El jefe de trasplantes de la Fundación Favaloro, Alejandro Bertolotti, definió como "un gran avance para nuestra medicina" el trasplante que realizó junto a su equipo a Matías, un joven de 19 años de Avellaneda que recibió dos pulmones y un hígado. El adolescente sufre de una fibrosis quística muy agresiva. Es la primera cirugía de este tipo en Latinoamérica.
El cirujano que operó el último 12 de diciembre al joven, aseguró que este tipo de intervenciones "afortunadamente no son muy frecuentes, pero lo bueno es saber que estas cosas también se pueden resolver cuando se presentan, es un gran avance para nuestra medicina. Es la primera en Latinoamérica".
"La fibrosis quística es una enfermedad congénita, heredada, que no tiene por el momento una cura especifica, si bien se van logrando avances en la medicina para mejorar la calidad de vida de los pacientes", explicó. Matías fue dado de alta hace una semana luego de recibir el reemplazo de sus dos pulmones y su hígado en una operación de 12 horas en la Clínica Favaloro, tras dos años de permanecer a la espera de los órganos.
"Cuando en algunos casos graves como este, la enfermedad va generando daños grandes, infecciones en los pulmones y puede generar cirrosis hepática, se requiere un trasplante", dijo Bertolotti. "Es muy difícil esta enfermedad, a los 16 me diagnosticaron en el Hospital Argerich, me atacaba mucho los pulmones, el hígado y el páncreas", contó Matías al canal TN, y agregó que "hasta mis compañeros del colegio me veían muy mal". "La doctora me lo dijo de una, que la única forma de salvar mi vida y estar sano era el trasplante, por eso me lo tomé bien, tranquilo, pero mi mamá se lo tomó un poco mal", relató el joven.
La madre de Matías, Zulma, aseguró que estará "eternamente agradecida a la familia del chico donante", y precisó que se trataba de un joven de 20 años de Formosa. "Cuando me dijeron que tenía que hacer el trasplante sentí miedo, es mi único hijo, pero bueno lo hablé y lo fui aceptando", dijo Zulma. Matías contó que "voy a festejar dos cumpleaños, el 12 de agosto, cuando nací, y el 12 de diciembre, que volví a nacer" y contó que en seis meses podrá retomar su vida normal. "Es importante donar órganos, yo prefiero que se donen los órganos, a que se los coman los gusanos en un cajón". Por su parte, Bertolotti festejó que "afortunadamente hubo un crecimiento el último año en la donación de órganos" y destacó que la operación de Matias "no se hubiera logrado sin el trabajo del Incucai".
Casi 12 horas de quirófano
Este tipo de intervención, en la que se implantan ambos pulmones y el hígado del mismo donante cadavérico, no es muy frecuente: en Estados Unidos sólo hay registradas 91 intervenciones de este tipo. La intervención se extendió por casi 12 horas y requirió un equipo médico de 18 especialistas: 10 cirujanos —tres pulmonares, tres hepáticos, dos para ablacionar el pulmón y dos para ablacionar el hígado—, dos anestesistas, cuatro instrumentadores y dos enfermeros."Este tipo de trasplante implica un gran esfuerzo desde la logística, porque son dos equipos trabajando casi simultáneamente, en el que se debe hacer el trabajo con la precisión de relojería, porque cada minuto que pasa es sufrimiento para los órganos que se implantan", explicó al diario Clarín el doctor Bertolott. "Es un avance para poder brindarle a muchos pacientes que anteriormente no tenían la oportunidad, una mejor calidad de vida, o incluso sobrevida", añade Bertolotti.
La fibrosis quística es una enfermedad hereditaria que afecta a las personas desde su nacimiento y no tiene hasta el momento una cura o tratamiento específico. Eso deriva en un progresivo deterioro del paciente y muchos de ellos terminan con falla respiratoria grave. "A unos pocos además se les asocia una falla hepática y cirrosis, como en este caso", explicó el médico. A horas de recibir el alta y poder volver a su casa de Avellaneda, Matías Proverbio, contó a Clarín:"Estoy feliz de la vida que me voy de alta. Todavía estoy un poco dolorido por la cirugía, pero muy contento". Matías llevaba dos años en lista de espera. Si bien la fibrosis quística es una enfermedad congénita, este joven pasó muchos años sin diagnóstico. "A los 16 años le descubrieron la enfermedad en el Hospital Argerich. De ahí me contactaron con la que fue su médica durante cuatro años, la doctora Silvina Lubovich, que lo sacó adelante y lo trató durante en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Ella también posibilitó que lleguemos a Favaloro", destacó Zulma. Matías ahora espera poder empezar una vida normal. "Quiero llegar a mi casa, estar con mi perra, mi barrio, mis amigos, comer mi comida, mi play, mi computadora".