Un conductor que atropelló alcoholizado, mató a un repartidor y luego escapó del lugar, fue condenado este miércoles hoy a cuatro años de prisión y 10 de inhabilitación para manejar. Se trata de Mauro Brunke, de 32 años, quien fue sentenciado por una jueza de Mar del Plata, la ciudad donde ocurrió el episodio. La magistrada ordenó su detención inmediata y traslado a la Unidad Penal 15 de Batán.
La magistrada consideró que en el juicio que se desarrolló entre el lunes y miércoles de la última semana quedó acreditado que Brunke manejaba alcoholizado una camioneta cuando impactó en la noche del 6 de diciembre de 2020 con el frente de su camioneta la moto en la que circulaba Emiliano Vidal, de 31 años, quien falleció a causa de las lesiones sufridas tras ser trasladado a un hospital.
El conductor de la camioneta fue condenado como autor del delito de “homicidio culposo agravado por la conducción de vehículo automotor, calificado por la temeridad, la alcoholemia punitiva y la fuga y omisión de auxilio”.
El fallo, que se dio a conocer este mediodía en el sexto piso de los tribunales marplatenses, fue en línea con el pedido del fiscal de Delitos Culposos, Pablo Cistoldi, quien llevó adelante la investigación, y con el de acusación particular del abogado Julio Oronó, en representación de la familia de la víctima, aunque en su caso había solicitado cuatro años y seis meses de cárcel.
Tras la lectura de la sentencia por parte de la jueza, familiares y allegados de Vidal se mostraron conformes con la pena de prisión efectiva para Brunke, quien había llegado en libertad al juicio.
“Como familia estamos muy conmovidos y conformes con la sentencia”, dijo Horacio Vidal, padre del repartidor, que fue uno de los primeros testigos del juicio.
La jueza consideró probado a lo largo de las tres jornadas del proceso que Brunke embistió la moto del repartidor en la esquina de Córdoba y Garay, y que luego escapó del lugar y condujo hasta su domicilio, ubicado a cuatro cuadras, donde estacionó la camioneta en un garage.
En su fallo, sostuvo que la moto de la víctima “había ingresado primero al cruce” de las calles minutos antes de las 22, y aunque la camioneta circulaba por la derecha, “había perdido el derecho de prioridad de paso”.
Además, subrayó que Brunke circulaba a 54 kilómetros por hora, “casi el doble” de la velocidad permitida en la intersección, y que tenía 1,06 gramos de alcohol por litro de sangre cuando se le practicó el examen, dos horas después del hecho, por lo que entendió que “no cabe duda que era mayor” al momento del impacto.
La magistrada indicó que el conductor se dio a la fuga tras el siniestro, y que pudo ser localizado porque un testigo decidió seguirlo.
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Destacó en ese sentido la expresión del padre de la víctima durante el juicio, quien aseguró que “lo incomprensible es que lo dejó en la calle tirado como un perro”, y que en su huida cruzó otro semáforo en rojo.
“La muerte de Vidal se explica por la conducta de Brunke”, señaló el fallo, y agregó que “de haber llegado a la velocidad reglamentaria y sin la alcoholemia positiva podría haber advertido” la presencia de la Gilera de 125 centímetros cúbicos con la que la víctima realizaba repartos de comida.
A partir del peligro de fuga que entendió que existía por la pena impuesta, la jueza no hizo lugar al pedido de arresto domiciliario planteado por la defensa, y dispuso que Brunke quedara alojado en la UP 15, en el marco del programa “Casas por cárceles”, donde deberá recibir además tratamiento psicológico.