El escritor argentino Julio Cortázar, de quien ayer se cumplieron 30 años de su fallecimiento, murió de sida y no de leucemia como se sostuvo tanto tiempo.
El escritor argentino Julio Cortázar, de quien ayer se cumplieron 30 años de su fallecimiento, murió de sida y no de leucemia como se sostuvo tanto tiempo.
El autor de "Rayuela" contrajo el virus en 1981, dos años y medio antes de su deceso, a través de una transfusión de sangre que había sido vendida por emigrantes en Francia y provista por la Cruz Roja de ese país.
La información fue brindada por la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi, quien conoció a Cortázar en 1973, tuvieron una relación sentimental y fueron amigos hasta el fallecimiento del gran escritor.
La intelectual precisó incluso que Cortázar sufrió sarcoma de Kaposi, el tumor que desarrolló la mayoría de los primeros pacientes infectados de sida en la década del 80. Y aseguró que el argentino nacido en Bélgica y muerto en Francia "fue una de las primeras figuras en morir de sida" en el mundo.
"Julio Cortázar no murió de cáncer ni de leucemia como se especuló, sino que falleció de sida. Con la desgracia de que le contagió la enfermedad a su querida esposa, Carol Dunlop. Ella murió primero, dos años antes que Julio, porque aunque era muchísimo más joven le habían quitado un riñón", declaró Peri Rossi.
"El sida no se había identificado cuando Julio lo contrajo, era una enfermedad sin nombre. Consistía en un retrovirus no identificado. Lo contrajo porque sufrió una hemorragia estomacal en agosto de 1981 cuando vivía en el sur de Francia. Lo hospitalizaron y le hicieron una transfusión de varios litros de sangre, que después se supo, en medio de un gran escándalo, que estaba contaminada", expresó la poetisa.
En una entrevista con un corresponsal europeo —Peri Rossi vive en Barcelona— la también periodista aseguró poseer cartas en donde el escritor le habla de la transfusión.
"Tengo una carta de Julio donde me dice: «Me he convertido en un vampiro de verdad porque me han tenido que cambiar la sangre y la pobrecita Carol me tuvo que llevar al hospital más cercano»".
"Años después se supo que esa sangre, que venía de la Cruz Roja, estaba contaminada —precisó Peri Rossi—. Se produjo un gran escándalo que terminó con la destitución del ministro de Salud Pública. La sangre se compraba a emigrantes pobres. No se realizaban pruebas, análisis, porque la enfermedad, el sida, era desconocida".
La escritora confirmó que una de las primeras especulaciones cuando el escritor se enfermó era que padecía cáncer. "Ese diagnóstico no existió. Todo lo contrario. La verdad es que la enfermedad que padeció Julio no estaba todavía diagnosticada, no tenía una denominación específica, se le llamaba: pérdida de defensas inmunológicas. Se caracterizaba por un aumento desmesurado de los glóbulos blancos, manchas en la piel, diarreas, cansancio, infecciones oportunistas y culminaba con la muerte", explicó.
Cortázar viajó a Barcelona en noviembre de 1983, y estaba muy preocupado por el avance de la enfermedad. "No tengo cáncer, me lo dicen los médicos franceses y después nos ponemos a hablar de literatura".
"Me enseñó una placa negra en su lengua, el sarcoma de Kaposi. Padecía un virus que desconcertaba a los médicos y no tenía tratamiento específico. Ningún médico sabía tampoco cómo se transmitía o cómo se contraía".
Cristina Peri Rossi estaba muy alarmada y le pidió a Julio que consultara con un excelente médico y poeta barcelonés, Javier Lentini, muy amigo de la escritora uruguaya. "Me merecía toda confianza. Fuimos a verlo Julio y yo con los análisis. Lentini confirmó que por los análisis de sangre de Julio y otras pruebas descartaba la existencia de un cáncer. Atribuyó la enfermedad a un raro virus sin identificar".
Cristina Peri Rossi había hablado por primera vez de esta teoría en 1999 cuando publicó un libro sobre su relación con Cortázar.
Cortázar falleció el 12 de febrero de 1984 en Francia. Su esposa, Carol Dunlop, había muerto dos años antes. Según Peri Rossi, Julio le había contagiado la enfermedad.
Tras aquella consulta médica, Peri Rossi, Cortázar y el médico Lentini consultaron a otros dos hematólogos catalanes de mucho prestigio que le realizaron una cantidad de pruebas. "El resultado fue que tenía una infección no determinada provocada por un retrovirus. Y que no había ningún tratamiento. Había tres retrovirus identificados y este desconocido".
La escritora recordó que un cuadro semejante había provocado la muerte de su mujer, un año y medio antes. "La causa había sido un virus desconocido que le provocó la pérdida de defensas inmunológicas y la aparición de infecciones oportunistas. Para ella la enfermedad avanzó muy rápido porque le habían extirpado un riñón en su juventud".
Por Claudio Berón
Por Alvaro Torriglia