El informe de la autopsia que fue incorporado al expediente por el crimen de Roberto Eduardo Wolfenson Band reveló que el ingeniero electrónico de 71 años fue asesinado entre las 13 y las 17 del viernes 23 de febrero en su casa del country La Delfina, del partido de Pilar, que la muerte fue por asfixia y que recibió golpes en la frente, el pómulo, la boca y la nariz.
En tanto, los investigadores aún intentan establecer el móvil del crimen, ya que por el momento creen que el homicidio no está vinculado a un robo, más allá del faltante del teléfono celular de Wolfenson, porque no se detectó ningún signo de violencia en la casa y la caja fuerte instalada en uno de los ambientes estaba cerrada y con el dinero, relojes de alta gama y joyas en su lugar.
Sin embargo, los hijos del hombre asesinado, a través del abogado Tomás Farini Duggan, pidieron que se investigue si existieron movimientos bancarios que pudieron haberse realizado a través del teléfono celular robado, y también solicitaron a los fiscales que se le pida al Colegio de Escribanos tanto de la Capital Federal como de la provincia de Buenos Aires que se informe si existió en los últimos meses alguna modificación de los testamentos firmados por la víctima.
Según el protocolo de la autopsia, firmado por la médica Silvina Aguirre del Cuerpo Médico Forense de Policía Científica de San Isidro, la data de muerte está estimada entre 18 y 24 horas antes al inicio de la autopsia, que comenzó el sábado a las 13, lo que da una franja horaria que va entre las 13 y las 19 del viernes anterior, pero como el hallazgo del cadáver del ingeniero electrónico fue a las 17, la franja horaria a investigar es entre las 13 y las 17, que fue el momento en el que entraron a la vivienda un empleado de seguridad, un profesor de piano y un vecino del barrio.
Las lesiones descriptas por la médica son varios surcos de ahorcadura delgados, como si hubiera habido “tira y aflojes”, y lesiones de defensa, que también son compatibles con que la víctima luchó e intentó aflojarse el lazo con el que lo estrangulaban.
En ese sentido el protocolo de autopsia describe lesiones cortantes en la palma y en cuatro de los dedos de la mano izquierda que tienen entre 0,5 y 1 milímetros de profundidad.
Una fuente judicial reveló que la autopsia también detalla que “hay un corte grande en la nuca, de unos 7 centímetros de largo”, que ahora se investiga si fue producido por el mismo elemento fino y filoso con el que lo estrangularon o con otro tipo de elemento.
También hay golpes en la cara, más precisamente en una ceja, la frente y hasta un corte en un pómulo, un fuerte golpe en la nariz y un corte interior producto de otro golpe en la boca, con una lesión en la parte interna de una de las mejillas.
Según los investigadores, Wolfenson estaba vestido de la misma forma en la que lo describió la empleada doméstica cuando lo vio el jueves pasado, con una chomba anaranjada, pantalón tipo jogging azulado y con unas Crocs.
Un detalle revelado a Télam por uno de los investigadores es que “las Crocs estaban apoyadas arriba de las piernas de la víctima”, por lo que ahora el fiscal intenta establecer si así las dejó el asesino, o si alguien manipuló la escena o el cuerpo antes de la llegada de los peritos.
En relación a la posición en la que el primer médico halló el cadáver, una fuente precisó que Wolfenson apareció tirado en el dormitorio de servicio, “boca arriba, contra un rincón y con la cabeza abajo de un radiador”.
En tanto, fuentes judiciales indicaron a Télam que el fiscal de la causa, Germán Camafreita, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 de Pilar, tomó declaración testimonial en las últimas horas al piletero que trabajó ese mismo viernes del hallazgo del cadáver del ingeniero.
Según le dijo al fiscal, ese día llegó entre las 8.35 y 8.45 y que trabajó durante 25 minutos en la pileta, creyendo que no había nadie en la propiedad, porque no vio, ni escuchó nada y no se cruzó con ninguna persona.
En tanto, también declaró el jardinero, quien explicó que la última vez que estuvo en la propiedad fue el miércoles 21.
Los pesquisas establecieron que el viernes 23 pasado ninguna persona ingresó al country La Delfina con autorización de Wolfenson, lo que para los investigadores puede indicar que el homicida estaba dentro del country o que engañó a la guardia e ingresó a otro lote.
El abogado Farini Duggan explicó que si bien aún el juez Nicolás Ceballos no los autorizó a los hijos a ingresar al expediente seguramente lo hará en horas.
“Queremos saber si existieron movimientos en las cuentas bancarias y si existió alguna modificación testamentaria en los últimos meses. La persona que se llevó el celular contaba con el patrón de ingreso al teléfono o bien lo obligó al ingeniero a colocarlo antes de asesinarlo, y así tenía acceso a las cuentas bancarias”, explicó.
“Esperamos también los informes de las conexiones realizadas con el celular. Evidentemente la persona que se lo llevó había pactado un encuentro con la víctima, por eso lo robó. Además, los familiares determinaron que hubo conexiones al WhatsApp posteriores al hallazgo del cadáver”, agregó.