El gobierno de Pekín, capital de China, decidió dar un nuevo paso para mentalizar a su población a favor del medio ambiente y cayó en la cuenta de que, por la vía del bolsillo, siempre es más fácil llegar a la conciencia de los ciudadanos.
El gobierno de Pekín, capital de China, decidió dar un nuevo paso para mentalizar a su población a favor del medio ambiente y cayó en la cuenta de que, por la vía del bolsillo, siempre es más fácil llegar a la conciencia de los ciudadanos.
Por eso, en las distintas estaciones de subte de la ciudad se instalaron instalaron máquinas recolectoras de botellas de plástico por las que, a cambio, los usuarios reciben crédito para usar en el medio de transporte.
Los transeúntes reciben entre 5 fen y 1 jiao (5 y 10 céntimos de yuan, respectivamente), que se añaden al crédito de sus tarjetas de subte, por cada botella de tereftalato de polietileno (PET) que introducen en la máquina. Esta, a continuación, las aplasta hasta que quedan a un tercio de su tamaño original y las ordena según su tipo y color.
Una medida sencilla y «fácil de usar», según explican empleados de la compañía de reciclaje Incom, que se prevé que se amplíe a la totalidad de la red del transporte subterráneo de la ciudad e incluso a las paradas de autobús y áreas residenciales.
Por Gonzalo Santamaría
Por Matías Petisce