Washington.- La Marina estadounidense enfrenta duras críticas después de que se diera a conocer hoy que dos aviones de combate arrojaron bombas contra la Gran Barrera de Coral en Australia.
Washington.- La Marina estadounidense enfrenta duras críticas después de que se diera a conocer hoy que dos aviones de combate arrojaron bombas contra la Gran Barrera de Coral en Australia.
Los aviones Harrier arrojaron cuatro bombas frente a la costa de Queensland, sobre el mundialmente famoso arrecife de coral en el mar, Patrimonio Natural de la Humanidad según la Unesco. La prueba realizada el pasado martes formaba parte de una maniobra conjunta de 28.000 efectivos de Australia y Estados Unidos.
Las bombas iban a ser arrojadas inicialmente en una zona de entrenamiento en una isla. Sin embargo, antes del lanzamiento fueron detectados barcos civiles en la zona, explicó hoy el oficial estadounidense William Marks al canal australiano ABC. “Los Harrier tenían poco combustible y debían regresar al barco, por eso llevaron adelante el lanzamiento de emergencia”, dijo Marks.
La embajada estadounidense en la capital australiana, Canberra, indicó que no podrían haber aterrizado con ese pesado cargamento. Aclaró que las bombas no explotaron, por lo que no hubo riesgos.
Marks aseguró que las bombas de 230 kilos arrojadas sobre el delicado ecosistema tuvieron “efectos mínimos” en el mayor arrecife de coral del mundo. “El medio ambiente es una de nuestras principales preocupaciones”, dijo.
El lanzamiento de las bombas causó indignación en Australia. “¿Nos hemos vuelto todos locos?”, preguntó la senadora y portavoz de Los Verdes de Australia, Larissa Waters, en entrevista con el canal ITV.
"¿Esta es la forma en que defendemos nuestro patrimonio mundial?”. También los defensores del medio ambiente criticaron la acción. Al parecer, las autoridades australianas fueron informadas sobre esta acción.
La Marina estadounidense recuperará las bombas, que se encuentran a unos 60 metros de profundidad, en los próximos días, informó el diario australiano “Sydney Morning Herald”. (DPA)