Una investigación del Laboratorio de Embriología Molecular del Conicet-UBA, perteneciente a la
Facultad de Medicina, acaba de confirmar que el glifosato, el químico fundamental utilizado en la
industria sojera, es altamente tóxico y provoca efectos devastadores en embriones.
Es la primera vez que una investigación científica de laboratorio corrobora lo que las
comunidades indígenas y los movimientos campesinos denuncian desde hace una década.
El estudio, realizado con dosis hasta 1.500 veces inferiores a las utilizadas en las
fumigaciones sojeras, comprobó trastornos intestinales y cardíacos, malformaciones y alteraciones
neuronales.
“Concentraciones ínfimas de glifosato, respecto de las usadas en agricultura, son
capaces de producir efectos negativos en la morfología del embrión, sugiriendo la posibilidad de
que se estén interfiriendo mecanismos normales del desarrollo embrionario”, subraya el
trabajo, que también hace hincapié en la urgente necesidad de limitar el uso del agrotóxico e
investigar sus consecuencias en el largo plazo.
El herbicida más utilizado a base de glifosato se comercializa bajo el nombre de Roundup, de
la compañía Monsanto, líder mundial de los agronegocios.