El socialismo comenzó a navegar en un mar de contradicciones tras la derrota electoral del año pasado por la cual perdió la provincia tras doce años de gobierno y la Municipalidad de Rosario tras 30 años ininterrumpidos de gestión. Aunque por momentos más que una navegación parece un naufragio. La primera gran contradicción se dio en los comicios presidenciales, cuando Miguel Lifschitz cerró sin muchas explicaciones un acuerdo con la fórmula Lavagna-Urtubey, pacto electoral que escandalizó a su militancia. Es que este último, por entonces gobernador de Salta, se opuso a la ley de aborto legal e implantó la educación religiosa en las escuelas públicas de su provincia. Nada más abiertamente opuesto a la línea programática del partido de la rosa. Ante esto, otro sector de esa fuerza política respaldó la fórmula Fernández-Fernández, mientras que grupos de la ciudad de Buenos Aires fueron detrás del binomio Macri-Pichetto. Y ahora en la oposición comarcal, el socialismo sigue mostrando sus incoherencias. A nivel nacional, el diputado Enrique Estévez votó en diciembre pasado a favor de la ley de emergencia económica que pidió el presidente Alberto Fernández. Mientras, en Rosario los concejales del mismo partido avalaron la propia emergencia que solicitó el intendente Pablo Javkin. Pero resulta que en la Legislatura santafesina, los diputados socialistas, encabezados por el propio Lifschitz, mantienen una oposición intransigente y virulenta frente al proyecto de emergencia que necesita el gobernador Omar Perotti para enfrentar la crisis provincial. “¿Cómo se entiende? ¿El socialismo discrimina? ¿A algunos les da las herramientas para gobernador y a otros no? Me parece que el socialismo aún no pudo procesar la derrota electoral en Santa Fe y sus profundas razones”, señaló un agudo analista de la política provincial.