Una multitud de chicos llenaba el patio del colegio, cuando apenas pasadas las 19 los acordes de la primera de las cuatro bandas de rock juvenil sacudieron las paredes de la Escuela Nº 8.066 Zona Parque. El propósito de estrechar vínculos entre chicos de distintas escuelas y ofrecerles un espacio para expresar lo que hacen fue la excusa principal del 1º Festival Intercolegial de grupos de rock, realizado el pasado viernes 12 en la secundaria de Constitución al 1900.
Dos potentes reflectores ubicados en el primer piso y la luna llena a pleno iluminaron el escenario montado en el patio escolar, por donde a lo largo de las tres horas de recital, las jóvenes bandas rosarinas mostraron su música ante un nutrido grupo de estudiantes.
Franco Morandi tiene 18 años y cursa el último año del secundario en la Comunidad Educativa La Paz. Junto con Hernán Calvo, Sebastián Santana y Matías Scarola integra el grupo “Under the bridge”, que a base de covers de la banda californiana Red Hot Chili Peppers tuvo la misión de abrir el recital escolar.
Pese a tener pocos ensayos a cuestas, los chicos mostraron sus virtudes en una noche que rescataron como positiva para dar a conocer lo que saben hacer. “Me parece bueno que en una escuela se pueda armar este espacio, porque a nosotros nos sirve también para ir adquiriendo experiencia y sacarle el miedo al público”, cuanta Scarola, de 17 años y alumno del Colegio Padre Jorge Berti, de la zona oeste de la ciudad.
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"Under the bridge" fue el primer grupo que salió a escena.
Foto: Daniel Carrizo / La Capital
Entre 20 y 27 años son las edades de quienes integran “As1lo”, la segunda de las bandas que copó el patio de la Zona Parque. Conformada en 2004, el grupo viene rodando desde varios años con presentaciones de distintas localidades del país, aunque también llegaron a tocar en España. Con una fusión de reggae, funk y rock, la banda de Matías Indaco (voz), Sebastián Indaco (Rocky, guitarra), José Moni (Bajo), Maxi Giaggini (guitarra) y Fede González (K-cha, batería) logró editar recientemente su primer trabajo: “Fuego”. “Cuando nos juntamos no pensamos que íbamos a llegar a sacar un disco y presentarnos en vivo”, cuenta Matías Indaco, quien rescata la posibilidad de participar de este festival juvenil porque permite “que los chicos expresen lo que hacen con pasión”.
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"Asilo" sacó este año su primer trabajo discográfico.
Foto: Daniel Carrizo / La Capital
Con una potente versión “Stand by me”, un clásico inglés de los 60, “Misterioso Chocolate” —Pato Fondevila, Iván Belmonte, Andrés Catania, Dante “Tenda” Ortolani, Nicolás Pagliaroli y Franchesco Cesaro— fue la tercera banda que subió al escenario del festival. El grupo, con un significativo número de fans que coreaban cada una de las canciones, cuenta entre sus miembros con varios alumnos del Zona Parque.
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Los chicos de "Misterioso Chocolate" le pusieron color a la noche.
Foto: Daniel Carrizo / La Capital
Espacio de socialización. El Polirock y el Sanjorock —Politécnico y San José— son algunas de las experiencias cercanas de establecimientos escolares que se animaron a transformar a la escuela en un ámbito para la expresión musical de los estudiantes. Pero que el patio del colegio se abra a este tipo de eventos implica también la posibilidad de que los chicos puedan “compartir un espacio de socialización que ellos estaban reclamando”, tal como apunta la directora de la 8.066, Stella Maris Cavaglia.
Para que esto tenga éxito, la directiva de la institución, una cooperativa de trabajo a la que asisten cerca de 600 alumnos, destaca el compromiso de toda la comunidad educativa —padres, docentes y hasta los propios alumnos— para lograr esta “apertura de la la escuela a la comunidad”.
Coincidente con esta visión, la vicedirectora Clarisa Osacar remarca que la idea de darle cabida en el patio escolar a este tipo de actividades es “integrar de otra manera a los chicos y brindarles otro espacio dentro lo que es la escuela, diferente al que ellos están acostumbrados”. “Incluso se nos ofrecieron otros lugares donde hacer el festival, pero nosotros aún sabiendo que esto implica abrir el establecimiento fuera del horario tradicional decidimos hacerlo acá, para que los chicos vean que aquí se pueden hacer otras cosas, y que si ellos saben hacer algo diferente acá tienen el espacio donde mostrarlo”, expresa Osacar.
En el caso del Colegio Zona Parque, el año pasado hubo un primer acercamiento a este tipo de espacios, cuando para el Día de la Primavera la banda de rock “Signos”, compuesta por estudiantes de la escuela, se subió a escena para los festejos estudiantiles. Miguel Ibarra (batería), Guido Ambrosino (guitarra), Emiliano Oliva (voz y teclado) y Ezequiel Grande (bajo), los integrantes de la banda que este año fueron convocados para el cierre del festival.
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"Signos" cerró con un hit ricotero el festival escolar.
Foto: Daniel Carrizo / La Capital
El grupo, que en la noche del viernes “jugó” de local, se mostró entusiasmado con la iniciativa de su colegio. “En pocas escuelas se hace esto, no sólo es una oportunidad para las bandas se muestren, sino también para que los chicos se puedan distraer un poco y mostrarles algo distinto a las que se hacen siempre en la escuela”, cuenta Emiliano Oliva, que con su banda hizo versiones de Spinetta, Queen y hasta se animaron a cerrar con “Ji, ji, ji”, el pogo eléctrico de los Redondos.
Para Miguel, el baterista del grupo, la chance de que las escuelas se abran a este tipo de experiencias puede ser sumamente beneficiosa, tanto para las propias instituciones educativas como para los chicos, que encontrarán así un reducto donde expresarse. “Me parece que hay chicos que a lo mejor no les gusta tanto el deporte y son músicos muy talentosos. Por eso, que participen en un evento intercolegial de música es algo que no se ve a menudo y es bueno empezar a hacerlo”, concluye.
“El festival salió muy bien, los padres y docentes colaboraron, y ya estamos porponiéndoles a otros alumnos que se preparen para el año que viene”, apunta la directora Stella Maris Cavaglia, anticipando ya una iniciativa que se reeditará en nuevas ocasiones. Ahora resta lograr que otras escuelas se animen abrir este tipo de espacio para que los adolescentes y jóvenes puedan encontrar un lugar donde expresar su talento musical.