Domingo 15 de enero. Junto al mar. La visita a una hermosa cueva (Mingus) para escuchar, en Mar del Plata a un conjunto de blues, con dos importantes cantantes, reubicó el nombre: Charlie Mingus, un loco lindo, para muchos el mejor contrabajo aparecido en aquellos pagos. Así sea el mejor o uno de los diez mejores bajistas, tiene un título propio: a nadie expulsaron de la orquesta de Duke Ellington de modo tan directo: "el duke" lo rajó. Era, sostienen, tan genial como inaguantable.
Los chicos que están escuchando al conjunto (teclados, bajo, guitarra y batería) son definitivamente jóvenes y lo ostentan. Siento lo mismo que cuando existía, como sitio de música confrontativa, el Willie Dixon, el excepcional bajista daba nombre al lugar y para muchos nada. Los chicos escuchan al grupo Chees en la tranquila noche marplatense. Y listo. Cuando se van a "Yo camino", el tema que destripara hasta hacerlo glorioso "Ricardito", y suben los alaridos las "vocalistas" buscando su alma aprovecho y la mía vuela a la anécdota que, verdadera o no, se atribuye al único consejo que recibiera Ella Fitzgerald cuando preguntó de qué modo cantar con esa orquesta, la de Chic Webb: "Sigue al contrabajo, nena".
En el anfiteatro Piazzolla, acaso uno de los más lindos teatros marplatenses, arruinado por los empleados municipales que no lo mantienen adecuadamente, que hacen huelgas y paros, demoran la entrada e impiden que empiecen los conciertos a horario para hablar de la precariedad laboral de los empleados municipales (una obvia mentira) el Quinteto Piazzolla, a cargo de la fundación Piazzolla para que toquen la "música Piazzolla" une, milagrosamente, a Sergio Rivas y su contrabajo, con Cintia Mateo, la bajista de Chess, el conjunto de blues.
Sobrevuela en el anfiteatro Piazzolla el espíritu de Enrique "Kicho" Díaz. Que fuera de Vardaro/Pugliese a Troilo y a Piazzolla. Y el tema que le dedicaran: "Contrabajeando".
Tal vez en esta noche de música con dos formaciones y dos estilos diferentes (blues y tangos) el bajo (supongo) sostiene el cable a tierra, el que mejor interpreta el freno a la voladura sin destino.
Completarán las ensoñaciones los alaridos gimnásticos de Gerónimo Rauch, fenomenal cantante de comedias musicales que hace un homenaje a "Beatles" y logra la mejor comunicación con "Come togheter" Rauch canta: "One thing i can tell you is you got to be free come together, right now over me...". Que me dicen que se debe traducir como "Una cosa les quiero decir y es que deben ser libres, únanse ahora mismo a mí". El afán de leer en voz alta, tal como está escrito, pone acentos agresivos en el título del tema: "Come togheter". Cuando en el bis, ya con las luces encendidas, Rauch retoma el "Come togheter", advierto que el latido que baja a la platea viene de su bajista, que no ha hecho nada mas que agitarse y darle, con sus largos dedos, a esas duras cuerdas de donde proviene la cuadratura que nos mantiene dentro del tema a los sordos, que somos muchos.
La música está resuelta en la armonía, que tanto molesta a los oyentes descuidados a los que sólo la melodía deja tranquilos. Para nosotros, los oyentes bastardos, brutos, normales, el contrabajo es el que nos tiene dentro del tema. Allí está el cable, el resuello.
"Sigue al contrabajo, nena"... ¿Qué es, al fin, el contrabajo en el concierto de cada día? Es el colectivo a horario, plata en el cajero, las luces encendidas, el pan fresco, el teléfono que contesta y la casa sin que nadie la asalte y se lleve el televisor. Agua en las canillas, policías en las esquinas y hospitales con médicos, remedios y camas disponibles. La confianza en el ritmo basal.
Puede entenderse como arbitrario, lo que digo en esta noche marplatense: si la música es la vida en Argentina las gestiones municipales, provinciales y nacionales han dejado de tocar o tocan mal. Nadie entiende de armonía. Es rarita la melodía.Tenemos un problema nacional. El problema es la música. No todos los que están en la banda saben tocar el contrabajo.