Los restos de un niño y una mujer, de unos dos millones de años de antigüedad, podrían ser un eslabón entre los homínidos de aspecto simiesco y el hombre primitivo, indicó ayer la Universidad Witwatersrand, Johannesburgo.

Los restos de un niño y una mujer, de unos dos millones de años de antigüedad, podrían ser un eslabón entre los homínidos de aspecto simiesco y el hombre primitivo, indicó ayer la Universidad Witwatersrand, Johannesburgo.
El descubrimiento y el análisis de los fósiles fueron presentados por dos equipos de investigación encabezados por Lee Berger de la Universidad de Witwatersrand y Paul Dirks de la Universidad James Cook, de Australia, en la revista Science.
Los científicos hallaron las partes de los esqueletos en una cueva de la región de Sterkfontein, denominada “cuna de la humanidad” por la gran cantidad de descubrimientos espectaculares que se hicieron allí.
El primer hallazgo, una clavícula de forma humana, fue realizado el 15 de agosto de 2008 por Matthew Berger, de diez años e hijo del paleoantropólogo.
Los fósiles se encontraban en medio de los restos de tigres dientes de sable, antílopes, ratones y ratas en una charca subterránea disecada.
El homínido niño tenía unos diez años y la mujer tenía al menos 30. Es posible que hayan caído por descuido en la charca subterránea, indican los especialistas. No hay indicios de un ataque de un predador o de animales carroñeros.
No se determinó si el niño y la mujer eran familiares, pero se sospecha que es muy posible que al menos hayan sido conocidos.
La especie hasta ahora desconocida fue bautizada con el nombre científico Australopithecus sediba. En la lengua sesotho, sediba significa “fuente natural”.
Tanto el niño como la mujer tenían una altura de 1,27 metro al momento de su muerte, hace entre 1,95 y 1,78 millón de años, por lo que estiman que el infante hubiese sido más alto en la edad adulta.
Con respecto al peso, se estima que la mujer pesaba unos 33 kilogramos y el niño unos 27.
El cerebro del niño, de quien quedó preservado el cráneo, medía entre 420 y 450 centímetros cúbicos y por lo tanto era más pequeño que el del hombre moderno (entre 1.200 y 1.600 centímetros cúbicos), pero claramente más desarrollado que el cerebro del Australopithecus afarensis, una especie más antigua.
El hallazgo podría “revolucionar nuestra comprensión de la evolución humana”, indicaron los expertos. Los fósiles tienen características que recuerdan al Homo habilis y al Australopithecus, género más simiesco.
Como el esqueleto del niño está bastante completo, los científicos tendrían ahora la posibilidad de describir con mayor precisión la apariencia de los antepasados del hombre. (DPA)



