El líder del Frente Renovador, Sergio Massa, comienza lentamente a despegarse del gobierno de Mauricio Macri. Ayer, en Rosario, descargó sobre la mesa del gobernador Miguel Lifschitz varios temas de la agenda que comparte con el mandatario santafesino, de los cuales hay dos tópicos que lo enfrenta con la Casa Rosada: los fondos coparticipables a las provincias y los cambios al impuesto a las Ganancias.
Massa promocionó el encuentro con Lifschitz bajo el argumento de "ponerse a disposición" de los intereses de los santafesinos. Habló que la provincia "tiene que ser el tractor de la economía" de la Argentina y apoyó el reclamo del mandatario provincial sobre los juzgados federales para luchar contra el narcotráfico. Pero un indisimulable juego propio comienza a entreverse en los planes del diputado nacional y ex candidato a presidente de UNA.
"Nosotros queremos que Santa Fe sea el tractor de la economía argentina, por eso queremos que la Nación le dé lo que le corresponde", sentenció Massa apenas salió del despacho de Lifschitz.
Santa Fe, junto con Córdoba y San Luis, cuenta con una sentencia favorable de la Corte Suprema para que la Nación le devuelva los fondos que les retuvo de forma indebida desde 1992.
Al mismo tiempo que Massa explicitaba que quería "provincias fuertes porque así se construye el federalismo", el presidente Macri, desde Corrientes, luego de bailar un chamamé para las fotos, dijo que entendía el planteo de las provincias, pero recomendaba "velar por el equilibrio fiscal".
También, y casi en simultáneo, en el Senado los legisladores de Cambiemos no lograban avalar el decreto de Macri que anuló otro promulgado por Cristina Fernández de Kirchner y que extendió al resto de las provincias la resolución de la Corte a favor de Santa Fe, San Luis y Córdoba. Un diputado massista (Raúl Pérez), que la semana pasada había acompañado al oficialismo, esta vez no estaba dispuesto a convalidar la posición del macrismo, por lo que la discusión sobre el polémico decreto se postergó para mañana. El voto de Pérez podía inclinar la balanza hacia la negativa, como fundamenta el Frente para la Victoria.
Fue el propio Massa el que dio la novedad de la postergación. "Esperamos que la Nación libere de deudas a las provincias y establezca un fondo de devolución. Y en el caso de Santa Fe, que establezca cómo se va a pagar la deuda".
Massa llegó a la reunión con Lifschitz acompañado por los diputados nacionales José de Mendiguren y Graciela Camaño, los legisladores nacionales por Santa Fe Alejandro Grandinetti y Vanesa Massetani, el economista Aldo Pignanelli y el dirigente rural Carlos Garetto.
El entusiasmo del massismo por el encuentro fue en contraste con el rigor casi protocolar con el que los trató Lifschitz. La cita quedó registrada en fotos y cámaras de TV (no entraron periodistas). No hubo declaración conjunta y todo el escenario fue liberado para que Massa enfrente en soledad una rueda de prensa posterior al encuentro.
"Creemos que la intención de Massa es presentarse ahora como un líder opositor. Miguel (Lifschitz) los atiende, muestra amplitud, y no mucho más. No se va a prestar al juego", le confiaba a LaCapital un hombre cercano al gobernador mientras en el primer piso de la Gobernación el equipo comunicacional del Frente Renovador alistaba los micrófonos para que hable su jefe.
Lifschitz, por su parte, tras el encanto inicial, la inercia política lo fue llevando a un costado más frío y ríspido con el poder central. Sin descuidar las buenas formas, el gobierno santafesino también empezó a marcar diferencias con Macri. El más reciente es la diferencia con el "protocolo antipiquete". Tampoco pasó desapercibida la reunión que tuvo la semana pasada con la procuradora Alejandra Gils Carbó, la funcionaria judicial que provoca urticaria en la piel del macrismo.
Massa volvió ayer a marcar su disidencia con el retoque que hizo el gobierno por Ganancias y reiteró que ese gravamen a los trabajadores es directamente "un robo". El diputado del Frente Renovador insistió en que impulsará en el Congreso "todos los consensos necesarios" para derogar por ley ese impuesto, que ahora va a afectar a muchos más trabajadores que antes.
"Yo soy adversario político de Macri y voy a señalar con voz alta sus errores", graficó Massa a los periodistas cuando se le pidió precisión sobre las últimas medidas del gobierno. Al parecer, el tigrense ya está empezando a cambiar el tono de su discurso público.