El resultado electoral en Chile deja sin fuerzas moderadas y encamina al país a un ballottage presidencial con dos postulantes de los extremos: en la primera vuelta de este domingo 21 de noviembre se impuso el ultraconservador José Antonio Kast, con 27,91 por ciento, seguido de cerca por el exdirigente estudiantil de izquierda Gabriel Boric con 25,83 por ciento.
Pero en la suma de sectores en esta primera vuelta Kast, más allá de quedar primero, se posiciona mucho mejor de cara a la segunda vuelta: los otros dos candidatos cuyos votantes podrían optar por él sumaron casi 26 por ciento. Son el oficialista Sebastián Sichel, con 12,79 por ciento y el independiente Franco Parisi, con 12,80 por ciento. De modo que a primera vista Kast apunta a un universo de votantes del 54 por ciento mientras Boric tiene en cambio un potencial más bajo: el 46 por ciento que sumaron los tres candidatos de izquierda, centroizquierda y el progresismo: o sea, él mismo, la democristiana Yana Provoste, con 11,61 por ciento, y el progresista Marco Enríquez-Ominami, con 7,61 por ciento. A su vez, en el Congreso, el avance de las derechas fue claro.
"Los chilenos votaron en rechazo a las coaliciones tradicionales, la votación se enmarca en un contexto profundo de descrédito de la política'', declaró Loreto Cox, de la Universidad Católica. A dos años de las protestas sociales que dieron pie al crecimiento de la izquierda radical, esta ganó claramente en las elecciones de constituyentes, cuya convención sigue en deliberación. Pero el favoritismo por la derecha dura es nuevo y responde a la demanda de orden público luego de dos años de continuas acciones violentas callejeras de la extrema izquierda. El ejemplo más claro es el categórico triunfo de Kast en Araucanía, epicentro del conflicto mapuche, donde venció con un 42,16 por ciento y casi triplicó a Gabriel Boric, quien totalizó 16,58 por ciento.
Pero Kast y Boric moderaron sus discursos y propuestas para conseguir el apoyo de la centroderecha y de la centroizquierda, respectivamente. Kast reiteró que sus programa se puede modificar,"no está escrito en piedra'', mientras Boric dijo: "Vamos a hacer todas las modificaciones que sean necesarias''. Además, tendrán que movilizar al menos a una parte del 53 por ciento que no votaron, en un país en que el sufragio es voluntario.
Para Kast es vital obtener al menos una parte del 12,80 por ciento de los sufragios de Franco Parisi, un ingeniero populista de ideas liberales que hizo toda su campaña desde Estados Unidos.
Pese a la polarización, el 47,3 por ciento de participación confirmó la tendencia a la baja que registra el país donde desde 2009 (59,6 por ciento) no hubo ninguna elección presidencial con una afluencia mayor al 50 por ciento. Incluso, esta elección contó con menos participación que el reciente plebiscito constitucional de 2020 (50,95 por ciento).
Este domingo también se votó por la renovación completa de la Cámara de Diputados (155) y por 27 senadores que se sumarán a los 23 en ejercicio. Los resultados dan un Congreso prácticamente empatado entre la izquierda y derecha, lo que implica un futuro complicado para el presidente que sea electo el 19 de diciembre. Pero hubo un gran avance de la derecha.
El primer candidato presidencial en reconocer la derrota fue Sichel, crítico de Kast que ahora se abre a acercar posiciones. "Es evidente que por la candidatura de izquierda no voy a votar", afirmó y agregó que tiene "diferencias programáticas con José Antonio Kast", antes de mostrarse "dispuesto a conversar hacia adelante".
Yasna Provoste, del Nuevo Pacto Social que reunió democristianos, socialistas y otros grupos de la Ex-Concertación, llamó a "no permitir el avance del fascismo que representa Kast", pero adelantó que su fuerza será oposición del próximo gobierno, y no fue explícita en un eventual llamado a apoyar a Boric. El progresista Marco Enríquez-Ominami, que quedó sexto con un 7,6 por ciento, fue quien más claramente salió en apoyo de Boric, aunque le advirtió: "Si usted no une, si usted sigue intransigente, perderemos". El candidato de Unión Patriótica, Eduardo Artés, de extrema izquierda y que terminó séptimo con un 1,5 por ciento, aseguró que combatirá el "fascismo de Kast", pero declinó respaldar a Boric. Artés es un defensor de la dictadura de Corea del Norte, algo que provoca espanto en la enorme mayoría de los ciudadanos.
Con la tranquilidad del triunfo y buenas perspectivas, el triunfador de la jornada, Kast, hizo un gesto a los adherentes de Provoste y Parisi y aseguró que quiere "recoger todo lo positivo de esos proyectos". A nivel nacional, Kast triunfó en 223 comunas de 345 en total.
En tanto, con un acto que buscó esconder el impacto del inesperado resultado, Boric hizo un discurso dirigido a sus bases y sentenció: "No va a ser la primera vez que partimos desde atrás. Lo hicimos cuando luchamos por la educación, lo hicimos cuando rompimos el sistema binominal, lo hicimos cuando juntamos las firmas y cuando fuimos a la primaria".
“¿Es el inicio del fin del «octubrismo»?”, se preguntan los analistas
El resultado de las elecciones de primera vuelta en Chile dio pie a que analistas y politólogos revisaran el período de ruptura y radicalización que se inició con las protestas de octubre de 2019. Con la victoria parcial del derechista José Antonio Kast, y los puestos importantes del oficialista Sebastián Sichel y el populista liberal Franco Parisi, para muchos se comienza a cerrar esa etapa de manifestaciones masivas. El diario La Tercera consultó a varios analistas en una nota que tituló “¿El fin del octubrismo?”, como se apodó a la narrativa de cambio social surgida de las jornadas de octubre de 2019.
“Tras los resultados de anoche, ha quedado sepultada la idea simplista de que Chile estaba dividido entre el pueblo del estallido, que era el 80% de la gente, que deseaba refundar el país y su institucionalidad desde la rabia, y un 20% que rechazaba cualquier cambio”, afirma J. J. Brunner, el autor de la tesis de los “octubristas” versus los “noviembristas” (por el acuerdo del 15 de noviembre de 2019 que dio paso a la reforma constitucional).
“Se acabó el hechizo del estallido social: se instaló una tendencia a la restauración conservadora”, tuiteó el cientista político Alfredo Joignant. Ayer, con el 100% los resultados sobre la mesa, Joignant reafirma y explica su tesis: “Los episodios cataclísmicos, como el estallido social en 2019, abren muchas oportunidades y posibilidades de transformación histórica, pero hay un momento en que éstas comienzan a cerrarse, y creo que es precisamente lo que está ocurriendo hoy en Chile: se está comenzando a cerrar ese período y abriéndose paso una corriente muy profunda en nuestra sociedad, orientada a generar las condiciones para una restauración conservadora, representada por Kast y el orden”.
Joignant advierte que existen innumerables ejemplos sobre estos cambios en la historia política. “Mayo del 68 francés terminó con Charles De Gaulle renunciando y Georges Pompidou, es decir la derecha, gobernando Francia. La era de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos terminó con Richard Nixon y Henry Kissinger en la Casa Blanca”, recuerda, Joignant, en momentos en que el llamado “octubrismo” -es sentimiento que adhirió con fuerza al estallido social del 18 de octubre de 2019- parece perder su impulso en las urnas.
El sociólogo José Joaquín Brunner hace unos meses observó la existencia de una diferencia entre octubristas y “noviembristas”. “Las ideas tienen su fuerza y dinámica de persistencia y ésta en particular, de que el estallido deber ser la inspiración para construir un nuevo orden, va a seguir presente y tratará de mantenerse en la Convención Constitucional”, sostiene, y prevé además, una arremetida de “los octubristas” en la campaña de Gabriel Boric: “Ellos intentarán obstaculizar que su candidatura se incline al centro”. La investigadora Carmen Le Foulon señala que “está claro que la visión octubrista no tuvo respaldo masivo en las votaciones de ayer... es probable que una proporción importante de los octubristas no haya votado”.