas a ingresar a las redes delictivas "incluso para salvaguardar la vida de su círculo familiar, recalca Alonso y afirma que "ahora es en ese marco que debe inscribirse el concepto de femicidio".