El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, fue reelegido ayer para un segundo y último mandato de cinco años, con el voto del 97,66% de los diputados del Parlamento, informó el jefe la Asamblea nacional (Parlamento).

El presidente cubano (centro) durante la sesión de hoy de la Asamblea nacional.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, fue reelegido ayer para un segundo y último mandato de cinco años, con el voto del 97,66% de los diputados del Parlamento, informó el jefe la Asamblea nacional (Parlamento).
Díaz-Canel, un ingeniero electrónico de 62 años, gobierna Cuba desde 2018. Sucedió en el poder a los hermanos Fidel y Raúl Castro, que ostentaron el poder desde el triunfo de la revolución en 1959 que derrocó al gobierno del dictador Fulgencio Batista.
Actualmente Cuba atraviesa su peor crisis económica en 30 años, con escasez de alimentos, medicinas y combustible.
Díaz-Canel emprendió en 2018 la tarea de acelerar la reforma económica iniciada por su antecesor y mentor Raúl Castro cuando la crisis en la isla iba agravándose.
A principios de 2021, implementó una reforma monetaria que terminó con la tasa de un dólar por un peso cubano que había prevalecido por décadas y provocaba fuertes distorsiones en la economía, aunque el mayor trastorno seguía siendo el duro bloqueo que le impedía crecer, o al menos atisbar cierta estabilidad.
También impulsó el trabajo independiente y habilitó a las pymes, pero estas medidas no resultaron suficientes para lograr prosperidad.
La reforma monetaria provocó una espiral inflacionaria y una fuerte devaluación que paulatinamente fueron erosionando el poder adquisitivo de la población, lo que generó descontento y desconfianza en un pueblo acostumbrado a las dificultades.
La moneda se disparó en dos años de 24 a 120 pesos por dólar en la tasa oficial, mientras que en el mercado negro se cotiza a 185 pesos por divisa.
“Me siento insatisfecho por no haber podido promover un grupo de acciones que sean más eficientes, más eficaces, en la solución de esos problemas”, lamentó Díaz-Canel durante una reciente entrevista en La Habana.
Uno de los logros del gobernante fue conducir la transición a un régimen que no lleva el apellido Castro. Y el mayor fracaso fue el pobre manejo de las protestas” de julio de 2021, las más grandes en la isla desde 1959.


