"Yo recomendaría que la Argentina se retire de la Prueba Pisa". La declaración de Pablo Gentili, pedagogo y director de Clacso, fue una de las más aplaudidas en el Encuentro Nacional "Más y mejor educación para todos", realizado el 30 y 31 de octubre en Buenos Aires. Por el contrario, propuso salirse de las estandarizaciones y evaluar sin perder de vista las diferencias y el horizonte del derecho humano a educarse.
El encuentro, que tenía como consigna analizar las conquistas de estos últimos años y los desafíos para la próxima década, estuvo organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), los principales gremios docentes del país: Ctera y Sadop, la Cámara de Diputados de la Nación y las universidades Pedagógicas (Unipe) y la Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet). La evaluación y el avance de la mercantilización educativa, el financiamiento, la escuela secundaria y el papel de la universidad figuraron entre los temas centrales de las disertaciones.
Paradoja. Para argumentar su recomendación, Gentili planteó la paradoja de habitar un mundo más fragmentado, con muchos modelos de organización y menos polarizado como el que caracterizó a buena parte del siglo XX (con la división entre EEUU y la URSS), pero donde pareciera que se impone una única manera de mirar el campo educativo.
"En un contexto donde el mundo se fragmenta y divide, la educación por el contrario se generaliza, haciendo caso omiso a las diferencias y a las particularidades" de los países, describió Gentili.
Enseguida recordó que "hoy diversidad y diferencia son consagradas como valores universales", menos para la definición del rumbo que deben seguir las políticas educativas, sometidas "al dominio casi total y absoluto de un pensamiento único". Es en ese contexto que "la evaluación ha sido el eufemismo" para diseñar proyectos educativos globales para todos sin importar las diferencias.
Sin rodeos, advirtió que "la evaluación internacional ha pasado a jugar un papel central", con una concepción que reduce y desconoce lo que en estos 10 ó 15 años de reformas educativas en América latina han puesto como eje de los debates: "La importancia de la centralidad del derecho humano a la educación".
En estas evaluaciones dominantes, las que se reflejan sobre todo en las Pruebas Pisa (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, por su sigla en inglés), ahora el Banco Mundial tiene una coartada con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde). "Detrás de la Ocde viene siempre el Banco Mundial haciendo las recomendaciones técnicas, lavándose un poco el rostro de lo que hizo con el mundo más pobre durante las últimas cuatro décadas".
"Lavado con Vanish". Gentili enfatizó en los intereses que sobrevuelan en hacer de la educación un bien comercial, una mercancía, con estas pruebas estandarizadas que se aplican por igual en la Unión Europea, en Asia o en la América más pobre. Repasó así que se centran básicamente en "competencias cognitivas, disciplinarias", donde la meta de esos logros alcanzados "es el mercado de trabajo".
"Pareciera ser que al derecho humano a la educación lo lavaron con Vanish y le sacaron todas las «manchas» que tenía y que tanto les molestaban: la justicia social, la igualdad, la participación. Nos queda un derecho a la educación sin adjetivos, vacío", comparó el pedagogo y una vez más fue aplaudido por los maestros.
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Foto: Silvina Salinas / La Capital
La obsesión por medir. Pidió un esfuerzo de análisis y compromiso a los sindicatos, organizaciones y sobre todo a la universidad para atender a la complejidad de esta discusión. Más que nada para debatir ideas que se han naturalizado, como las obsesiones por medir, cuantificar y comparar. "Desde que el capitalismo nació siempre hubo medición y obsesión por el tiempo y el control. Esto no es nada nuevo. Lo que es nuevo es que se aplique a la educación de una forma tan obsesiva y tan reduccionista".
Para explicar esa concepción limitada de "medir" los aprendizajes recurrió a una anécdota personal. Contó que buscando en su celular inteligente un conversor de la medida de peso, se encontró que hay cientos de opciones para medir. "Sin embargo, a la educación se le aplica el innovador método de 0 a 10, la innovadora herramienta de una prueba sorpresa una vez en la vida, a los 15 años. Y con eso podemos saber cómo funciona el sistema de Finlandia, las diferencias entre Azerbaiján y la Argentina, entre los ricos y los pobres. Una única prueba en lengua, matemática y ciencias sirve para todo esto", ironizó.
Gentili consideró que estos parámetros que se aplican al campo educativo representan una vuelta a los orígenes del capitalismo: "Dentro de poco les vamos a medir el cráneo a los niños y en función del tamaño sacaremos algunos indicadores de éxito o fracaso, para demostrar que los pobres aprenden poco y por eso son pobres y los ricos aprenden mucho y por eso son ricos".
Lo que Pisa no mide. A la obstinación por la medida se suma la de la comparación en estas pruebas internacionales. Para graficar esta idea Pablo Gentili apeló a la bella imagen de un documental sobre la historia de un maestro de música que logra formar una orquesta filarmónica con los niños que viven en la periferia de Asunción (Paraguay): "Por suerte todavía no hay un Pisa de las orquestas filarmónicas porque el día que la haya va a demostrar que las orquestas filarmónicas de Finlandia son mucho mejor que la del basural de Asunción. Sin embargo, en ese basural los chicos que estaban en la extrema pobreza se vuelven ángeles y eso es invalorable. Eso vale mucho más. Eso no lo mide Pisa".
La imagen que ofrece la historia anterior le dio pie al pedagogo para asegurar que "hay en definitiva una despolitización progresiva de la educación en este pensamiento único", donde "la evaluación es la coartada para la privatización".
Recomendación. En su visión, este panorama obliga a asumir retos cada vez más complejos. Fue cuando recomendó que el país no participe más de estas evaluaciones estandarizadas: "Yo recomendaría que la Argentina se retire de Pisa. Sale caro y somete al ministro de Educación a un sistemático proceso de humillación pública para tratar de justificar por qué, a pesar de que estamos siempre últimos en la tabla de posiciones, es que mejoramos".
Consideró necesario entonces hacer alianzas entre las organizaciones pero también con agencias como Unesco o Unicef (participaban del mismo panel) "para construir otro orden internacional de la educación" con otros principios y orientaciones a las que impone Pisa.
Qué hacer. "¿Podemos evaluar la educación? Sí, pero de un modo diferente, con la orientación del derecho humano a la educación, considerando el conjunto de complejidades que intervienen en los procesos educativos", dijo, y avanzó: "Queremos entender qué pasa en nuestros sistemas educativos no para castigar a los más pobres sino para generar mejores condiciones de igualdad".
Al cierre invitó a jugar con el supuesto de perderse con un grupo de personas en una isla, donde la única manera de sobrevivir es atravesarla. Lo hizo para convocar a ponerse de acuerdo y para eso buscar lo que hay en común: "¿Y qué tenemos de común? La escuela pública es lo común. Para llegar al mismo lugar juntos no importa correr más rápido, importa estar y permanecer juntos. Este es el gran desafío de la escuela pública".
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Foto: Damián Neustadt / La Capital
Un estudioso de América latina
Pablo Gentili es secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), doctor en educación por la Universidad de Buenos Aires (UBA). También profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro y coordina el Observatorio Latinoamericano de Políticas Educativas (Flacso/Uerj/Umet). Ha publicado diversos libros sobre pedagogía y en especial sobre las reformas educativas en América latina y el Caribe. Muchas de esas publicaciones "son obras de referencia para estudiar los procesos de privatización y analizar las dinámicas de exclusión que afectan a la educación latinoamericana contemporánea". Es uno de los fundadores del Foro Mundial de Educación, instancia asociada al Foro Social Mundial, del cual fue, junto con Moacir Gadotti, coordinador ejecutivo. Actualmente tiene a su cargo el blog Contrapuntos del diario El País de Madrid (blogs.elpais.com/contrapuntos).