Las sanciones contra Rusia que Estados Unidos y la UE aplicarían en caso de agresión de Moscú a Ucrania repercutirán en el suministro de gas. La economía europea depende del gas natural, que se importa en un 90%, y de este porcentaje, el 40% procede de Rusia. La debilidad de Europa, en particular de algunas naciones, como Alemania, es evidente y explica en parte la actitud de Berlín, lejana de la belicosidad de Washington. Pero es un arma de doble filo: cortar los suministros tendría un enorme costo para Rusia, cuya economía depende de sus exportaciones de gas y petróleo. El daño sería mutuo.
El presidente de EEUU Joe Biden recordó que el Producto Interior Bruto de Rusia depende en un 45% de las exportaciones de gas y petróleo. En caso de invadir Ucrania, las sanciones afectarán primero a los hidrocarburos rusos. Y es aquí donde podrían surgir diferentes posiciones en Europa, donde hay países como Italia y Alemania que están mucho más expuestos que otros, como Reino Unido y Países Bajos.
Vladimir Putin podría ser quien reduzca el flujo de exportaciones como represalia. Pero sería un movimiento autodestructivo. Rusia envía cada día a Europa unos 230 millones de metros cúbicos de gas, de los cuales alrededor de un tercio viaja a través de Ucrania.
Los asesores de Biden anunciaron este martes que están estudiando un plan para sustituir las importaciones de gas ruso de Europa. El gas deberá proceder de otros proveedores. Pero no hay muchas opciones. No solo se trata de tener reservas de gas bajo tierra, sino de ser capaces de transportar el gas en estado líquido en buques cisterna. Y en esta categoría hay pocos países: Estados Unidos, Qatar, Australia y Nigeria. El lunes 31 de enero, el emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Thani, será recibido en la Casa Blanca.
Qatar es el mayor proveedor de gas licuado de Europa. En noviembre, la comisaria de Energía, Kadri Simson, visitó el emirato. El problema del gas natural licuado (GNL) es su precio, muy alto por el costo de licuación y de volver a gasificarlo a la llegada al país de destino. Un costo que Argentina conoce desde hace años por su déficit de gas natural. En febrero, la comisaria europea participará de la reunión ministerial del "Corredor del Sur", que conecta Azerbaiyán con Italia a través de Turquía y Grecia.
El analista Xi Nan, de Rystad Energy, señala que la escasez de gas a nivel mundial que se produjo cuando las economías empezaron a recuperarse de la pandemia significa que hay poco gas disponible. EEUU dijo que sus conversaciones son "realmente amplias, con muchas empresas y países de todo el mundo", por lo que no necesitaría "pedir a una sola empresa o país que aumente las exportaciones en volúmenes significativos, sino volúmenes más pequeños de una multitud de fuentes".
Otro proveedor del sur europeo es Argelia, tanto a España como a Italia, mediante gasoductos. El gas de Libia también aporta, pero es una sombra de lo que fue en tiempos del dictador Kadaffy. En el vital sector del norte europeo, Noruega aumentará sur producción. Para fines de 2022 se completará una conexión con Polonia.
Las importaciones de GNL de Estados Unidos son cruciales: en enero se registró un récord, pero hay un limitante. Los mayores compradores de gas estadounidense son, además de los europeos, China, Japón y Corea del Sur. La cuota de gas desviada a Europa recortará la cuota asiática, incluida la de los aliados de Estados Unidos, Japón y Corea. El GPL es limitado en volúmenes. Estados Unidos tiene 60 buques gasíferos. Estados Unidos tiene un fuerte incentivo a largo plazo para animar a Europa a renunciar a su dependencia de Rusia -y al proyecto de gasoducto Nord Stream 2- en favor de sus propias reservas de gas.