La inflación y el desabastecimiento en Venezuela, que potencian constantemente los precios de bienes y servicios, y la escasez de papel moneda, debido en parte a la falta de divisas para pagar a los impresores, convirtieron el trámite de realizar cualquier transacción con dinero en efectivo en una odisea. Con 366,8 por ciento de alza en los precios minoristas acumulada hasta agosto, según cálculos de técnicos de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), de manera creciente se requieren fajos de billetes para adquirir cualquier producto. Venezuela atraviesa una crisis de acceso al efectivo, agravada porque los bancos ajustaron el límite de retiros por ventanilla y cajeros automáticos, y, según analistas independientes, porque el ritmo de la emisión de papel moneda no está a la par con el de la aceleración de los precios. El gobierno del presidente Nicolás Maduro anunció en noviembre la introducción de billetes de 500, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 y 20.000 bolívares, y la salida de circulación de los papeles con denominaciones bajas —especialmente los de 100 bolívares—, con el 20 de diciembre último como fecha tope para el canje. Los nuevos billetes coexistirían con los viejos por pocos meses, pero no fue así y, luego de que Maduro lo aplazara ocho veces, el proceso de sustitución de los papel moneda no tiene fecha.
De ese modo, la reforma quedó a mitad de camino pues solo 4 por ciento de las piezas en circulación pertenecen a las nuevas denominaciones más altas, mientras el resto es de los valores emitidos desde 2008, cuando entró en vigor la reforma dispuesta por el presidente Hugo Chávez, que le quitó tres ceros al antiguo bolívar. "El volumen del dinero es escaso y eso presiona a la banca nacional; en promedio, el Banco Central de Venezuela (BCV) solo entrega 20 por ciento de los billetes que le piden las entidades financieras", afirmó el economista César Aristimuño. El experto agregó que "esto pasa desde hace varios meses, lo que evidencia que el problema de fondo es que no hay suficiente efectivo en el país, y todo parece indicar que los billetes serán un bien escaso en los próximos meses". Aristimuño sostuvo que para equilibrar la situación se necesitan "unos 570 millones de billetes" que, "si el proceso de impresión es rápido", demorarían cuatro meses en ser incorporado. Pero el problema es que los billetes venezolanos se imprimen fuera del país y "son pocas casas las que atienden las necesidades de todo el mundo, por lo que hay que esperar para encargar más unidades". Además, "trascendió que el gobierno tiene compromisos financieros con sus proveedores, lo cual añade un componente extra a la crisis", dijo el economista. Debido a las deudas con sus proveedores externos generada por la escasez de divisas, en los últimos años fueron limitando o cerrando actividades numerosas empresas, tales como ensambladoras de autos y líneas aéreas.
El analista Henkel García indicó que otro factor que contribuye a la crisis del efectivo es la baja tasa de bancarización. "En cualquier país, lo que se maneja en billetes y monedas es una porción relativamente pequeña del dinero que se transa globalmente en la economía, porque la mayor parte se trabaja en operaciones electrónicas", dijo García. Igual que Aristimuño, García responsabilizó al BCV: "No sabemos qué ha pasado en este caso, si un mal cálculo de los técnicos que emiten órdenes de impresión de papel moneda, u otra intencionalidad", manifestó.
En cambio, opinó que la crisis se solucionaría con menos piezas que las requeridas por su colega. "Si se inyectan a la economía 424 millones de billetes de todas las nuevas denominaciones se podría superar la crisis actual", dijo. Calculó que "eso podría costar entre 20 y 40 millones de dólares por gastos de impresión", lo cual "es una cifra no tan alta", y advirtió que "habría que mantener un ritmo de impresión de 100 millones de unidades al mes, para evitar que se repita lo que está pasando en la actualidad".
Inflación y desabastecimiento. Se necesitan cada vez más billetes para comprar productos básicos.
El ritmo de la emisión de papel moneda en Venezuela no está a la par con el de la aceleración de los precios