"Lo peor ya pasó, estamos volviendo". Las últimas palabras que Sandra Rodríguez escuchó decir de su compañero Carlos Fuentealba. Le habían llegado noticias de que la policía, bajo las órdenes del entonces gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, estaba reprimiendo a los docentes. Por eso se preocupó y hablaron por teléfono cuando Carlos ya regresaba de la manifestación docente. Fue ahí cuando el cabo primero Darío Poblete se acercó al auto en el que viajaba el maestro y lo acribilló impunemente.
Lo que pasó el 4 de abril de 2007 es revivido en Carlos Fuentealba, el camino de un maestro, el documental (2013) dirigido por Luciano Zito. Las imágenes de aquella "cacería" —como se lo describe en el filme— son tan desesperantes como de desconcierto ante tanta brutalidad. Los docentes neuquinos reunidos en Aten, el sindicato de trabajadores de la educación de esa provincia, reclamaban por mejores salarios y condiciones laborales, con un corte en la Ruta 22, a la altura de Arroyito. Un ejército de policías llegó para desarmar el corte, los docentes aceptaron retirarse ante la amenaza de tantas armas, pero sin darles tiempo las fuerzas de seguridad comenzaron a lanzar gases lacrimógenos. "Retírense. Somos las maestras de sus hijos. Qué ganan!", les gritaba una docente.
El documental recorre la vida del maestro Carlos Fuentealba en las voces de su hermano, sus amigos, compañeros de militancia, docentes, dirigentes sindicales, alumnas y la querida Sandra Rodríguez. Está armado sobre muchas fotos de la vida más íntima de Carlos, y el testimonio reunido en la que fuera su escuela el CPEM N° 9, ubicada en uno de los barrios más marginados de Neuquén. Allí Carlos enseñaba química y física.
"Hubo tres momentos importantes en la vida de Carlos: cuando nació Camila, cuando nació Ariana (sus dos hijas) y cuando se recibió de maestro", revive Sandra. "El profe" le decían sus alumnas y alumnos en lugar de llamarlo por el apellido como usualmente se hace en las escuelas secundarias. Un colega dice que cuando a un alumno algo le hacía mal, en lugar de señalarle el error a corregir, se sentaba a su lado y decía: "Veamos en qué nos equivocamos". Una manera de hacer indisoluble la idea de enseñar y aprender.
Una educadora del instituto donde Carlos se formó como docente rescata la "claridad pedagógica" que lo destacaba en el grupo: "Quería que los chicos aprendan, mejor dicho que a los chicos les gustara aprender".
El filme da cuenta de todo lo que devino tras el asesinato del maestro neuquino: la pelea para que no quede impune, la firmeza de Sandra Rodríguez para que se haga justicia, justicia completa. Eso significa no solo haber conseguido cadena perpetua para Poblete, sino que se condene también a los responsables políticos.
El documental se estrenó en 2013. Incluye fotos de Poblete —con perpetua desde 2008— paseando por Zapala. Por eso el reclamo es también que se lo lleve a una cárcel federal.
A principios de marzo de este año se conoció que la Corte Suprema de Justicia de la Nación hizo lugar al pedido para que se juzgue a los 15 policías y funcionarios políticos (incluye a Sobisch), que habían sido absueltos en 2016 por la Justicia Neuquina. "Nunca renunciamos a insistir con nuestro reclamo de justicia completa. Así en febrero de 2017 nos presentamos acompañando a Sandra, única querellante en la causa, ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación para apelar la sentencia absolutoria", recordó la secretaria general de la Ctera, Sonia Alesso, cuando se conoció la decisión del Tribunal Superior.
Sandra cuenta que una noche se puso a leer las cartas que les mandaban los chicos de todas las provincias, donde hablaban de los que les parecía mal y el dolor que provocaba la falta del maestro. Supo también que quienes habían sido sus alumnas y alumnos estaban sufriendo mucho. Fue entonces cuando un médico del barrio donde enseñaba el maestro, a manera de esperanza le dijo que "Carlos se iba a multiplicar". El documental muestra también las masivas marchas por justicia y memoria que se replicaron y replican cada 4 de abril en todo el país.