Sin embargo con el tiempo se evidenció su potente efecto cancerígeno. Fue prohibido en más de 50 países hace casi 20 años. En Argentina la prohibición se hizo efectiva en 2003. Aun así, muchos trabajadores del subterráneo conviven con esta sustancia, según han reconocido autoridades de Buenos Aires consultadas por CNN.
“El cirujano de tórax me dijo: 'es un cáncer sumamente agresivo y va a ser inoperable”, le contó a CNN Carolina Castellano, viuda de Pacci, con quien estuvo casada durante 32 años.
En diciembre de 2021, nueve meses después de la muerte de su esposo, Castellano presentó una denuncia penal contra los principales ejecutivos de la empresa privada Emova (antes Metrovías), la concesionaria del servicio de subte y empleadora de Pacci entre 2013 y 2021.
Castellano acusa a los ejecutivos de homicidio culposo de Pacci por haber permitido que este estuviera expuesto a una sustancia cancerígena prohibida. También inició una demanda civil contra la empresa que opera el servicio por su presunta responsabilidad en la muerte de Pacci.
La CNN se comunicó en reiteradas oportunidades con Emova, pero la empresa declinó responder las consultas sobre la demanda. Tampoco accedió a que la corresponsal de CNN entrevistara o consultara a los ejecutivos denunciados o a sus abogados.
Más de 90 toneladas
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El subte porteño fue durante años un portador silencioso del peligroso mineral. Aún existe este peligro en la Línea D.
Las autoridades y la empresa comenzaron en 2019 un proceso para erradicar el asbesto del subterráneo, luego de un reclamo de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP). Desde entonces, han sido extraídos más de 90.000 kilos de componentes y piezas de los trenes e instalaciones con algún porcentaje de asbesto o en contacto con el mineral, de acuerdo con la información obtenida por CNN de Sbase, la empresa pública dueña del tren subterráneo.
Las extracciones ya se realizaron en trenes, talleres y subestaciones eléctricas de las Líneas A, B, C, E y Premetro. Aún restan descontaminar los trenes e instalaciones fijas de la Línea D.
Las líneas donde se detectó la mayor presencia de amianto son la C y la B. Emova, la concesionaria privada del subterráneo, informó a CNN que en el taller Rancagua de la línea B, donde Pacci trabajó limpiando trenes entre 2013 y 2015, se retiraron 6.330 kilos del mineral de herramientas y componentes.
De los trenes Mitsubishi se han extraído 11.460 kilos de componentes con asbesto o en contacto con asbesto; y de los CAF, 6000, más otros 1.008 kilos de piezas contaminadas. Pacci limpió ambos trenes durante dos años. Los trenes CAF 5000 también tenían asbesto y fueron retirados de servicio, admitieron las autoridades.
Como los mecánicos trabajaban, por ejemplo, soldando piezas de los trenes y utilizando herramientas que también contenían fibras de este mineral cancerígeno, los talleres estaban contaminados.
“Las fibras (de amianto) están sueltas en el aire, son volátiles, o sea, tienen la capacidad de trasladarse, incluso cientos de metros en el aire; son aspiradas cuando uno respira, normalmente”, explicó Carlos Silva, jefe de Oncología del Hospital Británico y académico.
Eduardo Rodríguez, especialista en medicina del trabajo y coordinador de la Comisión Asesora del Asbesto del Ministerio de Salud de Argentina (2002-2017), aseguró a CNN después de analizar el caso de Pacci que “no tiene dudas” de que el trabajador desarrolló un cáncer de pleura por haber estado expuesto al asbesto. “Se ha demostrado en más del 85% de los casos, en los cuales se ha estudiado el origen de este tumor, que hubo una exposición al asbesto”, dijo. Silva, por su parte, explicó que este tipo de cáncer “se asocia directamente al asbesto porque es la causa más frecuente”.
Orden judicial sin cumplir
En febrero pasado, un tribunal de la Ciudad de Buenos Aires, la Cámara de Apelaciones del fuero Contencioso Administrativo, ordenó a las autoridades porteñas erradicar por completo el asbesto del tren subterráneo. El fallo confirmó una orden dictada hace más de tres años por una jueza de primera instancia. La justicia reconoce que las empresas Sbase y Emova y las autoridades han avanzado con un plan para eliminar el asbesto, pero sostiene que ha sido insuficiente.
Emova dijo a CNN que desde 2019 comenzó a erradicar esta amenaza del subterráneo, pero que se requieren "años" para completar un proceso sin precedentes en la región.
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Los gremialistas del subte han denunciado el peligro que representa el asbesto o amianto.
El secretario general del gremio AGTSyP, Roberto Pianelli, explicó el alcance de la presencia de este material. “Hay asbesto no solamente en los trenes: lo tenemos en las instalaciones fijas, tenemos en las usinas, tenemos en los centros de potencia, tenemos en las bombas, tenemos en las escaleras mecánicas, tenemos asbesto instalado. En casi todas las estaciones hay instalaciones hechas con asbesto”, aseguró el líder sindical.
Algunos de los trenes en los que se detectó asbesto fueron fabricados y adquiridos por el subterráneo antes de la prohibición de 2003, como los Mitsubishi y los Fiat. Nunca se había realizado hasta ahora el proceso de adecuación para proteger a los trabajadores de la exposición a este mineral.
Una compra que no se debió hacer
Otros trenes con asbesto, los CAF 5000 y CAF 6000, fueron adquiridos al metro de Madrid por la Ciudad en 2011 y 2013, cuando Mauricio Macri era jefe de gobierno, a pesar de que en Argentina los trenes con este mineral estaban prohibidos desde hacía ocho a diez años.
Las autoridades de la Ciudad aseguraron en 2018 que desconocían que el metro de Madrid les había vendido trenes con asbesto. Sin embargo, el entonces presidente de Sbase, Eduardo de Montmollin —la empresa estatal que había comprado los trenes—, admitió en una entrevista con CNN en 2019 que los planos de los vagones especificaban la presencia de este mineral cancerígeno, pero que cuando se compró la flota “no había manera de afirmar o validar si esto era efectivamente cierto o no”.
Castellano, la viuda de Pacci, presentó ante la Justicia los informes médicos que la empresa Metrovías (hoy Emova) le realizó a su esposo antes de que ingresara a trabajar al subterráneo. “Dice que estaba sano. Completamente sano. No tenía ninguna afección pulmonar ni de ningún tipo antes de entrar a Metrovías”, dijo a CNN al exhibir el documento.
La empresa Emova y la aseguradora de riesgos del trabajo Galeno —que también declinó responder las reiteradas consultas de CNN— incluyeron a Pacci en la nómina de personal expuesto al riesgo por asbesto apenas cinco meses antes de su muerte.
Desde 2019, un equipo médico especializado analiza la salud de los trabajadores del subterráneo. Participan profesionales del Hospital Británico, médicos de la empresa concesionaria Emova y la doctora Lilian Capone, por la Universidad de Buenos Aires y el sindicato AGTSyP.
Más trabajadores fallecidos o enfermos
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El amianto o asbesto se usó masivamente en el siglo pasado en la construcción. Las chapas acanaladas de "fibrocemento" se hacían con asbesto y son muy comunes aún hoy.
Hasta el momento, al menos 2.114 trabajadores han sido incorporados al registro de riesgo por exposición al asbesto, y 55 han presentado signos de exposición al amianto en su sistema respiratorio. Entre ellos, el equipo médico reconoció al caso de Pacci y de tres trabajadores con cáncer de pulmón, de los cuales dos han fallecido, explicó Capone. El tercero fue operado y salvó su vida. Silva coincidió en que el asbesto se relaciona directamente con esta enfermedad. “Además, si la persona es fumadora, se potencia más ese efecto carcinogénico”, explicó. En el último parte, de marzo de 2023, la lista de trabajadores afectados subió a 84, según informó el sindicato a CNN.
La mayoría de los trabajadores afectados presentan placas pleurales o "asbestosis". “Las placas pleurales son una reacción de la pleura ante el contacto con la fibra de amianto, que es como una aguja que se clava al respirar. Va por los circuitos internos del pulmón y llega a la pleura o también por vía linfática-sanguínea”, explicó a CNN la doctora Capone, neumóloga especialista en salud ocupacional. “El amianto ama la pleura, y cuando uno ve enfermedades de la pleura, tiene que pensar en amianto”, afirmó Capone.
Tanto el oncólogo Silva como Capone explicaron que esta afección no implica que desarrollarán un cáncer o una fibrosis, pero los afectados deberán controlarse de por vida.
Florencia Santilli, Gustavo Villalba y Lauro Luna son tres de ellos, de acuerdo con los documentos médicos que aportaron a CNN. Ingresaron a trabajar al subterráneo entre 1994 y 2003 y pasaron por distintas funciones hasta llegar a maquinistas. Trabajaron en tres líneas distintas. Ninguno de ellos trabajó en los talleres, donde los mecánicos —los primeros diagnosticados por exposición al asbesto en 2019— manipulaban directamente las piezas de los trenes contaminados. Aun así, de acuerdo con los diagnósticos del equipo médico especial, son tres de los maquinistas que respiraron fibras de amianto.
Menos riesgos para los usuarios
Las autoridades aseguran que los usuarios del subterráneo no corren peligro. Pero esto no sería tan categórico. “El pasajero es un gran signo de interrogación, porque acá hay que diferenciar dos cosas. Una cosa es la contaminación y otra cosa es la enfermedad. Yo puedo estar contaminada con algunas partículas de amianto, pero no quiere decir que me enferme o que vaya a enfermarme”, afirmó Capone. Hasta el momento, no hay casos de usuarios afectados, aseguró la neumóloga.
“Creo que tiene mucho que ver el tipo de exposición. No es lo mismo estar trabajando durante horas en un taller, donde se pulían planchuelas de amianto, a ser un pasajero, como somos todos, que espera unos minutos en el andén y viaja por corto tiempo”, ilustró Capone.
Las fibras de asbesto son invisibles al ojo humano y pueden viajar varios kilómetros. La forma de detectarla es midiendo la calidad del aire.
El amianto en las casas argentinas
Hay que agregar que el asbesto se usó masivamente en el siglo pasado, en especial a partir de los años 60, para hacer materiales de construcción. Sus grandes propiedades aislantes y su bajo precio lo hacían muy atractivo para los fabricantes, y nada se sabía de sus efectos sobre la salud humana. El "fibrocemento" es un ejemplo muy extendido. Se lo usó para hacer techos de planchas acanaladas y tanques de agua, entre otras aplicaciones, y aún ahora pueden verse en las casas argentinas. Un informe hecho desde el punto de vista de la industria de la construcción enumera los tipos de usos que se le dieron: https://www.eficienciaconstructiva.com.ar/amianto/peligros-del-amianto-y-asbesto-la-construccion-n2126
La empresa Emova aseguró a CNN que ha realizado 2.579 mediciones de la calidad del aire en el subterráneo entre 2019 y 2023. En todos los casos, los resultados indican que están por debajo de los límites permitidos por la ley argentina.
“Hace 40 años, nuestra normativa estableció como límite cinco fibras de asbesto por centímetro cúbico de aire. No podía haber más de eso. Después, en 1991, pasa de cinco fibras a dos fibras por centímetro cúbico de aire respirable. Y posteriormente, en 2003, hubo una última adecuación y el límite pasó a ser 0,1 fibra por centímetro cúbico de aire”, aseguró Hernán Rubio, licenciado en química y especialista en Higiene y Seguridad Ambiental, quien asesora al sindicato en la materia.
“Hay otros países más avanzados en los cuales se está hablando de 0,01 fibra por centímetro cúbico, que son 10 veces menos de lo que establece nuestro límite actual”, afirmó Rubio.