Los yihadistas del Estado Islámico (EI) pasaron por Palmira como una guadaña, derribando capiteles, columnas y dinteles, destruyendo estatuas en el museo y colocando bombas en esta ciudad siria conocida como la perla del desierto. En la entrada del templo de Bel, el monumento más bello de la localidad, los yihadistas escribieron con pintura negra: "Estado Islámico. Entrada prohibida a los civiles y a los hermanos" (es decir a los combatientes). El recinto y los patios del templo no sufrieron destrozos, pero la cella (la parte interior) ya no es más que un amasijo de cascotes, con la excepción de la puerta monumental. El EI la hizo saltar por los aires en agosto de 2015, constataron reporteros.
En el podio se amontonan los bloques de piedras beige y ocre típica de la región que formaban los muros, y la columnata de ocho pilastras acanaladas de 16 metros de alto está por el suelo, al igual que los merlones y almenas de los tejados.
Nunca será como antes. "El templo de Bel no volverá a ser nunca como antes. Según nuestros expertos, podremos restaurar un tercio de la cella destruida y quizá más, tras estudios complementarios con la Unesco. Llevará cinco años", afirmó el director de Antigüedades sirias, Maamoun Abdelkarim. En las ruinas, los soldados rusos, que desempeñaron un papel central en la reconquista de la ciudad, muestran a los periodistas de su país lo que queda de estos tesoros.
En el teatro romano, intacto, los yihadistas escribieron sus nombres y uno de los muros está acribillado de balas. El EI usó el edificio, del siglo II, como escenario para ejecuciones públicas de soldados a manos de niños, hijos de miembros del grupo. De la cella del templo de Baalshamim sólo quedan cuatro columnas. Del Arco de Triunfo, que data del emperador romano Septimio Severo (siglo III), se han salvado dos pilares, pero la parte central y los arcos están por tierra. "No es complicado levantarlo de nuevo", afirma no obstante Abdelkarim, que invita a los expertos del mundo entero a sumarse a esta labor.
El Museo Nacional parece "el museo de los horrores". Los yihadistas lo transformaron en tribunal religioso.
Salvajada. Las estatuas típicas del arte de Palmira, como los bustos de mujeres de ojos saltones yacen en el suelo, los retratos están mutilados y las escenas de banquetes funerarios con las caras de los invitados mirando hacia el espectador están rotas y martilladas. "Los expertos estiman que el 30 por ciento de la ciudad antigua de Palmira fue destruido", afirmó Talal Barazi, gobernador de la provincia de Homs, donde se encuentra Palmira. "He visto las pruebas del oscurantismo del EI. Los daños causados a las antigüedades serán testigos de sus salvajadas", explica. "Me alegra que las piezas más bellas del museo se hayan podido evacuar antes de su llegada", añadió refiriéndose a las 400 de valor inestimable trasladadas a Damasco, bajo control del régimen. La ciudad también tiene cicatrices de la guerra librada entre las fuerzas pro-régimen, ayudadas por Rusia, y los yihadistas.
Devorados por los perros. Los hoteles cercanos a los museos se han quedado sin vitrinas y los colchones cuelgan en el vacío. El EI convirtió una iglesia en un centro de reclutamiento y el palacio de justicia en prisión. En el sótano, en una puerta se lee "centro de interrogatorio". El suelo de una gran sala está lleno de colchones. En los muros los prisioneros escribieron sus nombres y mensajes a sus novias, esposas o familiares, como un gran corazón con el de "Farah". "Era empleado municipal y pasé 14 días en esta celda. Las personas que me interrogaban eran sauditas, iraquíes y tunecinos. Me hacían preguntas con un sable sobre mi garganta", explica Abu Mahmud, actualmente un miliciano pro-régimen. "He tenido suerte, pero tengo amigos funcionarios que fueron ejecutados, y sus cuerpos tirados al desierto y devorados por los perros".
Las calzadas de las calles están reventadas por la explosión de minas. "Palmira se salvó por poco. El EI había colocado 4.500 artefactos explosivos de fabricación casera en casi toda la ciudad, conectados con una central telefónica. Uno de los nuestros se disfrazó de yihadista y mató al encargado de activarlos", explica Abú Mamud. El gobernador confirma esta versión de los hechos. Cada media hora se escucha una explosión. "Es la unidad de ingeniería del ejército sirio, que espera a los expertos en desminado rusos que llegarán en unos días", afirma Barazi.
Bajo un clima de tensión, Grecia se prepara para deportar a migrantes
Grecia decidió seguir adelante con sus planes de deportar a migrantes y refugiados a Turquía la semana próxima, a pesar de los crecientes temores de la ONU y los organismos de derechos humanos de que se niegue a los sirios una protección adecuada y presunciones de que incluso se ha obligado a algunos a regresar a su país.
El Parlamento heleno allanó ayer el camino para el retorno de migrantes y refugiados desde Grecia hacia Turquía con la sanción por amplia mayoría de una ley acordada con la Unión Europea, como parte del paquete de medidas destinado a paliar la crisis de refugiados. El Parlamento aprobó la ley con 169 votos a favor y 107 en contra, informó el cuerpo legislativo, lo que a partir de ahora habilitará que migrantes y refugiados puedan ser enviados de vuelta a Turquía a partir del lunes.
Fuerte custodia. Funcionarios griegos con conocimiento de los planes dijeron que las deportaciones comenzarían probablemente desde la isla de Lesbos con migrantes de Afganistán, Pakistán y otros países cuyos reclamos de asilo se consideran inadmisibles. El transporte se realizará con una fuerte escolta de seguridad de un guardián policial por cada migrante, con autobuses que irán desde los campos de detención en las islas directamente a bordo de las naves contratadas.
Las deportaciones inminentes tienen el respaldo de la UE bajo su acuerdo reciente con Turquía y han provocado reacciones violentas en los campos de detención en Grecia. Cinco personas resultaron heridas y fueron atendidas en un hospital tras enfrentamientos entre migrantes sirios y afganos en un abarrotado centro de detención, dijeron autoridades de la isla griega de Chíos.
Los choques registrados en la madrugada de ayer son los últimos en una serie de incidentes en albergues y refugios en toda Grecia, donde hay más de 50.000 migrantes varados tras el cierre de fronteras en los Balcanes, respaldado por la Unión Europea.
Desde el 20 de marzo, día de la entrada en vigor del acuerdo entre la UE y Turquía, llegaron a las islas griegas del mar Egeo alrededor de 5.000 refugiados. Todos aquellos que lo hicieron ilegalmente serán devueltos. Por cada sirio que sea devuelto a Turquía, la UE se compromete a dar asilo de forma legal a otro. La Unión planea acoger a un total de 72.000 refugiados de origen sirio. Este planteamiento pretende evitar que los migrantes se pongan en manos de contrabandistas que los trasladen a Grecia.