Sydney.- Los incendios forestales en más de 150 mil hectáreas en el sureste de Australia causaron ya al menos 84 muertos, lo que los convierte en los peores de la historia del país, según confirmaron hoy autoridades locales.
Sydney.- Los incendios forestales en más de 150 mil hectáreas en el sureste de Australia causaron ya al menos 84 muertos, lo que los convierte en los peores de la historia del país, según confirmaron hoy autoridades locales.
Las autoridades temen que la cantidad de fallecidos sea mayor porque recién hoy comenzaron a analizar mejor restos de viviendas, cobertizos y vehículos tras los incendios, que comenzaron el viernes.
Más de 150.000 hectáreas de bosques ubicados en el norte de Melbourne, capital del estado australiano de Victoria fueron arrasados por las llamas alentadas por los fuertes vientos y las temperaturas récord.
Más de 400 focos de fuego, muchos encendidos deliberadamente, calcinaron cientos de viviendas, “llevará algún tiempo poder identificar o siquiera conocer el sexo y edad de varias víctimas”, indicó el jefe de policía Kieran Walshe.
El primer ministro, Kevin Rudd, que se trasladó a Victoria para tomar contacto directo con la catástrofe, pidió al Ejército que coopere en las tareas de extinción y se sume a los 3.000 bomberos, 30.000 voluntarios y 37 hidroaviones que combaten el fuego.
John Brumby, alcalde de Victoria, describió como “infierno en la tierra” la situación en la zona. “La escala de esta tragedia desafía el entendimiento”, dijo.
“Algunos de esos fuegos sencillamente no fueron posibles de controlar”, señaló respecto a la ciudad minera de Bendigo. “Había bomberos que literalmente enfrentaban llamas de una altura de cuatro pisos”. Brumby consideró que aún no ha pasado lo peor.
Melbourne registró ayer un calor récord para un día de febrero, al superar los 46 grados centígrados. En el interior de la ciudad portuaria de tres millones de personas, la temperatura incluso fue superior. “La intensidad del fuego es tan grande que en la mayoría de los casos nuestras tácticas no tiene efecto sobre las llamas”, admitió el bombero Greg Anof.
Los incendios recuerdan los peores registrados en la región, en 1983, cuando las llamas destruyeron miles de casas y causaron 75 muertes.
En el pueblo de Klinglake al menos seis personas murieron cuando las llamas arrasaron toda la localidad. Peter Mitchell, un residente de esa localidad, dijo a la radio local que confiaba en sobrevivir al infierno junto a otras 200 personas, que se habían refugiado en el parque de bomberos.
“Todo Kinglake está en llamas”, dijo durante la llamada a la radio. “Hay llamas por todas partes, los tanques de gas estallan, los edificos están en llamas”, dijo.
Para frustrar a los incendiarios —se cree que la mitad de los fuegos forestales fueron generados intencionalmente— las autoridades cerraron algunos parques nacionales y pusieron bajo vigilancia a aquellos que consideran pirómanos. (Télam)
Por Carina Bazzoni