El la actual confrontación militar entre el grupo islamista palestino Hamas e Israel sorprendió a todos el poder de fuego que alcanzó el primero. Ni en 2014 ni en los enfrentamientos anteriores Hamas había podido golpear con sus cohetes tan lejos y tan fuerte como hizo esta vez. Lanzó más de 2000 cohetes de todo tipo, pero ya no se trata de los primitivos cohetes caseros de hace 10 o veinte años, con unos pocos kilómetros de alcance y casi ninguna precisión. Estos todavía se lanzan y es por esta razón que cientos han caído dentro de la propia Franja de Gaza, matando a palestinos. Pero el lunes 10 de mayo, cuando Hamas inició su ofensiva, sorprendió con 7 cohetes de gran alcance que eludieron el sistema interceptor Cúpula de Hierro y alcanzaron Jerusalén, nada menos. Luego golpeó con potencia en Tel Aviv, en el centro de Israel. Claramente, hubo una evolución, seguramente explicada porque Hamas desde los primeros años 2000, abrió un canal de contrabando de misiles por mar o por tierra, a través de la red de túneles que une la Franja con Egipto. Pero ¿quién es el proveedor de estas armas? Irán, sin dudas, y posiblemente su subalterno Hezbolá, en Líbano.
Hamas, así como el otro grupo terrorista palestino en la Franja, Yihad Islámica, ha seguido una evolución. A principios de los años 2000, contaba con los cohetes Kassam, rudimentarios, poco más que tubos equipados con explosivos, con un alcance de unos pocos kilómetros. Cuando se le pidió a Yasser Arafat que comentara estas armas, habló de "fuegos artificiales". Pero los Kassam ya tenían un valor táctico y político, ya que permitían a las milicias islámicas palestinas golpear en Israel. Bastaban para sembrar el terror y crear presión sobre el Gobierno de Israel. Después de veinte años, la capacidad ha aumentado, junto con el rango de acción. Muchos cohetes palestinos se ven muy "profesionales". Sus sistemas de estabilización y vuelo no son algo que se pueda fabricar en un taller mecánico.
Las milicias palestinas de Gaza crearon su arsenal de dos maneras. La primera es Irán, pero también posiblemente el Hezbolá libanés. Les han proporcionado cohetes completos y tecnología para mejorarlos. Pero ¿cómo llega ese cargamento, muy difícil de disimular? Por un lado, a través de la red de túneles clandestinos que conducen a Egipto o mediante contrabando por mar. La Franja tiene un amplio frente marítimo.
En años anteriores Hamas creó una red procedente de Sudán y el Sinaí, un conducto que posteriormente fue bloqueado por operaciones encubiertas de Israel. Por otro lado, los técnicos y obreros palestinos han aprendido a construir los cohetes más avanzados.
Usan casi cualquier cosa a su disposición.Existe una historia de las tuberías de agua abandonadas por los colonos israelíes que se retiraron por orden del entonces premier Ariel Sharon en 2005. Fueron recicladas para fabricar bombas. Puede haber mucho de mitología en esto.
Pero no hay duda de que Hamas ha creado su propia línea de producción, mostrándola también en la web. Y ha contratado a expertos locales en contacto con otros en el extranjero, que se convirtieron en el objetivo de un par de asesinatos del Mossad (en Túnez y Malasia).
Según expertos, en Gaza se conservan al menos 30 mil "piezas", o sea, cohetes. De ahí el alto índice de disparos durante esta semana, en especial en las primeras horas, lo que saturó por completo el sistema Cúpula de Hierro. Un analista citado por el New York Times señaló que en las primeras 24 horas del conflicto se dispararon 470 cohetes de diversos tipos, mientras que en la crisis de 2012 habían sido 312 y en la Guerra de Gaza de 2014, 192. Poco importa que sean poco precisos, cumplen su objetivo. Obligan a la población israelí, en enormes áreas, como Tel Aviv y todo el sur del país, a refugiarse, y provocan daños importantes, como el oleoducto destruido en Sderot. Matan además a algunos civiles.
Los palestinos, con abierta intención propagandística, enumeran sus "productos": el Grad, el M75, el M 302, el J 80 y la última criatura, el Ayyash 250, dedicado a un jefe militar de Hamas, responsable en los años 90 de los atentados suicidas. Este "misil" tendría un alcance de 250 kilómetros.
El jueves se utilizó un dron explosivo, interceptado por los israelíes, que es una copia de un modelo iraní suministrado también a la minoría shiíta de los Huties en Yemen. Es evidente cómo el grupo integrista palestino con la experiencia acumulada y el asesoramiento del eje Irán-Hezbolá, ha estirado sistemáticamente el brazo hasta donde le ha sido posible. De nuevo, la precisión importa poco. El acto es suficiente. Porque busca demostrar la debilidad del enemigo.
El escudo antimisiles Cúpula de Hierro es muy eficaz, y ha mejorado muchísimo en estos años, pero tiene sus límites numéricos. Es caro: cada misil que se dispara cuesta 50 mil dólares. Y fue sin dudas saturado por Hamas en varias oportunidades desde el lunes a la noche. Hamas y Yihad Islámica dispararon hasta el jueves unos 2000 cohetes. Es imposible detener una ola semejante.
Los cazas y drones israelíes tiene como objetivos principales los puestos de lanzamiento, bien escondidos y a veces móviles, los equipos de servidores y los oficiales de Hamas. Pero la distinción entre objetivos militares y civiles en una zona restringida como Gaza es relativa, las consecuencias son muchas víctimas entre la población.
Y siempre llega el momento en esta interminable confrontación en que Israel debe plantearse una ofensiva terrestre con tanques, vehículos blindados, soldados y movilización de reservistas. Es la opción que menos gusta al Estado Mayor, que en los últimos años ha preferido apostar por las misiones "a distancia". Por esto, la operación terrestre que se anunció oficialmente el jueves, aún no se cumplió. Sirvió para testear la reacción del enemigo anunciarla de manera oficial, incluso en las redes sociales.
Hasta este viernes a la tarde, el ejército sólo recurre a su artillería, que ha alcanzado una precisión extraordinaria. Posiblemente use obuses guiados por GPS, si se estudian las imágenes de los impactos en las zonas urbanas de Gaza.
Entrar en la Franja conlleva pérdidas, hace el juego al adversario, tiene contraindicaciones diplomáticas: es una invasión en una zona densamente habitada. Además, para los milicianos, basta con capturar a un soldado israelí para obligar a una negociación no deseada. No faltan las críticas a la Inteligencia. Ha subestimado la velocidad de Hamás en el desarrollo de armas que le han permitido imponerse en la escena, dictar la agenda y mantener un desafío prolongado. Un logro conseguido a pesar de que Gaza está sitiada. No menos grave fue la sorpresa de los enfrentamientos étnicos, con la gran implicación de los árabes-israelíes, un frente interno mucho más peligroso que cualquier cohete.