Las ideas de inclusión y salud colectiva resuenan fuerte en el corazón del barrio Tiro Suizo. Y es que en el pasaje Ámsterdam 1068 éstas concepciones se ensamblan en el trabajo cotidiano de Abriendo Caminos, el centro educativo terapéutico que da nacimiento a la Biblioteca Popular Escritor Rosarino Raúl Astorga. Un proyecto autogestionado que hoy se presenta en la sección “El tesoro de mi barrio”.
Hermosamente decorada por los usuarios del centro de día, la entrada de la biblioteca recibe a sus visitantes con corazones de papel y libros abiertos que cuelgan del techo. En ellos puede leerse las palabras lectura, caminos, cultura y libertad. Nahuel Diviani, uno de los coordinadores del espacio, recuerda que cuando llegaron a la cortada provocaron algo de revuelo y temor a lo desconocido. Decidieron salir a repartir volantes y contarle al barrio quiénes eran. De este modo, los vecinos se enteraron que los chicos y chicas del centro terapéutico hacían mucho mas que ruido. Hoy los acogen con afecto y saben que pueden acercarse a la Biblioteca Raúl Astorga a retirar un libro.
La inclusión, con los otros
Para sus integrantes, la biblioteca es la expresión de una concepción de salud que viene a romper viejos paradigmas. “Generalmente se entiende a la salud como ausencia de enfermedad, pero desde hace un tiempo, desde la sanción de la ley de salud mental, comenzamos a pensar a la salud como mucho más que eso, como una suma de componentes que tienen que ver con el trabajo, la vivienda, la dignidad humana, la recreación, el gozo del tiempo libre, la educación y todo aquello que hace al bienestar de las personas”, explica Nahuel, que además es músico e integra el espacio de club social en el que se inscribe La Astorga.
En diálogo con La Capital, el coordinador se explaya sobre las ideas que fundamentan la existencia de una biblioteca de puertas abiertas en la zona sur de la ciudad. Dice que la salud no es una cuestión individual sino la suma de derechos y factores que hacen al bienestar de una persona en relación con el otro, y agrega: “Bajo este nuevo paradigma, empezamos a entender que el trabajo que queríamos hacer no se podía reducir a una institución, sino que había que generar un espacio colectivo. La inclusión es con los otros y es buscando instancias de encuentro”.
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El espacio cultural se encuentra en pasaje Ámsterdam al 1000, en Tiro Suizo.
Silvina Salinas
En este marco, la biblioteca popular funciona en simultáneo a una multiplicidad de talleres que se brindan a chicos y chicas del centro, en un intercambio permanente con el entorno: la banda de cumbia, el taller de arte lienzos frescos, el espacio itinerante de danza, el narrativo y la agenda cultural —que les permite recuperar los espacios del barrio como los clubes— son algunas de las iniciativas que acompañan a la biblioteca en la tarea de fortalecer el colectivo.
Bajo esta premisa, Abriendo Caminos también organiza jornadas recreativas y trabaja en articulación con otras instituciones y espacios barriales, en una mixtura que potencia arte y salud. Es que el arte siempre tiene un lugar en la casa del pasaje Ámsterdam al 1000. Desde hace un tiempo trabajan en un amplio mural en el patio, elaborado con tapitas de colores en el que todos participan. Quien conduce el proyecto es Griselda Battiato, la profe de arte, que afirma que los talleres son mucho más que actividades prácticas. “Los chicos y chicas no solo dibujan y pintan, sino que también conocen los colores, de donde vienen, les damos un por qué a las cosas y les encontramos un sentido” dice y asegura que se divierten mucho porque además, juegan y bailan, sobre todo, folclore. El equipo de coordinadores se completa con el psicólogo Agustín Bernal y el antropólogo Mariano Gil.
Para abrir caminos
La biblioteca Popular Raúl Astorga nació en abril de 2019. Los primeros pasos los dieron con la creación de una revista hasta que comenzaron a recibir donaciones de libros de amigos y vecinos que les permitieron montar el espacio. La llamaron “Escritor Rosarino Raúl Astorga”, en homenaje a quien consideran su padrino y un buen amigo de la institución.
Biblioteca Popular Escritor Rosarino Raúl Astorga
“Raúl venía de visita, lo invitábamos y el se acercaba a charlar al centro. Cuando abrimos la biblioteca, las primeras donaciones que recibimos fueron las suyas. Por eso cuando nos pusimos a pensar qué nombre le íbamos a poner, alguien planteó que siempre los homenajes se hacen cuando la gente se muere, que había que hacer un reconocimiento en vida y qué mejor que a Raúl, que nos donó sus libros, nos impulsó y nos acompañó en este proyecto”, recuerda Nahuel, y afirma que por tal motivo esos mismos libros donados por el escritor constituyen el verdadero tesoro de la biblioteca.
El coordinador también recuerda que para crearla se capacitaron en La Vigil y que desde los inicios están en constante diálogo con otras bibliotecas. “Hay una posición política de estar en cooperación con otros espacios populares, siempre nos pensamos con otros”, reafirma.
Actualmente La Astorga cuenta con alrededor de 1300 libros y cotidianamente abre sus puertas de lunes a jueves por la tarde para recibir a los vecinos de Tiro Suizo, que son sus asiduos visitantes. Organizan presentaciones de libros de escritores de la ciudad y jornadas culturales siempre abiertas a la comunidad. En cada iniciativa la meta es incluir y fortalecer un colectivo donde haya lugar para todos. “No queremos ser todos iguales, sino tener las mismas oportunidades”, destaca Nahuel.
El sitio web de la organización describe el espíritu que moviliza al Centro Educativo Terapéutico, que es el mismo que late en su biblioteca popular: se trata de abrir caminos. “Queremos abrir nuevos caminos porque los que hoy están vigentes en nuestra sociedad son excluyentes, no lo transitan todas las personas por igual, y como si fuera una selva, el acceso a los bienes materiales y culturales de nuestra sociedad está librado a las capacidades y posibilidades de cada uno”, indican, e instan a trabajar desde la educación popular al fortalecimiento de la salud colectiva.