El presidente Barack Obama propondrá un candidato para reemplazar a Antonin Scalia, miembro de la Corte Suprema de Estados Unidos fallecido el sábado en Texas. Abrió así en este año electoral una nueva batalla política con los republicanos, que piden retrasar el nombramiento. “Pienso cumplir con mis responsabilidades constitucionales”, declaró Obama, descartando los pedidos republicanos de dejar la designación a su sucesor. Obama termina su segundo mandato en enero próximo.
Scalia, un juez conservador nombrado en 1986 por el presidente Ronald Reagan, falleció inesperadamente a los 79 años, en Texas el sábado a la noche, 11 meses antes del fin del mandato presidencial de Obama. Scalia aseguraba un voto conservador en la Corte Suprema. Se oponía al matrimonio homosexual, el aborto y a la reforma del sistema de salud, el llamado “Obamacare”, para extender la atención médica pública. Scalia fue encontrado muerto por aparentes causas naturales en su residencia. Tenía 79 años.
Hasta la muerte de Scalia, la Corte Suprema, de nueve miembros, nombrados en forma vitalicia, contaba con cinco conservadores y cuatro liberales. Ahora los cuatro jueces liberales igualan los conservadores. La idea de que Obama nombre a un liberal para reemplazar a Scalia —y que de este modo haya una mayoría liberal en la máxima instancia judicial del país— ha polarizado aun más la actual campaña electoral para la presidencia en Estados Unidos.
El presidente Obama fue informado en California del inesperado fallecimiento de Scalia, y la Casa Blanca emitió rápidamente un comunicado expresando las condolencias del mandatario. “El presidente y la primera dama dan sus más profundas condolencias a la familia del juez Scalia”, dijo el portavoz adjunto de la Casa Blanca, Eric Schultz. “El juez Antonin Scalia era un hombre de Dios, un patriota y un inquebrantable defensor de la Constitución y del Estado de Derecho”, dijo por su parte el gobernador de Texas Greg Abbott. en un comunicado. Scalia murió en forma inesperada en Texas. “Él fue una roca sólida que evitó muchos intentos de desviarse y distorsionar la Constitución. Su fiera lealtad a la Constitución dio un ejemplo inigualable, no sólo para jueces y legisladores, sino para todos los estadounidenses” agregó el gobernador texano. “El juez Scalia fue un héroe estadounidense. Le debemos a él y a la nación que el próximo presidente nombre su reemplazo”, tuiteó el candidato presidencial republicano Ted Cruz, también él texano y muy conservador.
En 1986. Scalia fue nombrado en la Corte en 1986 por el presidente Ronald Reagan, convirtiéndose en el primer italo-estadounidense en ejercer ese cargo. Obama ya ha nombrado a dos jueces liberales en la Corte Suprema, y la designación de un tercero lo transformaría en el presidente más influyente en la cúpula del Poder Judicial desde Reagan. La costumbre institucional sugiere que Obama anunciará la designación en el curso de las próximas semanas. Luego de este paso, el candidato que propone el presidente deberá ser aprobado por una mayoría en el Senado, que está dominado por republicanos. Obama podría elegir a un juez que sea políticamente centrista, con el fin de conseguir el apoyo del Senado. Necesitará el apoyo de cuatro senadores republicanos, suponiendo que puede contar con el voto de los 44 demócratas de la Cámara alta y la de los dos senadores independientes. Se trata de un supuesto algo arriesgado, sin embargo. De ser necesario, el voto del vicepresidente Joe Biden desempataría la votación.
Pero Obama también podría nominar a un juez ideológicamente más afín a la base del Partido Demócrata, aunque sin chances de ser ratificado por el Senado. Los líderes republicanos ya han expresado claramente que no piensan aprobar al candidato de Obama, cualquiera sea. “Este puesto vacante no debería ser llenado hasta que tengamos un nuevo presidente”, expresó el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnel. Pero en ese caso la Corte Suprema tendría que funcionar con un miembro menos durante casi un año, pues las elecciones presidenciales se celebrarán el 8 de noviembre y el nuevo presidente asumirá en enero de 2017. No parece un gran problema en una Corte de ocho miembros, pero en la tradición de EEUU no es un caso habitual.
Carta republicana. Los republicanos podrán hacer uso de su poder dentro del comité judicial del Senado para frenar el proceso de nombramiento. Este comité debe estudiar la nominación del nuevo juez antes de ser presentada ante el Senado y podría decidir no pronunciarse, lo cual ha sucedido varias veces en la historia institucional de Estados Unidos. En el caso de que esto ocurra, Obama ya ha indicado que optará por exponer a los republicanos a la opinión pública y señalar que los legisladores opositores están dispuestos a dejar a la Corte Suprema sin su noveno miembro con tal de obstruir el proceso político.
Un antecedente. Un hábil proceso de escrutinio del nominado por el presidente en el Senado puede provocar que éste deba retirar su candidatura, como fue el caso de Harriet Miers, nominada por George W. Bush. En este proceso el candidato republicano a la presidencia Ted Cruz podría salir particularmente favorecido. Cruz es miembro del comité judicial, lo cual le concederá protagonismo a la hora de presionar al candidato con preguntas filosas durante las audiencias públicas.
La Corte Suprema jueg un papel muy importante en la política interna. En 2000 frenó un recuento de los votos de la elección presidencial en Florida, lo cual resultó en la victoria del republicano George W. Bush. La semana pasada —con el apoyo de Scalia— detuvo la implementación de un importante plan gubernamental contra el calentamiento global. Sin un nuevo juez, los casos en que el voto en la Corte Suprema salga empatado serán decididos por los fallos de tribunales inferiores.
Figura polémica. Nacido el 11 de marzo de 1936 en Trenton, New Jersey, Scalia era católico, padre de nueve hijos y abuelo de 33 nietos, y era considerado uno de los referentes del renacimiento del pensamiento conservador que culminó con el ascenso al poder de Reagan en los 80. Aún sus detractores destacaban que eran un hombre que conocía profundamente las leyes y un profesional muy inteligente. Estaba a favor del derecho a portar armas y en contra del aborto, de la discriminación positiva y de lo que él llamaba “la agenda homosexual”. Sus intervenciones solían causar revuelo, como cuando en diciembre pasado preguntó al resto de la Corte si la discriminación positiva, en realidad no perjudicaba a los afroamericanos al ayudarles a acceder a universidades de muy alto nivel para las que, según sostenía, en algunos casos no están preparados y terminan fracasando.