Luego de llevar al cine la novela de Adolfo Bioy Casares, “Dormir al sol”, Alejandro Chomski se sumergió en un desafío que parecía imposible: adaptar para la pantalla grande “El país de las últimas cosas”, la novela de ciencia ficción que Paul Auster publicó en 1987. El filme, protagonizado por la actriz Jazmín Diz, de extensa trayectoria en el teatro independiente, se estrena este jueves en Rosario.
Chomski conoció al escritor estadounidense en una de sus visitas a Buenos Aires, en el año 2002, a través de amigos en común. Con el telón de una Buenos Aires muy golpeada por la crisis, los sucesivos encuentros que se dieron entre ambos en los que intercalaron cine y literatura, desembocaron en una idea conjunta: adaptar el distópico mundo de la novela y llevarlo al cine.
Los siguientes años fueron tanto de adaptación, escritura e intercambios de mails como de trabajo conjunto en el estudio de Auster en Nueva York. Lo que comenzó como una pequeña colaboración devino en un proyecto que lleva más de 20 años de trabajo común.
EL PAÍS DE LAS ÚLTIMAS COSAS | TRAILER
Filmada en blanco y negro, “El país de las últimas cosas”, tiene como protagonista al personaje de Anna que viaja a una ciudad devastada y que una vez fue una metrópolis próspera para encontrar a su hermano desaparecido. En el transcurso de la búsqueda, conocerá y se enamorará de Sam, un periodista extranjero que busca salvar la mayor cantidad de información de la cultura del lugar.
Chomski nació en Buenos Aires en 1968, estudió cine en Nueva York en el American Film Institute y dirigió otros largometrajes como “Hoy y mañana” (2003), “Existir sin vos. Una noche con Charly García” (2013) y “Maldito seas Waterfall” (2016), entre otros. Para Chomski, el texto tiene resonancias en la actualidad. “Estamos en un mundo distópico, pero el más moderno de todos, que es el de ahora. No sucede en un futuro, sino en un presente atemporal donde las reiteradas crisis de los sistemas sociales de Occidente han llevado a la desintegración de la democracia moderna”.
Continuando con las analogías, el director añadió: “Este país en el que se desarrolla la película es imaginario, abstracto, pero representa un supuesto país hispanoamericano inmerso en una crisis agónica y sin fin. Un país con las comunicaciones cortadas, sin internet, sin electricidad ni correo. Un país a donde es difícil llegar y del que es imposible salir. Este mundo del futuro, que imaginó Auster al publicar el libro en 1987, se ha vuelto prácticamente realidad en nuestros días”.
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La argentina Jazmín Diz interpreta a una joven que busca a su hermano, un corresponsal de guerra.
Como ejemplo, Chomski citó el devenir de países árabes, europeos y latinoamericanos. “Países que han sufrido o sufren crisis terminales, como Siria, Irak, Venezuela, Grecia, Portugal o Argentina, son ejemplos de sociedades donde sin haber sido arrasados por un tsunami o una inundación, el país se ha ido destruyendo poco a poco. La degradación de las instituciones que otrora funcionaron, las guerras civiles, religiosas y las continuas grietas culturales, sociales y económicas que destruyeron la posibilidad tan simple como salir a la calle, estudiar o tener un trabajo. Ese mundo se acabó en «El mundo de las últimas cosas» y ahora la gente lucha por un techo y un pedazo de pan”.
Sobre el contexto de devastación y los personajes protagónicos Anna y Sam, interpretados por Jazmín Diz y el mexicano Cristopher Von Uckermann, Chomski aseguró: “En los filmes malos, el cambio se presenta en la superficie; en los buenos, los personajes atraviesan un sustancial cambio de conciencia”, y recordó una frase de Carl Jung. “«Un problema no puede ser solucionado en el mismo nivel de consciencia en que fue creado». Ese es el factor clave al enfrentarte a los desafíos que presenta la vida. Cómo uno parte de la aceptación del presente en el que vive, de la manera que es, para, a partir de ahí, tomar acción”.
“Anna Blume -continuó- al principio es escéptica, la gobierna la esperanza; sigue luchando, pero está derrumbada, solo vive el día a día. Sam vive en el futuro, recolectando información para contar lo que pasó en el país de las últimas cosas. Cuando Victoria y Anna se conocen se enamoran de ese tiempo presente en el que están sobreviviendo juntas. Y lo hacen junto a Boris, un adorador hedonista del presente más inmediato casi hasta la comedia frente a la tragedia diaria”.
La película de Alejandro Chomski fue filmada íntegramente en República Dominicana y según contó Jazmín Diz, el encuentro con el director y su filme fue fortuito y todo el proeceso, intenso. “Me vio actuar y me quiso para la peli”, recordó Diz sobre la sorpresa y emoción que sintió hace casi tres años, cuando comenzó la producción. La vorágine con la que Chomski ingresó a su carrera no se detuvo. Luego del primer contacto, siguió una audición, vía Skype con las productoras de Inglaterra y, una semana más tarde, estaba firmando el contrato: “Fue una semana de ensayos en República Dominicana y arrancamos”, recordó. Diz interpreta a Anna, una joven que viaja a un país destrozado para buscar a su hermano. En medio de ese caos y pese a convivir con la muerte en el día a día, describe esos momentos como “los mejores de su vida”.