Bronca, impotencia, dolor. Eso es lo que siento hoy cuando me arrebatan lo que es mío. El 27 de octubre, salía de trabajar, como todos los días. Mi pareja me fue a buscar en su moto. Faltaban dos cuadras para llegar a nuestra vivienda, cuando apareció otra moto con dos sujetos apurándonos para que les diéramos nuestro vehículo. Nos resistimos, pero en segundos aparecieron dos motos más. Fue ahí cuando la tuvimos que entregar. Fue grande la desesperación que sentimos al recordar el esfuerzo que habíamos hecho para comprarla. Uno pone lo mejor, trabajando día tras día, ¿para qué? ¿Para que otro venga y te lo saque? Lamentablemente, la ciudad va de mal en peor, nos toca convivir con la delincuencia, pero de lo que estoy segura es que puedo caminar tranquila por la calle, sin problemas. Es lo que elijo y siempre seré así.