“Porque tenemos que durar un poco más que nuestra voz estamos obligados, por la comedia de la escritura, a inscribirnos en alguna parte”. La frase es del pensador francés Roland Barthes y abre con potencia el libro Sentir, pensar, narrar, una obra colectiva compilada por Laura Duschatzky, Noemí Bardelli y Micaela de Vega; que recoge relatos y experiencias en primera persona vividas durante la pandemia por docentes de Argentina y Uruguay. Se presenta este viernes 11 de marzo a las 18 a través de la plataforma Zoom.
Se trata de un libro digital que nació de un taller de escritura realizado por educadores entre marzo y agosto de 2021. “La propuesta —se explica en la introducción— sostuvo la construcción colectiva de un espacio de escritura para interpelar nuestras prácticas de enseñanza atravesadas por los cambios que nos impuso la pandemia”. Fue así como en esos encuentros virtuales y quincenales se fueron desarrollando ejercicios de escritura que apuntaban a la búsqueda de una voz propia. Una voz que les permita a las y los docentes poner en palabras lo que estaban atravesando. Un camino que tuvo desde sus orígenes la impronta de la construcción colectiva.
Enero de 2020. La maestra Valeria Heredia estaba en Tilcara, un viaje que la invitó a desacelerar, a transcurrir de otra manera los días. De ese viaje se trajo experiencias, recuerdos y una foto en el marco de la ventana de una construcción antigua. O lo que quedaba de ella. Desde ese hueco se ven a lo lejos montañas, el cielo y las casas pequeñitas. Un paisaje en calma y una sensación plena de libertad. Un puñado de meses después, la pandemia la obligó a pasar largas horas del día frente a otra ventana, la de su casa, frente a la computadora. Encontrándose con sus alumnos y alumnas desde la pantalla. “Aquella primera ventana norteña fue reemplazada también por la ventana de mi computadora a través de la cual me conecto con mis estudiantes, doy clases y todos intentamos aprender. Sí, la única certeza que más de una vez creo tener es que frente a la ventana veo transcurrir el día”, escribe la docente en el texto “Frente a la ventana”. Valeria es maestra de primaria en la Escuela Nuestra Señora de La Medalla Milagrosa y su relato es uno de los que integra el libro coral.
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Volver a aquellos primeros días de la pandemia, aquel encierro absoluto, es para Valeria retrotraerse a una etapa de mucho aprendizaje y creación: “Se me viene a la cabeza tener que resolver con mucha rapidez o a veces no saber cómo, pero al mismo tiempo inventar las posibilidades de acercarnos. Entonces, la sensación de ese momento es de desesperación, de preguntarse qué hacer con esas incertidumbres, de tener que resolver con prontitud porque había que dar respuestas en la inmediatez. Pero en ese mismo juego, sin que haya un camino previo recorrido, surgieron muchas respuestas creativas”.
“Cuando barbijo pertenece al mismo campo semántico que burbuja”, es otro de los textos de Valeria. Allí recuerda el día que le propuso a sus alumnos de sexto grado —ya en tiempos de clases presenciales en burbujas— pensar en las palabras que refieran a la nueva escuela. Burbuja y barbijo se repetían, con esa sonoridad que, como bien dice Valeria en el escrito, confirma lo que decía el Negro Fontanarrosa de que la potencia de ciertas palabras está en la letra erre.
“La escritura —dice Valeria a La Capital— brinda la posibilidad de poder pensarme como persona y docente en esa vorágine de cosas por resolver entre clicks y pantallas. También la noción de tiempo se fue distorsionando, porque una tenía la idea de que estaba todo el día trabajando frente a la compu. Por eso encontrarnos con la escritura y con otros docentes fue muy importante, en un espacio propio y a la vez colectivo".
Una voz propia
Mariana Cazorla, Sergio Javier Ciaburri, Victoria De Ortúzar, Marta Frenkel, Cala Galíndez, Silvana Harriett, Valeria Heredia y Laila Claribel Nuñez son los nombres de quienes sumaron sus textos al libro. Escritos que se fueron moldeando lentamente desde la lectura colectiva en ese taller de escritura virtual que sirvió “para poner en escena voces y rostros que nos acompañasen a sostenernos ante la incertidumbre y poner en diálogo a autores/as para habilitar conversaciones pedagógicas y reconocer experiencias situadas”, destacan en la introducción del libro.
Laura Duschatzky es licenciada en ciencias de la educación y una de las compiladoras. Del taller que dio germen al libro dice que el objetivo fue que esos docentes encontraran allí un espacio de abrigo para poder hablar y pensar procesos de escritura diferentes. “Estábamos viviendo algo muy doloroso —por la pandemia— entonces la idea era cómo hacer para interrumpir eso y encontrarnos en la potencia de leer, leernos y en la escritura”, dice Duschatzky a La Capital. Anticipa que en breve realizarán un nuevo taller de escritura para docentes. Para consultas, el email es [email protected]
En su texto de apertura, Duschatzky dice: “Habituados a lecturas de otros y a pocas experiencias de escrituras propias, fuimos construyendo confianza en nuestras palabras escritas”. La educadora explica que la búsqueda y construcción de esa voz propia fue clave en esos encuentros. “Hallar esas palabras —dice— que puedan expresar lo que nos pasa. Porque una escritura para que nos deje una traza requiere una artesanía de alfarero”.
En el texto, las compiladoras del libro invitan “a leer con los ojos del alma, a sentir con la experiencia en la mano, a pensar en lo que nos rodea y a narrar otras nuevas líneas que condecoren el acto de educar”. Esta disponible en cafecito.app/sentirpensarnarrar