En varias ocasiones Javier Milei, el candidato a presidente de LLA, ha señalado como un objetivo recuperar aquel país de comienzos del siglo pasado cuando “reinaba la libertad” y “éramos el primer país del mundo”.
En varias ocasiones Javier Milei, el candidato a presidente de LLA, ha señalado como un objetivo recuperar aquel país de comienzos del siglo pasado cuando “reinaba la libertad” y “éramos el primer país del mundo”.
No es fácil saber de dónde sacó ese lugar particularmente privilegiado en el ranking de las naciones del orbe, pero seguro vale el ejercicio de detenerse en esta afirmación y en la idea de volver aquella “edad dorada”, a aquel “paraíso perdido” que deberíamos recuperar para la felicidad de todo el pueblo.
Allá por los primeros años del 1900 dirigía los destinos de la Argentina nada menos que Julio Argentino Roca, no voy a entrar en consideraciones sobre este personaje, simplemente me limitaré a destacar que nada tenía de izquierdista, populista, socialista ni nada que se le parezca.
Don Julio Argentino, personaje muy caro a los seguidores de Milei, al punto que da su nombre a la agrupación de jóvenes libertarios, le planteó a su Ministro de Interior Joaquín V. González su preocupación sobre el estado de la clase trabajadora en la Argentina. González encomendó ese trabajo a Juan Bialet Massé. Bialet Massé era una persona realmente notable. Abogado, médico, ingeniero agrónomo, constructor y docente, había nacido en España, de donde debió exiliarse, y luego de recorrer varios países europeos llegó a la Argentina en 1874. Aquí trabajó como docente en las provincias de San Juan, Mendoza y La Rioja hasta que se instaló en Córdoba en la Estancia Santa María cerca de Cosquín. Allí dio clases en la Universidad de Córdoba e impulsó una serie de obras vinculadas al desarrollo de la economía; entre ellas fue el responsable de la construcción del Dique San Roque, por aquel tiempo el embalse más grande del mundo. Cuando el Ministro González le encarga la tarea, Bialet Massé estaba en Rosario y trabajaba en forma simultánea como abogado de la Bolsa de Comercio y del Sindicato de Carreros de Rosario.
Apasionado del estudio y la investigación, meticuloso y obsesivo, Bialet Massé asumió la tarea con un compromiso y una seriedad notables. Centró su análisis en las condiciones de trabajo en el interior del país. Durante largos meses recorrió 14 provincias en tren, en carreta, a caballo, en barco y fue deteniéndose en los más diversos lugares. Observaba la jornada laboral con sus distintas particularidades, charlaba con obreros y patrones, entraba en la casa de los trabajadores y en sus lugares de reunión, tomaba nota de todo y hasta realizaba personalmente distintas tareas para poder sentir las exigencias de la jornada laboral.
Su informe es lapidario. Son tres tomos de 400 páginas cada uno con datos, fotografías, diagramas y el repaso minucioso de los pesares de los trabajadores de los pueblos originarios, los obreros del ferrocarril, los recolectores de caña de azúcar, la peonada en las estancias, los mineros en sus socavones, los desmontadores del algodón, las mujeres en las más diversas tareas, los niños que padecen una explotación brutal que en no pocos casos los llevan hasta la muerte
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Bialet Massé comenta que inició su recorrida pensando que en la Argentina se trabajaba desde que salía el sol hasta el anochecer, pero se encontró con que en ocasiones la jornada laboral era aún mayor. La constante es la superexplotación, la brutalidad patronal, los salarios de miseria, la falta de higiene más elemental.
A partir de este informe, y con la continua colaboración de Bialet Massé, Joaquín V. González -el Ministro de Julio Argentino Roca, insisto- escribió el primer Proyecto de Ley Nacional del Trabajo. El texto no fue aprobado, pero sentó las bases de toda la legislación laboral que se fue estableciendo en el país con el avance del siglo pasado al calor de los reclamos obreros.
Hoy vivimos una crisis profunda y prolongada. Todos y todas queremos salir de ella. El tema es hacia dónde. Para los que vivimos de nuestro salario, para los que contamos con derechos conquistados en más de un siglo de luchas, para los que queremos un país con menos pobreza y desigualdad, el camino de salida va en sentido opuesto a volver a las condiciones de trabajo que añora el candidato de LLA.