En el despacho del intendente hay silencio. Por momentos sólo se escuchan los truenos que parecen apabullar a la ciudad. Mientras en su entorno aparecen rostros con huellas de cansancio, Pablo Javkin va y viene. Se nota que le gusta lo que hace. Y se nota que le gusta estar en campaña, al menos durante la entrevista con LA CAPITAL.
—No compitiendo el domingo próximo, ¿se siente candidato al buscar traccionar a Giustiniani, Palo Oliver y Ciro Seisas?
—Es la primera vez que me pasa. Hace mucho tiempo que venía siendo candidato y ahora tengo la necesidad de pedirle a la gente que nos ayude y acompañe en la gestión. Acompaño a candidatos que me van a permitir mejorar la gestión y la situación de la ciudad. Tenemos un manejo fluido en el Concejo y ganamos peso en la relación con la Nación. Eso se traduce en temas concretos, como el empleo para jóvenes en Rosario, la ampliación del fondo del conurbano y la situación del transporte.
—El planteo central, la queja principal, del rosarino pasa por la inseguridad. Una de las cosas buenas que hizo Lifschitz por medio de Pullaro es blanquear que la seguridad es de jurisdicción provincial, aunque la gente le traslada sus reclamos al que tiene más cerca. A usted, el intendente.
—Hay muchas cosas para hacer. Llegamos a un punto en que parece que la cárcel domina a la calle. A partir de eso esta claro lo que hay que hacer. Nosotros tenemos presencia de fuerzas federales en Rosario, ¿vemos causas que avancen en la Justicia Federal en base a inteligencia criminal sobre hechos que están vinculados al narcotráfico? Pocas. ¿Vemos prevención en torno a los homicidios ligados a la economía del narco? No como debiera suceder. Hasta el colmo que alguien diga que esta mal quitarle un teléfono a alguien que esta detenido, cuando desde ahí se ordena la muerte de personas. Necesitamos que nos cuiden más. Y que controlen a los que han sido sancionados por el delito. El municipio tiene cosas para hacer sobre la seguridad: iluminar, abrir calles, trabajar en la tarea preventiva, construir espacios públicos y trabajar en la información.
—Hay quienes dicen que lo que hizo al disolver la GUM es gatopardismo (cambiar algo para que nada cambie).
—Yo propuse esto en campaña y se lo informé al Concejo el primer día de mandato. Necesitamos mejorar el control de la ciudad. Muchos de lo que dicen eso que usted me dice proponían lo mismo y no lo hicieron. Yo dije que lo iba a hacer y lo hice. Tienen que terminarse las ordenanzas de papel, vamos a despapelizar, fundamentalmente en el control. Necesitamos ojos en la calle y vamos a licitar un sistema para mirar lo que sucede en la calle, porque la velocidad puede llevar delitos detrás. Hay que cambiar un cuerpo de control que hace 17 años se pensó de una manera y que hoy no estaba cumpliendo ese rol. Vamos a un control de proximidad.
—¿Qué quiere decir eso?
—Que en los espacios masivos, como centros comerciales barriales, centro de la ciudad y los fines de semana en espacios públicos vamos a tener agentes que hagan la tarea municipal sin estar vestidos de militares. Que trabajen como municipales. Yo veo las bromas que me hacen por el uniforme. Es un uniforme como debe ser, y que tiene que ver con que esas personas sean conocidas para las asociaciones de comerciantes. Es eso. No es una medida extraordinaria, en la GUM hay 178 personas, no estamos haciendo una revolución.
—¿Qué define la interna del Frente Progresista?
—Iniciamos una nueva etapa para el Frente, más abierta y plural. Hay una sociedad distinta, de agregación de demandas, puntuales y focalizadas. Un frente como el nuestro si no es capaz de interpretar las nuevas demandas no sería genuino no coherente. Uno es progresista cuando identifica los nuevos desafíos. Binner planteó una agenda de avanzada con la descentralización, la salud, los centros Crecer, la inclusión de la mujer. Ahora los desafíos son la violencia, la igualdad. La sustentabilidad. Para eso, el Frente tiene que ser abierto y plural. Se termino una idea vertical, desde un gobierno o un pedazo de un partido. Y hay que recuperar a la gente que participó de lo mejor del Frente.
—Bueno, pero hablemos de nombres propios.
—Con Palo Oliver,con Ciro Seisas, con Rubén Giustiniani nosotros estamos apostando a la pluralidad, con los derechos y las nuevas demandas que la sociedad tiene, que miran a lo que debemos ser. Yo creo en ese Frente. El tiempo que viene tiene que ser generoso, diverso y darle oportunidad a ese debate. Es un cambio de cultura en el Frente y le pido a la gente que no frenemos. Voy a dar esa pelea.
—¿Después de las elecciones viene el diálogo con los otros sectores?
—Siempre, pero quiero discutir el fondo. Perdí más de lo que gané y nunca demoré más de cinco minutos en acompañar al que me ganó. Pero en el 2019 fue distinto: la gente nos eligió a nosotros para liderar el proceso. Hay cosas que no volverán a ser como eran: la política vertical, de estructura, de tirarle el aparato del Estado a otro. Y entender eso va a ser clave. Más en un país en el que es un negocio fácil para los que gritan. Por el fondo del conurbano nos dieron 30 millones de pesos, de acuerdo a lo que le dan la provincia de Buenos Aires serían 2.070 millones para Rosario. ¿Con qué voz vamos a tener más peso en el Congreso? Con la de alguien que fue senador, que tiene la experiencia, que votó contra la 125, que se animó a plantear el 82% móvil. Esa es la propuesta de Giustiniani, muy competitiva para después de la primaria, con mucha más fortaleza. Y a nivel local, Ciro representa ser abiertos, plurales, inclusivos. No somos un núcleo cerrado. No tengo dudas de que Rosario tiene que tener mayor peso. Alguien me dijo hace poco: esta ciudad nunca estuvo en los planes de nadie. Y, en el fondo, les molesta a muchos. Es inexplicable que no tengamos autonomía. Le pido al gobernador que tratemos el proyecto de autonomía.
—¿Perotti no debería hacer más por Rosario de lo que está haciendo?
—Nos ha tocado un momento tremendamente difícil. Tenemos un diálogo cotidiano, y tengo que trabajar en conjunto. Ahora estamos interviniendo en uno de los barrios más intensos en materia de homicidios. Se interviene con las casas usurpadas, en construcción de una plaza, identificación de casas usurpadas. Y mientras trabajamos, aparecen dos homicidios, heridos de armas de fuego en cuatro días. Planificados desde una cárcel.