En el Día Mundial del Medio Ambiente, este lunes 5 de junio, aportar ideas sencillas y concretas para ahorrar energía es la mejor manera de conmemorar la fecha. El ingenioso mecanismo del "pozo canadiense" es un muy buen ejemplo de cómo ahorrar energía en calefacción o refrigeración. A continuación se explica cómo funciona.
La temperatura que hay bajo tierra es mucho más estable que la que del aire en la superficie: en verano, el aire puede estar sobre los 30 grados y en invierno apenas superar los 0 grados. Pero a dos o tres metros o más bajo tierra la temperatura casi no varía. "Sabido es que a partir de los dos metros de profundidad la temperatura oscila entre entre 18º y 24º C", asegura el sitio web About Haus (https://about-haus.com/como-construir-un-pozo-canadiense/) .Este fenómeno, que aprovechan los animales que hibernan, se aplica con eficacia al ahorro energético.
"El subsuelo tiene una capacidad calorífica alta. Esto quiere decir que el suelo es un buen acumulador de calor" resalta About Haus. El subsuelo asimismo tiene una baja conductividad térmica, lo que hace que la penetración del calor o su enfriamiento sea lento. Debido a su gran masa, lo suelos tienen "estabilidad térmica" a lo largo del año, lo que evita picos de frío y de calor.
En una profundidad del orden de los 2 metros, es posible tener temperaturas adecuadas consideradas confortables para una casa. Temperaturas que oscilan entre los 18º y 24º C. Esta característica, la de "almacenamiento térmico" del subsuelo, es la que aprovechan los pozos canadienses.
Pero mucho depende del tipo de suelo y de cuánta humedad contenga: cuanto más agua retenga, mayor será la trasmisión térmica. Los suelos secos y arenosos son los ideales para hacer un "pozo canadiense". Los suelos húmedos o anegados, todo lo contrario.
Básicamente, se canaliza aire desde el exterior al subsuelo, donde es calentado o refrigerado. La técnica no implica gastos en alta tecnología, como la energía solar o la eólica: sólo se requieren unos metros de caños, un par de filtros, una pala o excavadora y un buen diseño.
El principio en el que se fundamentan los pozos canadienses es simple: el aire que se acumula en las tuberías subterráneas está más frío que el aire que hay en la casa durante el verano. En invierno es al revés: está más caliente el aire soterrado que el de la vivienda. De este modo, sin necesidad de realizar ningún consumo de electricidad, se accede a una fuente natural de intercambio de temperaturas para calentar la casa en invierno y refrescarla en verano.
Este tipo de "estrategia bioclimática" mejora considerablemente la eficiencia energética de una vivienda. Desde luego, la instalación será más barata si se realiza mientras se está construyendo la casa que a posteriori, pero de todos modos las ventajas valen hacer la reforma.
La temperatura de la superficie presenta una diferencia con la del ambiente y esta diferencia se acentúa y se mantiene estable a una profundidad importante, de 15-20 metros. Pero normalmente bastan dos o tres metros para lograr buenos resultados. Allí el suelo se suele mantener estable en torno a los 18ºC-24ºC, según el portal About Haus.
El pozo canadiense consiste en una instalación en el suelo de unos conductos a una profundidad entre 2 y 4 metros y una longitud de unos 35 metros, con 20 a 40 cm de diámetro. Por allí se hace circular el aire antes de enviarlo al interior de la vivienda. En contacto con los conductos el aire adquiere la temperatura del suelo, que posteriormente se ingresa en la vivienda.
Tipos de suelo y humedad, claves
Resulta muy importante que antes de instalar un pozo canadiense se estudie el suelo de la parcela para conocer su conductividad térmica. La conductividad térmica de los suelos depende de su porosidad y grado de saturación. Los suelos que contienen arcillas o limos presentan un grado mayor de conductividad térmica que los suelos arenosos. Por otro lado los suelos arenosos secos tienen una baja conductividad térmica, pero alta cuando están saturados de agua o húmedos. Como es obvio, se necesitan suelos de baja conductividad térmica, con el fin de que la penetración del calor o su enfriamiento sea lento.
La presencia de agua tiene una fuerte influencia en las propiedades térmicas del suelo, aumentando la conductividad térmica. En el sur de Santa Fe predominan los "suelos negros" con alto contenido en materia orgánica y buen drenaje. Su humedad depende de las lluvias y la altura de la napa freática.
En invierno, el aire está frío, a veces por debajo de los 10 grados o incluso cerca del 0. Pero a unos dos o tres metros de profundidad la temperatura es mayor que la del exterior. Por ello cuando el aire circula por las tuberías subterráneas se calienta y permite subir la temperatura de la casa. La calefacción eléctrica o a gas puede reducirse en gran medida o incluso puede ser evitada por completo, según el caso.
En verano, las condiciones se invierten. La temperatura del exterior es más elevada que la que hay bajo tierra. De este modo, el aire que pasa por las canalizaciones del subsuelo se enfría y llega al interior de la vivienda con varios grados menos. Se reduce o evita el consumo de aire acondicionado.