Quienes ayer partieron o llegaron al aeropuerto de Fisherton sumaron una foto extraña para el álbum de vacaciones de este verano. En el hall de entrada de la aeroestación, a puro bombo, sirena y banderas, los empleados de Sol Líneas Aéreas agitaban la protesta iniciada el viernes pasado, después de que la empresa anunciara el cese de operaciones justificado en la caída de un convenio de cooperación con Aerolíneas Argentinas. La manifestación se mudará hoy al aeroparque Jorge Newbery, en el marco de la reunión que referentes gremiales y de la empresa mantendrán en el Ministerio de Trabajo de la Nación. "Tenemos que garantizar la reinserción laboral de los 300 trabajadores de la empresa. No queremos ni un compañero sin trabajo", advirtió Luciano Gottig, delegado de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (Apla).
La espera es tensa y cargada de angustia. Desde que la aerolínea de capitales locales anunció que dejaba de operar se sucedieron duros cruces entre el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, y el ex titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde. El funcionario juzgó el acuerdo con la firma aérea del grupo Transatlántica como un "tremendo escándalo", mientras que Recalde lo defendió como "un buen negocio".
Los tres gremios inmersos en el conflicto, la Apla, la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (Apta) y la Asociación Personal Aeronáutico (Apa) apuntaron a los "desmanejos" de la compañía local como la principal razón del sorpresivo cese de actividades y recordaron que el rojo de Sol con Aerolíneas asciende a 40 millones de pesos, por el acuerdo de código compartido para la prestación de vuelos nacionales que mantenían ambas compañías aéreas.
Nueva convocatoria. Autoridades nacionales, gremios y referentes de la empresa volverán esta tarde del cuarto intermedio abierto en la reunión del viernes en el Ministerio de Trabajo de la Nación. El encuentro está previsto para las 14, además de la presencia de funcionarios de la cartera laboral está prevista la participación del ministro Dietrich.
A esa misma hora, los sindicatos proyectan protagonizar una nutrida protesta en el aeroparque Jorge Newbery. Los reclamos apuntan al pago del cien por ciento de las indemnizaciones, ya que desde la empresa se propuso abonarlas a la mitad "algo completamente fuera de lugar porque no hubo un procedimiento preventivo de crisis", señalaron. Es más, muchos trabajadores aún no habían recibido su telegrama de despido.
Pero, con más contundencia, exigen la reinserción laboral en otras aerolíneas de los 250 empleados que tiene Sol en forma directa y otros 50 en forma indirecta. "No queremos ni uno afuera", apuntó el delegado de los pilotos, en medio del acampe montado en el aeropuerto Islas Malvinas.
Más dudas. El mostrador de la compañía aérea local esta tapizado de leyendas que repudian la decisión de dejar de operar la aerolínea e interpelan al titular del grupo Transatlántica, al empresario rosarino Horacio Angeli.
Ayer por la tarde, no pasaban inadvertidos entre quienes hacían cola para subirse al avión de TAM a San Pablo o de Aerolíneas a Iguazú. Tampoco entre quienes esperaban el regreso de familiares o amigos.
"Es muy llamativo el contexto en que se dio todo", reflexionó Gottig. El piloto advirtió que "en América Latina el mercado aeronáutico está en expansión, con un tráfico que crece un 20 por ciento cada año. Además, se deja de volar de un día para otro en plena temporada alta. Prevaleció la corrupción por sobre un negocio genuino".
Gottig recordó también que la firma estaba en un proceso de reestructuración que le permitiría incorporar 6 nuevos aviones, como parte de un acuerdo de venta del 45 por ciento de las acciones a la española Air Nostrum, asociada con Iberia. De las aeronaves jet CRJ 200 de 50 asientos prometidas se recibió la mitad. Los tres aviones pintados con el logo de la empresa permanecían ayer quietos en los hangares de la aeroestación de Fisherton.
Hasta el jueves pasado, había vuelos programados hacia Neuquén, Córdoba, Comodoro Rivadavia, Río Grande, Mar del Plata y Punta del Este. "A nosotors nos robaron el trabajo, a ustedes los destinos", advertía uno de los carteles que colgaba del puesto de Sol.
Los pasajeros no saben a dónde reclamar
Los empleados de Sol Líneas Aéreas denunciaron que la compañía siguió vendiendo pasajes incluso durante la madrugada del viernes, cuando la decisión de dejar de operar ya estaba tomada. "Los pasajeros no recibieron ninguna comunicación, nosotros no sabemos qué decirles y el call center de la compañía está cerrado", contaban ayer los trabajadores.
Si bien nadie sabe cuántos vuelos ya estaban comprometidos se especula que los que se vendieron con código compartido con Aerolíneas Argentina los tomará la empresa estatal; sobre los demás se sabe poco. En el comunicado con el que la firma anunció su cierre se apuntó que cumpliría "con todas las obligaciones legales con su personal y ya ha solicitado la reubicación de los pasajeros que habían adquiridos servicios con la empresa". Sin embargo, quienes el viernes tenían que viajar a Mar del Plata aún no saben si podrán volar en algún momento o si se les devolverá el monto de los tickets.